200 años del Floridita: Un brindis en el favorito de Hemingway.

A pocos días de festejar La Habana en este mes de noviembre de 2017 sus maduros 498 años, un joven habitante de su villa cumple 200. Así es, situado en el medio de  esta bella e histórica zona vieja, cuando no antigua, allí en la intersección de las calles Obispo y Monserrate se halla la llamada “Capital del Daiquirí” bajo el nombre internacionalmente conocido como “El Floridita” o simplemente “Floridita”. En un blog de Hemingway no hablar de este magno acontecimiento de aniversario de “su bar” es como no hablar de Hemingway en un sitio del Floridita.

Aunque en otro texto me ocuparé con más detenimiento de este venerado e histórico lugar de esparcimiento solo quiero expresar aquí unas palabras a modo de saludo al cumplir dos siglos de existencia.

Fundado el 6 de julio de 1817 como “La Piña de Plata”, pasó luego a llamarse Florida y más tarde Floridita por aclamación.

Hemingway, quien otro podría ser, puso el broche histórico, tradicional, internacional y pocas veces concebido a este lugar. Primero con su sempiterna presencia. Después con un busto y más tarde con una estatua completa en posición de “barrero” esto es acodado en el extremo de la larga barra del Floridita que dicen tiene más de 100 años. Por si fuera poco el escritor generó su propio cóctel “Papa’s double” con doble ración de ron, sin azúcar y un toque de Marrasquino. No es el único del escritor. Pocos hablan, sin detrimento del Daiquirí, del “Death in the gulf stream” (Muerte en la corriente del Golfo) que en lugar de ron lleva ginebra holandesa.

Lo real es que no se puede prescindir de Hemingway y sus hasta 15 daiquiris seguidos en el Floridita y no se puede prescindir del Floridita en ninguna biografía del Escritor.

Por docenas se cuentan los “famosos” que pasaron por allí desde la época del escritor hasta el presente. Todos beben la especialidad de la casa, el “Daiquirí Floridita” observados discretamente por la estatua de Hemingway obra del escultor cubano José Villa Soberón.

Hay Floridita en otros ciudades del mundo como en Madrid, Los Angeles/ Hollywood, Londres y ahora ya cerrado en Dublin. Todos intentan conservar un ambiente de magia y elegancia como el original. Falta solo el fantasma de “Papá Hemingway”.

¡A la salud del Floridita que por muchos años siga brindado alegría!

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