HEMINGWAY VISTO POR JAVIER MUÑOZ EN UNA ENTREVISTA PARA EL DEBATE

Hace unos días escribí una nota sobre un libro excepcional sobre Hemingway obra de Javier Muñoz, un periodista pamplonés independiente que se atrevió a armar un buen jaleo siguiendo las “huellas” de “El viejo” por Navarra, Euskadi, La Rioja, Aragón y País vascofrancés. Lo hizo con la intervención de 52 cocineros y cocineras de 44 restaurantes, que acumulan 25 estrellas de la grandes-Michelin- más 128 recetas y un sitio web para consultas sin olvidar que el volumen es trilingüe -castellano, inglés y francés- y con tantas cifras he dejado de lado el título provocativo: “Comer con Hemingway”. No concluye todo allí sino que al contexto gastronómico-turístico el escritor pone el acento en Hemingway hablando de él, sus preferencias y sus gustos.

Me llamó poderosamente la atención este enfoque del pamplonés y ahora recuerdo dos detalles para el interesado en Hemingway y lo epicúreo. El primero es una vieja cita bibliográfica. Se trata de una introducción a una versión en español de “El viejo y el mar” de Febrero de 1983.  Allí Carlos Alberto Montaner, un periodista cubano exiliado y nacionalizado español y estadounidense, hablando de Hemingway pone un subtítulo “Una relación gastronómica “y relata pasos de Hemingway por restaurantes de varios lugares. El autor concluye que si visita Kenya y pasa por las faldas del Kilimanjaro inexorablemente daría con el restaurante o la taberna que frecuentaba Don Ernesto. En el caso de España en particular es tal la ligazón de Hemingway con la comida y las bebidas del país que hay para escribir mucho y con detalle.  Es tal, vuelvo a repetir, la ligazón mencionada que por ejemplo se llega al humor y a la paradoja como en Madrid que muy cerca de Botín el restaurante madrileño que en “Fiesta” Hemingway expresa comer cochinillo con un Rioja Alta, hay otro restaurante de buena cocina que no vacila en decir a través de un letrero y lo repito teatralmente: Señores, ¡Aquí no comió Hemingway! Estuve en el y les expresaba que era tanto una virtud como un defecto. No es porque si. Pero es tan fuerte la imagen de “Papá” en esa España temperamental y a la vez de una insoslayable cultura, que se dan hechos como los que acabo de narrar. Cuba mucho mas pequeña no le va en zaga y varios países tienen marcas indelebles.

Pero dejo ahí el tema y como expresaba en la nota anterior debía preguntarle a Javier Muñoz algunas curiosidades que requerían ser aclaradas. Como tal me comuniqué con el periodista y escritor y debo destacar y agradecerle aquí que 24 horas más tarde recibí una respuesta de la que cualquier periodista, mucho más avezado y legítimo que yo estaría orgulloso. Demoré en responderle al autor ante la duda de si ponía su riquísimo texto al público en general o lo recortaba o hacia modificaciones. El decidió con total libertad lo que aquí se publica. Pero primero mi texto original con preguntas:

-1- ¿Porqué Hemingawy?  ¿Cómo nació la idea?

-2-¿Cuánto tiempo duró la ejecución del proyecto? ¿Cuál es la editorial?

-3-¿Están previstas otras áreas, zonas o provincias? Esta obra que todavía no tengo pero la he pedido es magistral en el sentido académico de la palabra. El personaje lo da es cierto pero la idea supera con mucho a otras que conozco pues sigo el tema cocina y enología a través de lecturas y de la literatura. Por ejemplo he leído sobre Proust, Dumas etc. Pero esto impresiona por la contundencia.

-3- ¿Cómo es el Rincón Hemingway donde se presentó el libro? Me pareció ver en las fotos y videos una estatua del escritor como en el Floridita en La Habana.

-4-Una pregunta trascendente: ¿Qué es eso de la mala imagen de Hemingway”?  No pude escuchar el detalle en los videos. ¿Qué palabras expresaste? Si es posible las quiero textuales para reproducirlas. La mala imagen Javier es un tema que viene desde que vivía este señor.

 

Y he aquí un generoso correo de tres páginas del autor de “Comer con Hemingway“el periodista independiente Javier Muñoz nacido en Pamplona en 1972, quien es generoso a la vez con quien le escribe pues sus conceptos sobre mi persona solo me brindan apoyo para mi modesta tarea. El texto que sigue es directo y sincero. No escapa a las preguntas y plantea su posición frente a ellas y al problema o cuestión que esconden.

 “Muchas gracias, Oscar.

Es un honor que alguien con tu bagaje sobre Hemingway hable así del libro-guía ‘Comer con Hemingway’.
Creo que has entendido perfectamente lo que he intentado hacer.
Yo soy periodista de estudios, pero juntaletras de profesión.

Voy a intentar responder a tus preguntas (todas ellas más inteligentes que seguramente mis respuestas).

Por qué Hemingway… Como te decía, siempre he sido un voraz lector, desde adolescente (esto no me viene de familia). Y el escritor que más me impactó fue Hemingway, por esa manera de describir, enumerar, reflejar la realidad (poderosamente periodística) me llenó y, seguramente, me dirigió hacia el Periodismo y no hacia mi verdadera vocación, la Historia. Con el paso de los años las he ido juntando.
A lo largo de este tiempo he trabajado en medios de comunicación, en gabinetes de prensa públicos y privados y todos ellos me han acabado cansando. En todos ha llegado un momento que no tenía nada más que aportar. Entonces decidí trabajar por mi cuenta, trabajando como periodista para terceros (algunas veces como ‘negro’) y siempre buscando ofrecer trabajos propios, libros y revistas, en los que he intentado conjugar historia con turismo y gastronomía.

La presión del trabajador autónomo es grande, más en tiempos de crisis. Y después de pensar mucho y escuchar mucho, vi la necesidad de unir territorios vecinos, que se necesitan y que tienen una cultura, tradición, historia, lengua, deporte y relaciones sociales semejantes. Un territorio que gira alrededor de Navarra y que históricamente siempre han estado ligados.

Y descubrí, por esas cosas de la vida, que esto ya lo había descubierto alguien antes que yo y que lo había dejado escrito: Hemingway. Él es el nexo de unión con cada uno de los cinco territorios de ‘Comer con Hemingway’, porque descubrió un lugar en el que se encontró a él mismo y al escritor que llevaba dentro; un espacio que cambió la literatura anglosajona y la propia vida de Hem. A partir de estas vivencias nada fue igual.

Y descubrí el Hemingway más humano, el que fue capaz de mantener amistades durante toda su vida (algo realmente complicado), el que amaba el territorio, las costumbres, la gente y la gastronomía. Un Hemingway desconocido para la mayor parte de la sociedad, un Hemingway comprometido con lo local, con lo cercano. Y me di cuenta de la manipulación que sufrió por parte del turismo de la dictadura franquista (contra la que él tanto luchó) para vender una España de borrachos, paella, toros y mujeres.

Hemingway, cuando vuelve en el año 1953, se redescubre a él mismo, al joven que dejó en el año 1938, y vuelve a encontrar las ganas de vivir entre la enfermedad y la tristeza patológica. Vuelve a ser él mismo, for ever young! que decía el otro al que le quieren dar el Nobel.

Lo que me saca de quicio es la cerrazón, es ver cómo la imagen franquista se ha incrustado en la genética de la sociedad de estos territorios: Ese viejo que se emborrachaba en la plaza del Castillo, es la frase que se escucha en Pamplona. Pues ese viejo cambió la literatura y puso a todo un territorio, más amplio que Navarra, en la literatura universal. Hace tiempo que hay mucha gente que dice si Hemingway ha sido perjudicial para Pamplona; ignorantes que no saben de qué hablar. Si un Premio Nobel, un Premio Pulitzer, demuestra un amor fuera de dudas por un territorio que no es su patria natal lo normal es ofrecerle gratitud eterna…. y tener la capacidad y la habilidad para canalizar ese regalo.

Aquí nadie había tenido esa necesidad. Mucho egocentrismo y poca autocrítica.

Recuperar el Hemingway de los años 1920-1930, el que se comprometió con una tierra y con unas gentes a las que amó durante toda su vida. Actualizarlo a través de la gastronomía, uno de los patrimonios inmateriales de la humanidad que Hemingway más disfrutó y de los que más habla en sus libros. Y del turismo, del viajero, del placer de conocer lugares y gentes.

Todo se funde en la figura de Hemingway, que sin duda no es el mejor escritor del mundo, pero maestro para escritores como García Márquez, por ejemplo, un maestro para los escritores actuales que critican a Hemingway. No conocen la regla de tres sencilla.

Y entonces surgió la idea. A finales del siglo XIX comenzaron a comercializarse las guías de viaje basadas en escritores y novelas (las guías roja y azul); a estas guías Michelin le unió en 1927 la gastronomía, pero quitó la literatura y la historia. Y como todo está inventado, pues pensé que quizá fuese una buena idea unir literatura, gastronomía y turismo, con dosis de naturaleza, arte e historia, en un territorio formado por Navarra, Euskadi, La Rioja, Aragón y País Vasco francés separado por unas fronteras políticas y administrativas que nunca han existido en la mente de sus gentes.

Desde que descubrí la idea hasta la publicación de ‘Comer con Hemingway’ han pasado dos años. Y ahora las administraciones comienzan a ver la necesidad de unir, eso Hemingway ya lo sabía y los cocineros también. La editorial soy yo mismo, he podido cubrir los gastos con la colaboración de administraciones y empresas privadas.

Sí tengo en mente varios proyectos relacionados, pero aún no tengo claro cuál debe ser el siguiente. Voy a dejar unos meses de reposo para seguir promocionando la actual guía y ver qué pasa. Hemingway era muy generoso y creo que también hay que darlo a conocer al público en general, y no solo a los hemingwayanos. Un tipo muy culto, muy comprometido, muy cercano, muy amigo de sus amigos y muy ligado al territorio, a la tierra.

El Rincón de Hemingway se encuentra en el Café Iruña de Pamplona. Se creó para homenajear a Hemingway; es un lugar poco conocido. De hecho, en Pamplona y en Europa en general creo que se conoce poco a Hemingway, se conoce su imagen, pero no a la persona.

Botín; voy a presentar el libro en Botín creo que el 21 de noviembre. Me hace mucha ilusión presentar el libro en los lugares donde estuvo Hemingway: Pamplona, Café Iruña; Bilbao, Hotel Carlton; Madrid, Botín…

La mala imagen creo que ya le he explicado antes, pero parece que aquí no se ha sido agradecido con el regalo de Hemingway. Ha sido cuestión de ineptitud y creo que se puede recanalizar. Es muy fácil echarle las culpas de la falta de capacidad a otro, y si encima está muerto o suicidado… No puede ser que se tenga un debate de si Hemingway benefició o perjudicó a Pamplona y a las fiestas de San Fermín. Si alguien con reconocimiento internacional solo dice cosas buenas de ti lo que hay que hacer es agradecerlo y canalizarlo, no llenarte los bolsillos manteniendo la imagen franquista (hasta ahora) y luego echarle las culpas por el bajo nivel turístico de los Sanfermines. Qué poca vergüenza!

Lo que me gustaría es dar las gracias al maestro cocinero Luis Irizar, él vio muy claro el proyecto y sus posibilidades. La verdad es que todos los chefs han sido una de generosos que Hemingway.

Creo que era necesario actualizar a Hemingway y presentar la realidad (había gente que se pensaba que era franquista, hay que joderse). Devolverlo a lo que tú dices, ciudadano del mundo; amante del terruño; el que amaba lo local y lo hizo universal.

Seguro que hay cosas que no te he respondido, dímelo e intentaré ser más concreto.

Muchas gracias, Oscar por tu amabilidad, porque sé que tú sabes de Hemingway cien mil veces más que yo.

Para todo lo que necesites, ya sabes dónde estoy. Creo que vives en Argentina (por el dominio de tu blog), pero si estás en Madrid el 21 me encantaría tomar un vino.
¡Salud!

munoz

Javier Muñoz

 

 

 

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