UNA REGATA HISTORICA INICIA LOS FESTEJOS POR EL MEDIO MILENIO DE LA HABANA

En la historia de la náutica deportiva, específicamente la navegación a vela, mucho antes que aparecieran regatas hoy tradicionales se creó una que trascendería y cobraría fama internacional. Se trataba de una regata en mar internacional y con un mar no siempre amigable. Requería veleros de cierto porte y condiciones, léase diseño, para enfrentarla. Hay que puntualizar que hacía rato que la llamada Copa América había impuesto un estilo difícil de imitar pero lleno de virtudes para el mar.

Lo cierto es que  algunas fuentes  mencionan un hecho que la tradición conserva. ¿Hay pruebas? Hay que investigar. Pero en el mientras tanto es posible decir que en algún bar habanero, allá por 1930  y con interlocutores de peso de Cuba y de Estados Unidos en el mundo de la náutica a vela y de crucero se decidió armar una competencia que desde entonces y hoy mismo se llama la regata “San Petersburgo-La Habana”. La distancia a cubrir era/es de 284 millas náuticas (unos 526 kilómetros lineales) partiendo del San Petersburgo Yacht Club en Florida (Estados Unidos) hasta el Havana Yacht Club en Cuba.  La largada se definió para efectuarse en el club náutico mencionado en ciudad homónima llamada  afectuosamente “San Pete” por los ciudadanos. Se afronta el mar y todo se orienta hacia Cuba.

La primera vez fue un 29 de marzo de 1930.

Pues bien en marzo de 2019, 89 años después , la regata se realizó con éxito pero a la vez abrió las puertas y fue el inicio de los festejos de los primeros 500 años de  esa bellísima ciudad fundada originalmente como San Cristóbal de La Habana, hoy capital de la República de Cuba. Esa regata que nació en 1930 fue la primera competencia oceánica que unía  a Estados Unidos de Norteamérica con esta isla tan histórica como es Cuba. En 1959, fue la última vez que se activó ese puente entre estos países. Pasaron años de distanciamiento y en 2017 se reanudó la competencia.

Esta vez participaron 26 embarcaciones, la mayoría de Estados Unidos y una de Cuba. La de Cuba fue el velero “Mícara” cuya tripulación estuvo integrada por miembros del

Club Hemingway. Completaron la ruta 21 embarcaciones. Las deserciones pudieron ser en todos los casos las adversas condiciones meteorológicas que signaron esta competencia. No todos los barcos tenían condiciones o envergadura para afrontar este desafío y volvieron a puerto. Es justo y correcto. Es una competencia deportiva que se disputa a “mar abierto” como alguna vez se decía. Pues bien, el respeto por el mar y la seguridad de los tripulantes es primordial. Lo real es que un frente frío asociado a baja presión extratropical generó inquietud entre los organizadores.

Sin embargo la destreza de las tripulaciones permitió zafar de la cuestión climática y el primero de los barcos, el “Fresh Pinapple” de Estados Unidos tras 40 horas de navegación entró a la Marina Hemingway haciendo suyo el triunfo de esta edición 2019. Más tarde irían arribando el resto de las embarcaciones.

Luego el sábado, más de 30 embarcaciones incluyendo las que habían competido, hicieron una parada náutica saludando desde el mar a La Habana por su cumpleaños número 500.Toda una epopeya náutica para una celebración histórica plena de emoción y de alegría.

Para el comodoro del Club Náutico Internacional Hemingway de Cuba, José Miguel Díaz Escrich esta regata simboliza un medio que reafirma la amistad entre los dos países y por otro lado es  “…un mensaje de amor en medio de momentos de tensiones políticas” y con mayor fuerza afirmó que “…con ella (con la regata) estamos iniciando el programa por el 500 aniversario de la fundación de la villa San Cristóbal de La Habana”.

Díaz Escrich, entre otros puntos anticipó para Abril una competencia entre Key West (Estados Unidos) y Cuba y no dejó de mencionar para septiembre la primera procesión marítima de la Virgen de la Regla en 58 años. Una tradición ancestral en honor a la virgen marinera –sincretizada como Yemanjá- que el club Hemingway, como el más sentido homenaje al mar y a los hombres del mar, espera rescatar ahora y mantenerlo cada año.

En el medio de todas estas emotivas y felices iniciativas campea el nombre de Hemingway. De estar allí ¡Con qué placer se hubiese sumado e incorporado a más de una tripulación! Compartiendo todo como siempre con un amigo: el mar.

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