Uno de los pensamientos que por años prefiero y que se halla anotado en un papel bajo el vidrio de mi escritorio es de Williams Carlos Williams 1 y reza así: “En los poemas no hay noticias del día, pero todos los días un hombre muere miserablemente por carecer de aquello que solo se encuentra en los poemas”. A contrario sensu, las noticias del día en los periódicos pueden convertirse en el punto de partida para la creación literaria. El texto que sigue habla de ello y lo hace muy bien. En el mismo, hay una referencia a nuestro querido escritor Ernest Hemingway.
Biblioteca en Llamas por Juan Bonilla.
Como se sabe, Ernest Hemingway pescó el más impresionante microrrelato escrito nunca en la página de anuncios de un periódico: «Se vende par de zapatos de bebé. Sin usar». José Hierro utilizó una noticia del periódico para escribir uno de sus más intensos y desbordados poemas, y Félix Grande, en Blanco Spirituals, acaso su libro más potente, también hacía uso de noticias recortadas para utilizarlas como trampolín con el que elevar sus poemas.
Los periódicos son fuente de inspiración poética constante, y no es difícil que sigan siéndolo -aunque tengan los días contados y la información se haya encontrado con nuevas maneras de ser transmitida-. Uno de los libros más reconocidos de la poesía de estos últimos años lleva desde el título un claro guiño a esta relación entre periodismo y poesía (o información y poesía, como quieran): El día en que dejé de leer EL PAIS, de Jorge Riechman. Pero no es el único poeta actual que encuentra en los periódicos -incluso en el hecho de dejar de leer los periódicos- trampolines para, a través de noticias publicadas en ellos, hacer poesía. Se podría hacer una antología de poemas escritos a partir de noticias cazadas en el periódico y resultaría a la vez un gran libro de poemas y un buen noticiero.
En Guerra del Fin del Sueño, de Mario Cuenca Sandoval hay unos cuantos poemas precedidos de recortes periodísticos. Por ejemplo el poema Viene el tiempo lleva como cita una información aparecida en EL MUNDO en la que se da cuenta de la paliza que unos jóvenes dan a un mendigo que dormía en un cajero de un banco mientras otro joven grababa la acción en su teléfono móvil. «Ya viene el tiempo de pagar muy caro/ el haber sido fáciles y la banalidad/ con que miramos siempre la violencia», comienza el poema, que no se limita a ser un comentario de la noticia, sino de utilizar ésta para ahondar uno de los más evidentes males de la época, una época en la que «el mundo habrá empezado a ajustarnos el precio/ el precio de mirar/ el precio de estar quietos/ el precio de vivir como si nada».
Queda claro que el texto del poema, sin la mención del hecho que le da pie, hubiera quedado oscurecido lo suficiente como para perder buena parte de su potencia, ya que las imágenes previas de la paliza de los jóvenes al mendigo ponen al lector sobre aviso: en realidad el poema no es sólo el poema, es también la cita del periódico que lo antecede. Es un poema, por decirlo así, ilustrado: la imagen previa es tan necesaria como el texto, sin que éste se conforme con ser un mero pie de foto. Igual sucede en los demás poemas donde se imprimen fragmentos de noticias cazadas en los periódicos, como el impresionante poema sobre la muerte de un futbolista del Manchester Unidad, la muerte en directo, el silencio espectral delante de las cámaras.
También Virginia Aguilar Bautista en su primer libro, Seguir un buzón, (Editorial Renacimiento) lee el periódico para escribir poemas, va encontrando en las páginas entintadas del diario motivos suficientes como para, haciendo una delicada operación llena de ironía, conseguir poemas como éste titulado BERLIN: «El País vende ciudades/ de lunes a miércoles/ Hoy he comprado Berlín/ -una compra rápida/sin cola y sin problemas-/ y no sé qué hacer ahora/ con toda una población/ a la que no comprendo».
A veces la noticia de la que parte el poema es en sí misma «poética», sección Tragedia, como la información acerca de alguien que, al prenderle fuego a las cartas de su ex, quema mil novecientas hectáreas. El resultado de un hecho real tan espantoso es, sin embargo, un hermoso poema de amor. Seguir un buzón tiene algo de diario íntimo, de cuaderno particular de apuntes al hilo de los días. La economía oriental –el libro está lleno de haikus y tankas-, la capacidad para fijar la fuerza del ingenio en un solo detalle, permite a la autora momentos de deslumbrante síntesis: La poda de un jazmín/ requiere unas tijeras,/ cualquier día de enero,/ un poco de valor/ y, es indispensable, / fe durante seis meses.
Más lejos aún llega en Estaciones Javier García Rodríguez, que, a la manera de Hemingway, no necesita añadir a algunas cosas encontradas en los periódicos, una sola coma, apenas el título: noticias o anuncios por palabras se copian íntegros, son ready-mades, objetos a los que el poeta ha sacado del lugar donde los encontró enterrados para elevarlos a poesía. He aquí el titulado Hace dos meses que nadie habla conmigo: «Todo comenzó con un tirón de pelo al entrar en el examen de Lengua. El profe iba a colocarnos por orden de lista porque en el último control dos niños habían copiado. Dejamos las mochilas y salimos fuera de la clase. El profesor nos llamó por orden alfabético. Cuando oí mi nombre estaba al final del pasillo y Mario, antes de entrar en el aula, me tiró del pelo y me dijo: Pasa, nena. Hace dos meses que nadie habla conmigo. He encontrado un escondite debajo de la escalera de incendios y desde allí veo jugar a los de mi clase. He conocido a un niño de tercero que da de comer a una araña que vive en un agujero en el suelo. Tampoco tiene amigos».
Lo he comprobado: el texto copia exactamente la declaración de un niño llamado David de 11 años, acosado por compañeros de colegio, y publicada como suelto de acompañamiento a una información sobre bullying publicada en el diario EL MUNDO. El poeta vio claro que no había nada que añadir, se limitó a ejercer de poeta: prestarle al testimonio estremecido una página de su libro porque los poetas no pueden dejar de ser poetas cuando leen el periódico, porque leer el periódico es una actividad poética si uno tiene, como poeta, el lema vivificador: Permaneced siempre alerta.
Y en efecto su lección no deja de tener efecto en el lector que quiera llevarla más allá de su libro y a continuación vaya a un periódico: le bastará acudir allí a la página de necrológicas y leer de corrido, sin saltarse ningún nombre, ningún número (y ay cuando los números son muy bajos, y ay cuando conocemos algún nombre) la Lista de Fallecidos Ayer en Madrid –o donde sea-, para darse de bruces con un poema estremecedor, un poema que se publica todos los días y que todos los días es distinto, aunque sea el mismo.
Fuente: www.elmundo.es
1 Williams Carlos Williams (1883-1963, Nueva Jersey, Estados Unidos) médico formado en Estados Unidos y Alemania. Gran poeta y novelista que empleó en su labor literaria un lenguaje directo, común y descriptivo de hechos concretos y cotidianos. Aunque Williams le lleva 16 años a Hemingway y este muere dos años antes que aquel, sin duda los conecta un pragmatismo en el empleo de la palabra que los acerca por el talento en el uso de este recurso idiomático. Galardonado en vida en varias oportunidades, el preciado Pulitzer le fue otorgado tras su muerte en 1963 a los 80 años.