Ernest Hemingway ya está en Nueva York: Una muestra excepcional lo tiene como protagonista.

Hace cincuenta y cuatros años yo buscaba a Ernest Hemingway por algunos sitios en Nueva York. Físicamente el ya no estaba y debí contentarme con testimonios, opiniones y algunas publicaciones. Hoy  una muestra de características únicas, por varios motivos, lo devuelve espiritualmente a la Gran Manzana. Siento particular alegría por ello.

La bellísima y magnífica Biblioteca y Museo Morgan de Nueva York  y la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy de Boston, que guarda el archivo más completo sobre el escritor, se han unido para organizar la muestra “Ernest Hemingway: Between two Wars”-“Ernest Hemingway: Entre dos guerras” que se desarrolla en el mencionado museo Morgan desde el 13 de octubre del año en curso hasta el 31 de enero de 2016.

No es una muestra más de la famosa institución neoyorkina que siempre tiene un intenso programa anual. En este caso es la primera muestra sobre Hemingway que se realiza en Nueva York desde su fallecimiento en 1961. Hay más de medio siglo de por medio. Por ello es tan significativa considerando además que el protagonista, Ernest Hemingway es cada vez más recuperado por los lectores. La vigencia del escritor parece renovada cada vez que se le menciona.

Los organizadores no vacilaron en recurrir al archivo más importante y completo sobre el escritor: La Biblioteca y Museo Kennedy en Boston guarda muchas de las perlas del collar  que fue la vida de Hemingway.

La coordinación entre estas dos grandes instituciones ha sido fundamental para poder mostrar al mundo borradores, cuadernos, manuscritos con tachones y también versiones dactilográficas con no menos correcciones. Todo ello si se tiene en cuenta que Hemingway fue un obsesivo del estilo que ha dejado lecciones para cualquier escritor en desarrollo. La exposición muestra listas de “posibles” títulos para relatos. Si bien se puede decir que no siempre estaba seguro de si mismo, como alguno puede opinar, considero personalmente que primaba en él el concepto flaubertiano de la palabra justa. Sin contar que confesaba que recortaba todo lo escrito hasta quedarse con un diez por ciento del total del texto. La exposición muestra a la vez detalles. Hace tres años se editaron los “47 finales “de “Adiós a las armas” y esta muestra exhibe por lo tanto material original relacionado con ello.

El material fotográfico es también original y a la vez hay fotos muy conocidas para los seguidores del escritor y otras no tanto. Allí aparece una foto de Hemingway a bordo de su barco Pilar con Carlos Gutiérrez, un pescador que podría ser una persona desconocida y pasada por alto de no ser que algunas fuentes lo identifican como un modelo que tomó el escritor para –nada mas ni nada menos- “El viejo y el mar”. Para otros son Martínez y Fuentes los modelos y no pocos lo dejan solo a Fuentes. Sin embargo la historia no lo dice así.

La muestra es riquísima y con mucho material para hablar sobre ella. Como información anexa, parece que la misma comenzó a forjarse como idea en 2010, tras la muerte en enero de ese año del escritor norteamericano J.D.Salinger y la poca factibilidad de una muestra sobre él.

Además de la exposición hay una nutrida agenda de actividades complementarias. Como proyección de películas, conferencias con debates, concierto de un conjunto musical  y otras que van de octubre a diciembre incluyendo visitas guiadas.

En resumen: Un acontecimiento académico-literario que pone a Hemingway como protagonista en La Gran Manzana.

Corresponde también expresar lo siguiente: La importancia de la muestra es que el material expuesto proviene de un Hemingway en un período de gran potencial de calidad literaria. Es el período de forja del escritor, su estilo, su obra, su orientación, su método y disciplina que mantuvo hasta el momento de decir no va más justamente porque no podía ejecutarlo. ¡Y vaya que disciplina y que método! Hasta hace muy poco se han publicado trabajos de él que quedaron inconclusos o en borrador o en ideas sueltas o con miles de palabras. Algo de todo eso se ve en esta muestra. Creo que el valor de la misma subyace en estos aspectos. Es, al fin, un homenaje a un escritor norteamericano sensu stricto, que fue ciudadano del mundo y cuyas lecciones a futuros escritores están vigentes más allá de todas las imperfecciones humanas que poseía.

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