Un Texto para el Mes Hemingwayano: Desde Canarias un recuerdo para Hemingway

Es un invitado de lujo y con un  enfoque multidisciplinario. Así como publica textos técnicos, Isidoro Sánchez García, hoy nos obsequia en el Mes Hemingwayano un escrito que habla de su viaje a Estados Unidos y la casa del escritor allí en Key West-Cayo Hueso. En mi rincón Hemingway tengo una acuarela de esa casa que tanto agradó al escritor pero cuyo diseño y detalles llevan el espíritu delicado de Pauline Pfeiffer la segunda esposa de Ernest. Los gatos de seis dedos, la moneda enterrada cerca de la pileta y ese estudio que envidio, cerca pero alejado de la casa, son solo anécdotas del lugar.

Agradezco a Isidoro autor de la nota que sigue haberla enviado con tanto afecto y motivación.

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De La Habana a Cayo Hueso
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Gracias a Gregorio Fuentes, por el papel desempeñado en Cojimar, con “El Viejo y el mar”, y a las vivencias que me contaron de Tomás Felipe Camacho en Pinar del Río, pude conocer en profundidad algunos detalles de la vida en Cuba del Nobel americano de literatura, Ernesto Hemingway, confiesa Isidoro Sánchez en este artículo.

Ernest Hemingway, premio Nobel de Literatura en 1954, tenía la costumbre de coleccionar documentos y buenos amigos. Uno de ellos fue, sin duda, el canario Gregorio Fuentes, el capitán del yate El Pilar y amigo inseparable del novelista en sus pesquerías por las aguas del Caribe. Gracias a la obsesión del escritor de atesorar piezas, hoy pueden verse más 9 mil libros y objetos personales de su época de reportero de guerra que se atesoran en su Finca Vigía, una granja a unos ocho kilómetros al este de La Habana, convertida en museo como el que también existe en su antigua vivienda de Cayo Hueso (EEUU), donde se conservan retratos, trofeos de caza, libros y la máquina de escribir donde Hemingway escribió gran parte de su obra. De todo ello nos habla en este artículo el incansable viajero Isidoro Sánchez, tras su reciente visita a Key West, cuna desde el siglo XIX del exilio revolucionario cubano, donde también José Martí pronunciara sus encendidos discursos en la teatro San Carlos de esta ciudad.
Por Isidoro Sánchez García (*)

La primera vez que estuve en La Habana fue en enero de 1985 y viajé  acompañando a mi madre, Herminia,  que tenía mucho interés en conocer la isla de Cuba adonde habían emigrado años antes sus parientes. Primero Mateo Grillo y luego el Tío Pancho, ambos nacidos en la Villa de Arriba donde El Farrobo, en La Orotava.

A partir de entonces inicié una retahíla de viajes a la Perla de las Antillas que se mantuvo, por diversas razones, hasta 2010. Me sirvió para escribir más tarde el libro “Cuba desde mi ventana”, en el que conté mis vivencias en tierras cubanas y escribí de los muchos personajes que conocí, entre ellos Gregorio Fuentes y Fidel Castro.

De mi etapa como viceconsejero de relaciones institucionales del gobierno canario recuerdo también el esfuerzo de un grupo de cubanos y canarios empeñados en la recuperación de la Casa de Canarias que lleva el nombre de Leonor Pérez Cabrera, la madre canaria de José Martí. Más tarde, el `Orquidario de Soroa´, que fundó en los años de 1940 un canario muy especial, el palmero Tomás Felipe Camacho, a quien califiqué como un ilustrado del siglo XX cuando el trio María Victoria Hernández, palmera, Xiomara Brito, cubana,  e Isidoro Sánchez, tinerfeño, le dedicamos un libro muy particular en 2008.

Gracias a Ghem2regorio Fuentes, por el papel desempeñado en Cojimar, con “El Viejo y el mar”,  y a las vivencias que me contaron de Tomás Felipe Camacho en Pinar del Río, pude conocer en profundidad algunos detalles de la vida en Cuba del Nobel americano de literatura, Ernesto Hemingway. Parte de la culpa la tuvo también la amiga logopeda cubana, Xiomara Brito de Armas, que era la responsable de la biblioteca de la Casa de Canarias en La Habana presidida por el amigo Carmelo González Acosta.

Lo cierto es que Hemingway se incorporó a mis preocupaciones literarias y después de platicar en Cojimar con el paisano conejero Gregorio Fuentes en las visitas que le hacía, me entusiasmé en conocer la vida y obra del escritor norteamericano.

Durante décadas residió en la finca Vigía, desde donde contemplaba la capital cubana, y tenía un barco llamado Pilar, con el que salía a pescar con Gregorio Fuentes.

A Hemingway  le gustaba Cuba y España, y por supuesto las tierras de Florida y Key West, en particular, la ciudad más al sur del continente americano, a solo 90 millas de La Habana.

Por ello decidí en 2015 conocer esta ciudad tan especial del sur de la Florida donde los recuerdos de José Martí y de Hemingway en Cayo Hueso resultan iluminados cada atardecer en el muelle de Mallory Square.

(*) Ingeniero de montes y escritor.

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