100 AÑOS DE SHAKESPEARE AND COMPANY.

UlyssesFinal

Nancy Woodbridge Beach decidió viajar a París. Le interesaba estudiar literatura francesa. Pero como a todo  joven de la época también le atraía una vida bohemia y sin grandes problemas financieros.

París de pos primera guerra era el lugar ideal. También en él se ocultaba las tragedias y miserias que se han vivido en una guerra y que perduran y muchas veces se profundizan cuando se firma un anhelado tratado de paz. No todos los fuegos cesan.

Pero París siguió siendo un foco de atracción permanente del mundo cultural de occidente. Era imprescindible para cualquier persona, atesorar aunque mas no sea la humedad de una calle empedrada, allí cerca del Sena. Imprescindible un café, imprescindible un croissant. Imperdible un fine à l’eau acompañado de un Gauloise.

Apenas llegó ya tenía una gran referencia. Librería “La Maison des Amis des Livres”. Dirección: El número 7 calle l’Odéon. Debía hablar directamente con la dueña Adrienne Monnier. Lo hizo y quedó impactada. Durante 36 años serían compañeras de la vida y del trabajo. Nancy Woodbridge Beach, devenida Sylvia Beach abrió gracias a sus consejos y sugerencias otra librería. Si la de Monnier enfocaba a la literatura francesa la de Beach debía hacerlo con la norteamericana en especial, ya que estaba naciendo toda una corriente de escritores que viajaban a París, como lo hizo ella, en busca de aventura, bohemia, inspiración, curiosidad y vaya a saber cuántas motivaciones secretas más que se hallaban escondidas. Lo cierto es que Beach abrió a sugerencia de Adrienne con quien ya compartía su vida, una librería a la que llamó Shakespeare and Company, primero en la calle Dupuytren en noviembre de 1919. Más tarde  se trasladó a la calle L’Odeón al frente del local de Adrienne. Ambas dirigían esta nueva librería que no tardó en ser también editorial y una acción en esa línea la llevaría no solo a la fama sino al mundo de la literatura universal.

Hay una lista increíble y casi interminable de quienes pasaron por allí. Escritores, pintores, músicos, científicos e incluso políticos, circularon entre los libros. Algunos dejaron huellas. Algunos trascendieron en sus áreas.

Por ejemplo, un día se presentó un señor de grandes gafas y muy formal. Habló mucho con Beach. El era irlandés y venía con algunos escritos en sus valijas. Le dio a la joven un texto voluminoso escrito a mano. Ella prometió leerlo. Luego de hacerlo Beach y Monnier consideraron que había que publicarlo. El título de la obra solo decía “Ulysses” y el señor formal se llamaba, se llama, James (Augustine Aloysius) Joyce. La publicación de esa obra causó una repercusión a favor y en contra de la obra y de la editorial. Marcó un antes y un después. Fue sin duda la epopeya editorial que puso en la historia la librería de Sylvia Beach desde entonces hasta el presente. Y también un trampolín enorme para Joyce cuya lectura se hizo imprescindible.

Por otro lado entre los jóvenes norteamericanos que como Beach apostaron por París como algo ‘necesario’ e ‘inspirador’ para vivir, se encontraba uno que recién llegado de su Estados Unidos natal y recomendado por la señora Gertrude Stein fue a ver a Beach para que le facilitara libros para leer. Para él también era una forma de conectarse con el mundo parisino de la cultura. El joven que se llamaba Ernest Hemingway participó activamente de las reuniones, lectura y relectura de cantidades de libros facilitados por Beach y Monnier. Le interesaban los autores rusos por ejemplo. Trabó una bella amistad con ambas mujeres a quienes admiraba no solo por sus conocimientos de literatura, sino también por su disposición a las consultas. En 1954 Hemingway fue galardonado con el Nóbel de Literatura.

Hace pocos días Shakespeare and Company cumplió 100 años. Los avatares de la librería pueden leerse en el libro de Beach del año 1956 donde recopila la experiencia con Monnier , así como en una gran cantidad de artículos y notas que han aparecido en el curso de los años. Lo cierto es que no se puede concebir Shakespeare and Company sin Monnier. Esta falleció en 1955.

Las guerras incidieron en las empresas de ambas. No fue fácil. Pero hubo un fenómeno con Shakespeare and Company. Un periodista norteamericano de apellido Whitman “se apoderó” de ella. La reinstaló en el número 8 de la calle la Bûcherie con café y habitaciones para pernoctar y funcionó con la reminiscencia de aquella de Sylvia Beach. Pero nunca más fue lo mismo.

Beach murió un año después de Hemingway en 1962 a los 75 años y antes y después de ella los amigos de siempre también se fueron para no regresar.

Esta nota recuerda con una foto la epopeya editorial de Shakespeare and company al editar “Ulysses” de Joyce. La foto ilustra el primer volumen y su autora me dice “Le mando la foto de la primera edición del libro de Joyce… “Ulysses”, que se guarda bajo 4 llaves y detrás de la cara de un asistente lleno de pasión por él …”(1)

 

 

–==((~))==–

 

 

——————-

(1) Agradezco a Mariana Burgos, autora de la foto, su autorización para publicarla en este texto.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.