En febrero de 2016 escribí en este blog acerca del proyecto del director de cine Martin Campbell de filmar una versión de ”A través del río y entre los árboles” obra de Ernest Miller Hemingway. El actor principal ya estaba designado. Es Pierce Brosnan, ex 007 entre otras virtudes. La actriz, en el papel de Renata no había sido elegida. Después se supo que sería María Valverde. Ella será la encargada de mostrarnos a Renata de la que más adelante algo diremos.
Hoy dos años después, la prensa destaca a comienzos de este año 2018, la búsqueda de escenarios para la película, en la provincia de Navarra, España, donde se pretende recrear una batalla de la Segunda Gran Guerra. La filmación como tal comenzará en las primeras semanas de Junio según ya se anunció oficialmente.
Como ya se dijera, la novela publicada en 1950 trata del idilio entre el ya maduro Coronel Richard Cantwell y la juvenil Renata, una noble veneciana de diecinueve años. El está condenado a morir por una enfermedad terminal en un plazo que aparece como muy corto. Entonces trata de vivir estos últimos momentos gozando la plenitud de un amor, dadas las circunstancias, casi imposible. Ambos son conscientes de ello. Renata busca atenuar de cualquier manera el sufrimiento de este hombre. Todo lo demás es el marco referencial de una Venecia fría, invernal, pero con el calor que esta ciudad puede transmitir a dos personas unidas por mucho más que la tragedia en si misma.
Mientras tanto y sin salir de Navarra, en Pamplona, su Capital para ser más preciso, Javier Muñoz, ese joven y emprendedor periodista junto a un excelente equipo presentarán “Hemingway Traveler” una revista, anuario si se quiere, por la cual “queremos presentar a través de las vivencias de Don Ernesto un territorio único en Europa conformado por Navarra, Euskadi, La Rioja e Iparralde. Aquí se hizo un escritor de renombre internacional (con The Sun Also Rises) y acabó su último reportaje (The Dangerous Summer), luego llevado a libro” (sic).
La información se amplía al decir que “La revista tiene una tirada de 10.000 ejemplares, es bilingüe castellano-inglés con profundos guiños al euskera, la lengua propia de estos territorios. Es gratuita y se va a poder encontrar en oficinas de turismo, hoteles de los territorios, puntos de información y las administraciones la van a ofrecer como regalo institucional. Tiene 128 páginas”. Para más datos será presentada en Pamplona previo a los Sanfermines 2018. Toda una convocatoria para el espíritu heminguayano allí latente.
Un rápido viaje hacia Italia y allí hay noticias relacionadas con Renata, en la vida real Adriana Ivancich, de aspectos importantes de su vida y la de Hemingway.
Pues bien hace ya tiempo se venía anunciando “sotto voce” el libro del periodista y escritor italiano Andrea di Robilant que ahora toma estado público. Se trata del último volumen del autor con el sugestivo título en inglés “Autumn in Venice: Ernest Hemingway and his Last Muse”(Otoño en Venecia:Ernest Hemingway y su ultima musa”). Para el lector advertido la musa no puede ser otra que Adriana Ivancich. Visto esto Hemingway e Ivancich se encuentran ahora mismo en la ficción de una película que se filma en parte en Navarra y simultáneamente en un libro de investigación que desnuda según parece, correspondencia entre ambos. No está mal.
Ya el periodismo se apoderó de la noticia. Entre las notas seleccioné la de Infobae de José Batalla del sábado 26 de mayo de este año titulada “El otro Hemingway: del llanto por su gato al amor prohibido con una joven 30 años menor”. Allí hay una síntesis del tema que seguramente los investigadores podrán apoyar o desestimar.
Pero la cuestión no es nueva. Y es posible que nadie pueda tener una última palabra sobre la relación bella y provocativa del escritor ya adulto y la juvenil dama. Hay muchos casos en la historia con igual conclusión.
Por lo que se sabe del libro y hago constar que todavía no lo tengo, habla sobretodo acerca de una carta de despedida de Adriana que data de 1956. Ella tenía 26 años y Hemingway 57. Es el Hemingway que seguirá trabajando, pero ya sin su musa y con complicaciones de salud.
Nunca encontré un informe de como reaccionó ella en julio de 1961. 22 años después también diría adiós de una manera violenta. Por ahí leí que en su vida hubo alcohol, tristeza y depresión. Es posible que, y es solo especulación personal, que ninguno de los dos se haya olvidado por completo del otro. Fueron muy importante uno para el otro. Quizás demasiado y a eso parece por momentos que lo ignoramos, pero a ambos les significó un duelo. Muy diferente para cada uno, pero algo pasó.
Hay más de mi parte, solo de mi parte. También se deja pasar que Adriana tenia preparación para alternar con un gran escritor como Hemingway. Ella provenía de un tradicional colegio y con amplias relaciones sociales y culturales. Ella tenía una excelente base de cultura porque venía de Venecia, en donde se ufanaban de los conocimientos de historia del arte y tenían a mano arte por doquier. A su vez y pocos lo dicen, ella había estudiado arte (unos meses, no se cuantos), en París y conocía lo que era la vida de un artista porque los tenía por historia y en el presente en Venecia y luego en París. Ella sabía diseño y escribió poesía. Podía pintar, ilustrar y escribir. Hemingway captó a esta mujer con una mirada diferente a las demás. Esta joven no era periodista. Ella tenía un fondo de artista capaz de atraer a un grande de la escritura con sus sueños y con sus capacidades y lo demostró con las tapas de los últimos dos libros de Hemingway en vida. Agrade o no, esta es Adriana Ivancich. También es factible que no sea “la última musa”. ¿Quiénes fueron las otras? ¿Las hubo? ¿Las necesitó Hemingway? En sentido estricto y crítico, es posible repito, solo posible, que Adriana haya sido la única. Por diversos motivos. Es posible, también, que el precio para ambos haya sido caro.
Espero leer el nuevo libro que le sigue a varios en años recientes y con la misma problemática, artículos de especialistas. El archivo de Venecia, así como el de Finca Vigía o los de Estados Unidos son ricos en material histórico y fuera de ellos ¿Se hallará algo más?
Me voy a Cuba donde me aguarda la Marina Hemingway. En tiempo simultáneo con la película y con la revista ambos de Navarra y con el libro de Italia me encuentro aquí con el Torneo Internacional Ernest Hemingway versión nº 68 de Pesca de la Aguja que contó con la participación de 10 países y 23 embarcaciones. Lo ganó por segunda vez el barco norteamericano “Mala Chica” con 11 capturas y 1200 puntos. Ya se anunció la edición 69 para el año que viene, pero antes en Septiembre la competencia del Castero Azul.
Por si fuera poco y este es un tema para la sección “El hombre y el mar” pero lo adelanto aquí porque fue a continuación del torneo de pesca, tres remeros norteamericanos llevaron el lunes 28 de mayo un mensaje de paz entre la Marina Hemingway en Cuba y el Club Náutico en Key West, Estados Unidos.
Andy Cochrane, Waytt Roscoe y Luke Walker en un kayak de 5 metros de eslora (largo total) tuvieron como desafío una travesía de 113 millas marinas (unos 209 kilómetros) y la exposición a los fuertes vientos y a las corrientes marinas del Golfo famosas también por los escritos de Hemingway. El reto fue calificado de “endemoniado” por algunos especialistas conocedores de la zona. Los atletas quisieron a la vez probar su resistencia más allá que estuvieron acompañados por un catamarán como guía en toda la travesía.
Mientras imagino beber un Rioja en Pamplona, un Bellini en el Harry’s de Venecia y un Daiquiri en el Floridita de la Habana, pienso que Don Ernesto como le dicen allí por Navarra, tiene mucho para decir todavía porque hay mucha gente que lo aprecia de veras y lo evoca a cada rato con diversas expresiones.
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