Detalles sobre la edición en español de “In our time” de Ernest Hemingway.

Encontré la nota a posteriori de haber publicado, el mes pasado “Hemingway y un acontecimiento editorial: la traducción al español de “in our time”.  Confieso que, sobre el tema, aguardé una información desde febrero de este año. Hallé el texto en forma completa e ilustrado con fotos en INFOBAE el 6 de mayo con el título “El rescate de un Hemingway inédito: la gran tarea de  Ricardo Piglia antes de morir”.  Luego de este copete, la nota central por Daniela Portas titulada “Ricardo Piglia y Ernest Hemingway: una relación mágica”.

La autora, que es editora en Penguin Random House, la editorial de “En nuestro tiempo”, relata los sucesos y entretelones que usualmente se denominan “la cocina”, tal cual se designa en el copete que precede la nota. No siempre, hay que aclarar, se menciona  o se conoce al “chef”.

El contexto de la nota es emotivo y con sabor a bitácora personal. Se manifiesta frente al trabajo de un Piglia ya enfermo que, aún así, se desafía a si mismo expresando: “El primer libro de Hemingway nunca se publicó en español; si lo publican, yo escribo el prólogo”.  La editora recogió el guante. El libro se publicó con excelente prólogo de Piglia. El escritor no lo pudo ver. La muerte se interpuso en sus tareas.

El legado es mágico para emplear un término que aparece en esa nota. Lo es a partir de un conjunto de sucesos que se relatan y que, incluso visto desde “afuera” como lector simple y llano, hay una aquiescencia a medida que se avanza o se relee el texto.

¡Qué hubiera dicho “El Viejo”, frente a esta publicación, frente a este prólogo¡ ¡Qué fuerte abrazo une en estas circunstancias a estos dos grandes escritores!

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HEMINGWAY Y UN ACONTECIMIENTO EDITORIAL: LA TRADUCCION AL ESPAÑOL DE “IN OUR TIME”.

La tapa del libro y a un costado la faja ilustrada.
La tapa del libro y a un costado la faja ilustrada.

Ernest Miller Hemingway (Estados Unidos de Norteamérica (1899-1961) se hallaba en 1926 en París. Para entonces la meca, el lugar necesario y a veces posible en el mundo del arte y en la búsqueda de la fama y a veces la fortuna. Cierta dosis de color teñía la vida de aventura. Una bohemia sin par. Aislarse en un café y escribir. ¿Cuantos cafés tiene París que perfectamente son un resumen de la historia del arte cuando no de la política? Pues bien, así por ejemplo “Les deux magots”. Si se bebe un café allí, se podrá observar la foto de un Hemingway joven sentado en ese lugar. ¿Hace frío en París? Sin duda. Un chocolate caliente en el Café de Flore puede ayudar o una comida con muchas calorías en la imperdible Brasserie Lipp. En todos ellos un joven norteamericano con pretensiones de escribir era visitante frecuente. Muchos años después, Daniel Salzano (escritor, poeta y periodista argentino 1941-2014) resumiría esta cuestión en una frase: “Los cafés se hicieron para escribir”.

El entonces joven escritor había reunido algunos cuentos suyos y peleaba, como solía hacerlo sobre un cuadrilátero, contra la indiferencia de todos los editores a quienes enviaba sus manuscritos. Ya había visitado España y los Sanfermines de Pamplona lo tuvieron para siempre como un devoto admirador. En París se codeaba con grandes escritores, pintores y músicos. Todavía no lo definían pero lo percibían como un par que movilizaría el estamento literario.

Ninguno de lo grandes que lo conocieron se equivocó. Empezó a publicar y lo siguió haciendo. Para resumir sus actividades más allá de su trabajo en The Transatlantic Review (también aparece en minúscula), fundada por Ford Madox Ford en 1924, se puede decir que entre 1926 y 1930 aparecieron cuentos bajo el nombre de “in our time” con minúscula y “In our time” con mayúscula, la primera como búsqueda del editor de algo llamativo. Se reunieron los textos y fueron publicados. Muchos que los leyeron dijeron que allí había talento, recursos lingüísticos y destellos de creatividad literaria. Es posible que no todos los adjetivos aparecieran juntos pero ese joven entre los 27 y los 30 años mostró las garras y no las volvió a guardar por mucho tiempo. El pretendido escribidor para muchos, ya era todo un escritor y de ahí en más Ernest Hemingway no se detendrá en su vida de persona-personaje. Su persistencia, su disciplina espartana, rendirán frutos. Allí, con esos cuentos, comenzó a pergeñar toda una corriente literaria, un estilo de escritura.

Es cierto, en buena medida, que Ezra Pound, cuatro años mayor que él y tan brillante como él le sugirió en el mismo 1926… “Ahora Ernest escribe una novela antes que otro volumen de cuentos”. Pound fue un consejero lúcido para un Hemingway naciente. Ambos, junto a otros como Scott Fitzgerald, constituirían por capricho circunstancial del genio de Stein, la “generación perdida”, un mote que los marcó desde ese París deslumbrante de la pos primera guerra mundial hasta la actualidad.

“In our time” sirvió para mostrar como escribía Hemingway. La pregunta es ¿Porqué escribía así? Quizás no haya una interpretación integral, única y taxativa.

Pero no se pueden olvidar algunos detalles. Su primer maestro (quizás el único directo) fue el manual de estilo del Toronto Star. Recuerdo haber leído algo como un consejo al periodista que decía: 1. Describa el hecho con pocas palabras y sin adjetivos.2. Agregue las fuentes y las declaraciones fundamentales. Sea breve. 3. Hecho esto, ¡Cállese!. Quizás el Toronto Star no dijese todo esto pero los manuales de estilo giraban por allí. Aunque las notas de Hemingway fuesen diferentes y hasta con cierta carga de dramatismo, aprendió a escribir haciendo telegramas con las noticias, con los hechos, con las circunstancias. A la vez no olvidó sus vivencias personales. Fuesen cuales fuesen estas. Más tarde, a estas vivencias las empleó, las reinventó, les dio un toque de innovación y las convirtió en otros textos.

Otro detalle es que fue un lector voraz. Ni bien llegado a París, Sylvia Beach, esa joven que se atrevió a publicar el Ulises de Joyce, de quien era muy amiga, confesó que le prestaba a Hemingway “montañas de libros de diversos autores de diversos orígenes”. Hemingway era un devoto asistente a “Shakespeare and Co.” en la calle l’Odeon (actualmente en la calle la Bucherie) la librería fundada con ese nombre por Beach y frecuentada por artistas de los más diversos niveles. Por lo tanto ninguna literatura le fue extraña a este escritor que siempre estuvo rodeado por libros que disfrutaba permanentemente. Se agrega además el detalle que tampoco le era extraño el mundo de la música y de la pintura. De esto último Miró y Picasso podrían atestiguarlo.

Son solo un par de detalles. Y vuelven las preguntas. ¿Por qué Hemingway escribía así? ¿Qué quería demostrar? O mas bien ¿Qué quería mostrar? Quizás el mismo Hemingway no tenía la respuesta única o si la tenía no la confesó integralmente. Hay que reunir todos sus pensamientos, frases sueltas y entrevistas. El resto lo diseñaron sus exégetas. Y esto es muy importante. Los tuvo, para bien y para mal, durante su vida y tras su muerte. Pero muchos rescataron ideas, formas, conceptos, criterios y no pocas hipótesis.

Ahora bien tras todo esto que se ha dicho y a 92 años de publicado “in our time”, generaciones de escritores han hablado del “estilo Hemingway y sus cuentos”. Hoy, Abril de 2018 aparece para gratificar a todos los seguidores, la traducción al español de Rolando Costa Picazzo, severa y bien lograda, de ese volumen bajo el nombre con el que siempre se lo conoció como “En nuestro tiempo” de Ernest Hemingway. Prologa estos textos de forma analítica y amena Ricardo Piglia (Escritor, periodista, ensayista argentino, 1941-2017). Lumen de Penguin Random House Grupo Editorial S.A. de Buenos Aires, con muy buen diseño de tapa y una faja con la foto del escritor y una leyenda sobre esta edición propone la relectura de estos cuentos del Nóbel 1954 y sus “viñetas” como les llama Piglia o “miniaturas” como les llamó Baker. Aparecen como “capítulos” que siguiendo el estilo no figuran en el índice. Hay 16 cuentos y otros tantos “capítulos” que los preceden.

Antes de seguir con esta versión hay que aclarar que los cuentos que allí aparecen como en el volumen original, los lectores hispanohablantes del “Viejo” los leyeron en la versión que Sudamericana bajo el sello Lumen con acuerdo de Random House Mondadori S.A. de Barcelona publicó en 2007. En esa versión también aparecen las “miniaturas” como “capítulos”, pero está basada en la publicación de 1938 de Hemingway que ya tenía como editor a Scribner’s y apareció como “The fifth column and the first forty-nine stories” (La quinta columna y las primeros cuarenta y nueve historias).

La edición que ahora aparece de “En nuestro tiempo” rescata la unidad de los textos y las “viñetas” y completa la obra traducida al español del escritor norteamericano. De hecho es un libro para investigadores, lectores e incluso para coleccionistas de obras completas. A título informativo hay que recordar que traducidos al español hay relatos  por ejemplo, publicados en 1948, 1956, 1960 o por caso Caralt en Barcelona 1957 o Plaza y Janés en 1960. Un estudio de las publicaciones y apariciones y versiones de los cuentos supera  este espacio y queda como terreno y material para los investigadores. Aquí basta decir que esta edición contiene la idea de las ediciones de 1924 de “in our time” editada por William Bird en París, que solo tenía las “viñetas “que luego aparecen como textos intercalados en las ediciones de “In our time” en 1925 y 1930 editadas por Boni and Liveright en Nuev York.

Que dice Piglia en el Prólogo. Comienzo por el final porque allí se halla una atractiva anécdota del autor a la que en este escrito le confiere el carácter de “confidencia”. Así es, Piglia se encuentra con “In our time” o “In our time” lo encuentra a él, en una mesa de saldos en una librería de viejo, como se solía decir, en 1959. La librería se hallaba en la terminal de ómnibus de Mar del Plata. Cuando regresa a su casa comienza a leerlo y ya no lo puede abandonar. No voy a transcribir el resto pues el lector lo debe disfrutar directamente de la mano de este escritor que en ese momento tenía 18 años. También expone Piglia la influencia de Hemingway en su propia escritura.

Que expresa el prologuista del llamado, “estilo Hemingway”. Sucintamente: “El uso de repeticiones, reiteraciones -ya de palabras, asonancias o consonancias y yuxtaposiciones- unido al uso de la elipsis, define el estilo inconfundible de Hemingway y refuerza la presencia de una voz narrativa áspera  que constituye el marco para la resonancia emocional”. Y afirma que “…Hemingway sustituye la lógica de la acción con la presencia de un narrador que no quiere decirse a si mismo lo que ya sabe”.  Entonces aparece aquella llamada “teoría del iceberg”. ¿Cómo? Piglia dice: “En el texto suprimido con buen criterio por Hemingway vemos con claridad lo que se enuncia en la teoría del iceberg, lo que se suprime ya está narrado y el escritor sabe lo que luego se elide”. Y continúa: “…Esta forma de la elipsis le da a los cuentos una potencia extrema. Lo notable en el texto suprimido es que Hemingway postula una teoría de lo imaginario como base del relato, en oposición a la versión de la experiencia vivida que es el cliché más extendido sobre Hemingway, que primero se vive y luego se escribe”. Hasta aquí Piglia. Hay mucho más en su prólogo indispensable para el lector que se inicia en este tipo de literatura a la que podemos llamar “diferente”. ¿Por qué?  Este tema de “lo que se oculta u omite” Vargas Llosa (Nóbel de Literatura 2010), dice: “Llamemos a este procedimiento ‘el dato escondido’ y digamos rápidamente que, aunque Hemingway le dio un uso personal y múltiple (algunas veces magistral), estuvo lejos de inventarlo, pues es  una técnica vieja como la novela”.

Hay que apuntar que todo esto no supone un Hemingway reactivo contra un Joyce por ejemplo. Por el contrario el joven escritor respeta profundamente al  autor del Ulises, pero no quiere imitarlo, no quiere seguir los pasos de la literatura clásica. Carlos Baker, un referente indiscutible de Hemingway, tanto de su vida y su obra así como de su estilo expresa: “Por esa época de 1925, el muy competitivo Hemingway sintió claramente que el era por temperamento un creador antes que un imitador. Se había enseñado a si mismo a escribir escribiendo.” Y atención a esto que Baker observa: “Como corresponsal de periódicos en capitales europeas tanto como imaginativo escritor serio en la intimidad de diversos departamentos y pequeños estudios, se había adiestrado para observar en forma cuidadosa y expresar claramente una esmerada selección de lo que veía, oía y sentía”.

Utilizando un lenguaje cotidiano con frases cortas, Hemingway busca denodadamente acercarse a la excelencia en la expresión atribuida a Flaubert “le mot juste”. Esa palabra justa, la expresión en que ella era aplicada, se transformó en una obsesión. No había términos rebuscados. Había vocablos precisos empleando el lenguaje coloquial.

Casi con tono de humor sino fueran geniales, anécdotas de escritores hacen decir que  Faulkner (Nóbel de Literatura 1949), otro gigante literario, se expresara así de Hemingway: “Jamás ha utilizado una sola palabra que pudiese mandar al lector en busca de un diccionario”.  Claro, la réplica de Hemingway a esto parece haber sido: “Pobre Faulkner. ¿De veras cree que las grandes emociones surgen de las grandes palabras?”. Es impensable interceder ante ambos que signaron la literatura universal con sus escritos. Pero García Márquez (Nóbel de Literatura 1982), otro grande de la literatura en este caso latinoamericana, hablando de los escritores citados apunta: “… Tal vez por eso Faulkner es un escritor que tuvo mucho que ver con mi alma, pero Hemingway es el que más ha tenido que ver con mi oficio”.

Hasta aquí, algunos apuntes sobre “el estilo Hemingway” y el valor de la aparición de la traducción de “In our time”. Es una invitación a leer y a releer. Lo es tanto para aquellos que conocieron el Hemingway de los cuentos y para aquellos que lo descubren como Piglia que en sus 18 jóvenes años halló estos textos. El Prólogo impone ser leído pues se halla un Piglia fresco que vibra con sus palabras. Esto es solo una impresión personal mía en la que, sin duda, prima el afecto. Piglia ya no está entre nosotros pero sus palabras, sus textos, su estilo están vigentes y lo seguirán estando mientras nosotros como lectores nos encontremos “…tirado en un sillón de lona, con las piernas apoyadas en una silla…” eso si… con la luz que elijamos.

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Submarino Argentino desaparecido en el Atlántico Sur con 44 marinos a bordo.

He aguardado hasta último momento para que esta nota para la sección “El hombre y el mar” estuviera coloreada por la alegría y por el reencuentro de 44 marinos con sus familias, con sus amigos, con su tierra. Pero lamentablemente no es así.

El 15 de noviembre del año en curso se recibió la última comunicación del submarino de la Armada de la República Argentina San Juan (ARA San Juan) y ha trascurrido más de un mes sin noticias de hallazgo de la embarcación y de las vidas humanas que lo tripulaban.

El ARA San Juan (S-42) es un submarino tipo TR-1700 de fabricación alemana, que desde 1985 sirve en la Armada Argentina. Emplea propulsión diésel-eléctrica convencional con sistema snorkel. Esta concebido para ataques contra fuerzas de superficie, submarinos, tráfico mercante y operaciones de minado.

Como un dato anexo y curioso, existe una norma interna de la Armada Argentina que expresa que los submarinos lleven el nombre de una provincia que comience con la letra «S». En el caso del ARA San Juan es la cuarta embarcación que lleva este nombre en la Armada Argentina, en homenaje a la provincia homónima. En tal sentido lo precedieron el destructor San Juan en 1911, el buque hidrográfico San Juan en 1929 y el torpedero San Juan en 1937.

Se ubica el 15 de noviembre de este año como la fecha de desaparición en el Mar Argentino con 44 personas a bordo, 43 hombres y una mujer. La Armada Argentina perdió contacto con el submarino cuando se trasladaba desde Ushuaia hacia Mar Del Plata, a la altura del golfo San Jorge y posiblemente se especula, que la causa de su naufragio haya sido una explosión.

En un hecho excepcional, dieciocho países colaboraron en la operación de búsqueda y rescate (SAR). La prensa nacional(argentina) y la internacional informaron suficientemente sobre este hecho. Pero más allá de no haber podido ubicar al submarino, incluso con medios sofisticados como los norteamericanos o los rusos o los británicos, está el el hecho doloroso de la pérdida de vidas humanas. 43 hombre y una mujer de la Armada Argentina dieron su vida por su vocación marítima. En el caso de la mujer, Teniente de Navío Eliana María Krawczyk es la primera oficial submarinística de Argentina y primera de Sudamérica.

La tripulación del ARA San Juan la constituían un total de 44 personas de las cuales 38 era tripulantes y 6 buzos tácticos todos pertenecientes a la Armada Argentina.

Para cerrar esta breve nota, cabe recordar a todos y cada uno de los tripulantes del ARA San Juan.

• Capitán de fragata Pedro Martín Fernández
• Capitán de corbeta Jorge Ignacio Bergallo
• Teniente de navío Fernando Vicente Villarreal
• Teniente de navío Fernando Ariel Mendoza
• Teniente de navío Diego Manuel Wagner
• Teniente de navío Eliana María Krawczyk
• Teniente de navío Víctor Andrés Maroli
• Teniente de fragata Adrián Zunda Meoqui
• Teniente de fragata Renzo David Martín Silva
• Teniente de corbeta Jorge Luis Mealla
• Teniente de corbeta Alejandro Damián Tagliapetra
• Suboficial principal Javier Alejandro Gallardo
• Suboficial primero Alberto Cipriano Sánchez
• Suboficial primero Walter Germán Real
• Suboficial primero Hernán Ramón Rodríguez
• Suboficial primero Víctor Hugo Coronel
• Suboficial segundo Cayetano Hipólito Vargas
• Suboficial segundo Roberto Daniel Medina
• Suboficial segundo Celso Oscar Vallejos
• Suboficial segundo Hugo Arnaldo Herrera
• Suboficial segundo Víctor Marcelo Enríquez
• Suboficial segundo Ricardo Gabriel Alfaro Rodríguez
• Suboficial segundo Daniel Adrián Fernández
• Suboficial segundo Luis Marcelo Leiva
• Cabo principal Jorge Ariel Monzón
• Cabo principal Jorge Eduardo Valdez
• Cabo principal Cristian David Ibáñez
• Cabo principal Mario Armando Toconas
• Cabo principal Franco Javier Espinoza
• Cabo principal Jorge Isabelino Ortiz
• Cabo principal Hugo Dante Cesar Aramayo
• Cabo principal Luis Esteban García
• Cabo principal Sergio Antonio Cuellar
• Cabo principal Fernando Gabriel Santilli
• Cabo principal Alberto Ramiro Arjona
• Cabo principal Enrique Damián Castillo
• Cabo principal Luis Carlos Nolasco
• Cabo principal David Alonso Melián
• Cabo principal Germán Oscar Suárez
• Cabo principal Daniel Alejandro Polo
• Cabo principal Leandro Fabián Cisneros
• Cabo principal Luis Alberto Niz
• Cabo principal Federico Alejandro Alcaraz Coria
• Cabo segundo Aníbal Tolaba

A horas solamente de festejar la Navidad del año 2017 es posible pedir que cada argentino junto a su familia o a solas,en esa noche de Navidad, haga un minuto de silencio y reflexión en homenaje a los 44 marinos cuya tumba la constituye el casco del barco para el que se prepararon y en el que navegaban, ahora sumergidos, quizás para siempre, en las aguas del Mar Argentino, en el Atlántico Sur. Aunque sólo sea una oración solitaria ella es a la vez solidaria e importante para que los acompañe a ellos y a sus familiares en ese mismo momento en que todos festejan la tradicional fiesta antes del año nuevo.

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Nueva Visita de Hemingway a Pamplona: Javier Muñoz informa en directo sobre el tema.

Se podría dar forma a esta nota a partir de la información que ya circula desde hace varios días y que el mundo absorbe con delicia. Porque se trata de un nuevo regreso de Hemingway a su amada Pamplona y por extensión a su amada España.

Pero me resulta más familiar no lo niego, pero también mas objetivo y periodístico brindar al lector una copia del correo electrónico recibido el 25 de noviembre pasado y que lo envía el escritor y periodista Javier Muñoz directamente de Pamplona.

Recordemos que el pamplonés Muñoz es autor del multipremiado libro titulado “Comer con Hemingway” un volumen trilingüe que comentamos in extenso en este sitio .
De paso Muñoz ha prometido fotos de la inauguración del evento que está comenzando ahora mismo. He aquí el texto y un sitio de referencia más el adelanto de algunas fotos.

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Buenos días, Oscar

 Soy Javier Muñoz, qué tal estás?

Este año vuelvo a coordinar junto con el escritor Edorta Jimenez el ciclo ‘Recuperando a Hemingway-Hemingway Bidaide’, que el Ayuntamiento de Pamplona vuelve a organizar esta año con el objetivo de recuperar al Ernest Hemingway más desconocido, el relacionado directamente con la cultura, el que construyó en la década de los años 1920-1930 un puente cultural directo entre París y Pamplona por el que viajaron las principales personalidades artísticas de la época.

El ciclo se desarrolla entre el 1 y el 10 de diciembre en Pamplona y cuenta con diversas actividades, todas ellas con entrada libre y gratuitas: una exposición en la plaza del Castillo al aire libre; un ciclo de conferencias, donde destaca la presencia del escritor y periodista Juan José Millás; y la proyección de la película ‘La Casa de Emak Bakia’, del director pamplonés Oskar Alegria.

Te adjunto una nota de prensa y un enlace para que te podáis descargar imágenes y el programa:

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El ciclo ‘Recuperando a Hemingway-Hemingway Bidaide’ se engloba en el proyecto ‘Destino Hemingway-Hemingway Bidaide’, que se configura por el espacio formado por Euskadi, La Rioja, Navarra e Iparralde; es el territorio del que se enamoró Ernest Hemingway en el año 1923 y al que regresó durante toda su vida.

Precisamente, esta segunda edición del ciclo ‘Recuperando a Hemingway-Hemingway Bidaide’ pretende mostrar el poso cultural de un Premio Nobel y Pulitzer, un hombre de su tiempo, como fue Hemingway.  La exposición muestra la relación que tuvieron Pamplona y Hemingway con artistas como el propio Man Ray; los pintores Waldo Peirce, Pablo Picasso, Joan Miró, Ignacio Zuloaga, Luis Quintanilla y Leopold Seyftter; la actriz Jósephine Baker; el músico Cole Porter; las escritoras Gertrude Stein, Alice B. Toklas y Dorothy Parker; la editora Sylvia Beach; y los escritores Scott Fitzgerald, John Dos Passos, Robert McAlmon, Bill Bird, George O’Neil, Chink Dorman-Smith, Harry Crosby, Harold Loeb, Bill Smith o Donald Stewart. Y es que Pamplona se convirtió en aquellos años en el lugar de obligada visita para la vanguardia cultural europea.

Un saludo

Buen fin de semana.

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Hallazgo: Hemingway escribió su Primer cuento a los 10 años

Ningún biógrafo pudo aventurar que Ernest Miller Hemingway pudiese haberse asomado a su mito, a su leyenda o a su destino cuando solo tenía 10 años. Pero siempre hay imprevistos con respecto a la vida de estas personas excepcionales. Por eso un hallazgo de hace  varios meses parece confirmarlo.

Primero lo leí como una noticia, luego recurrí a fuentes confiables, pues no quería escribir sobre ello hasta una confirmación más o menos certera sobre el origen de lo hallado.

He aquí una reseña de lo que pasó en Key West, Estados Unidos, lugar que fue residencia de Ernest Hemingway y su segunda esposa Pauline Pfeiffer:

-1- Muerto Hemingway en julio de 1961, Mary Welsh su cuarta esposa se dedicó a reunir todo material que hubiese pertenecido al escritor. Parece que en el invierno de 1962, es decir un año y meses de la desaparición física del escritor, viajó a Key West para visitar a la familia Bruce. Toby bruce fue antiguo colaborador de Hemingway como mecánico e incluso a veces actuó como chofer del escritor.

-2- En esa fecha Bruce “sacó” una pila de cajas que estaban o habrían estado en un depósito que se hallaba atrás de Sloppy Joe’s Bar, el lugar favorito con dueño muy amigo de Hemingway. Estas cajas contenían diversos ”objetos” del escritor. Mary las revisó. Llevó algunas cosas y dejo el resto en manos de Bruce. En la actualidad el material lo tiene Benjamin Bruce hijo de Toby.

-3- Para tener una idea, el material está compuesto por los mas diversos objetos ya que Hemingway “coleccionaba” y “juntaba” de todo. Por eso en este “montón” de objetos hay fotos, cartas, un mechón de cabellos del autor y 46 copias de fotografías que constituyó ‘un regalo’ del reconocido fotógrafo Walker Evans.

Vuelvo al presente:

-1-Key West es azotado por el huracán Irma

-2-El escritor Brewster Chamberlin autor de “The Hemingway log” una crónica secuenciada de la vida y la carrera del escritor (¿A quien se le ocurrió poner  como foto de tapa de su libro la misma foto que lleva la novela “Al romper el alba”?) y la Profesora Sandra Spanier, Directora del Hemingway Letters Project informan que en Mayo(de 2017) hallaron en un cuaderno con su tapa media rota y en ella un mapa del noroeste de Estados Unidos, un texto sin título en el que se relata un viaje a Escocia e  Irlanda. El cuaderno era de Hemingway, el nunca hizo ese viaje, el texto era de el y además dejó constancia de una fecha como 8 de septiembre de 1909. Es decir tenía 10 años.

-3- Del texto al cual todavía no accedimos, se expresa que es una ficción en 14 páginas de caligrafía infantil y aparece un Hemingway sensible a todo lo que le rodea y sabe como describirlo. Esto demuestra que su formación era muy buena. El texto sorprendió a todos por que muestra un Hemingway que muchas veces se trata de negar.

-4- Bruce dice que para preservar el archivo está pensando en venderlo. Cuestión que puede ser objetable. Si lo quiere preservar, puede donarlo a la Biblioteca Presidente Kennedy en donde se halla el más rico material intelectual y físico del escritor.

Quedan muchas preguntas pendientes que deben tener respuestas pero que no las disponemos. Por ejemplo ¿Cómo llega realmente Welsh a la casa de Bruce en 1962?  ¿Ya había revisado todo lo que había en Ketchum y en Finca Vigía? Pero hay otra pregunta oportuna o no, que viene al caso: ¿Qué buscaba realmente Mary en 1962? ¿Un texto? ¿Varios textos? ¿Trozos de textos? ¿Datos que le pudieran decir donde se hallaban? Quizás los investigadores pueden dar detalles y respuestas que yo no me atrevo a sincerar. Si bien Welsh quedó casi como una albacea de Hemingway hay luces y sombras en el entorno hemingwayano tras la muerte del escritor.

Tampoco está claro como Chamberlin y Spanier llegan a la casa de Bruce en medio del huracán Irma. ¿Fueron llamados o encontraron pistas que les llevaron a esta casa con material que tiene decenas de años y llega al siglo?

¿Es la única residencia que tiene material del escritor con esa antigüedad y valor? ¿Puede haber otras? La de los Bruce salió a la vista tras 56 años de la muerte de Hemingway. Parece que a partir de ese archivo hubo algunas exposiciones y actividades académicas que no se detallan. ¿Cuánto material y de que tipo, dejó Hemingway cuando se separó de Pauline? Justamente allí, en Key West. Cuando estuve, yo busqué una máquina de escribir en particular. Si, hay referencias. Hay que buscarlas.

200 años del Floridita: Un brindis en el favorito de Hemingway.

A pocos días de festejar La Habana en este mes de noviembre de 2017 sus maduros 498 años, un joven habitante de su villa cumple 200. Así es, situado en el medio de  esta bella e histórica zona vieja, cuando no antigua, allí en la intersección de las calles Obispo y Monserrate se halla la llamada “Capital del Daiquirí” bajo el nombre internacionalmente conocido como “El Floridita” o simplemente “Floridita”. En un blog de Hemingway no hablar de este magno acontecimiento de aniversario de “su bar” es como no hablar de Hemingway en un sitio del Floridita.

Aunque en otro texto me ocuparé con más detenimiento de este venerado e histórico lugar de esparcimiento solo quiero expresar aquí unas palabras a modo de saludo al cumplir dos siglos de existencia.

Fundado el 6 de julio de 1817 como “La Piña de Plata”, pasó luego a llamarse Florida y más tarde Floridita por aclamación.

Hemingway, quien otro podría ser, puso el broche histórico, tradicional, internacional y pocas veces concebido a este lugar. Primero con su sempiterna presencia. Después con un busto y más tarde con una estatua completa en posición de “barrero” esto es acodado en el extremo de la larga barra del Floridita que dicen tiene más de 100 años. Por si fuera poco el escritor generó su propio cóctel “Papa’s double” con doble ración de ron, sin azúcar y un toque de Marrasquino. No es el único del escritor. Pocos hablan, sin detrimento del Daiquirí, del “Death in the gulf stream” (Muerte en la corriente del Golfo) que en lugar de ron lleva ginebra holandesa.

Lo real es que no se puede prescindir de Hemingway y sus hasta 15 daiquiris seguidos en el Floridita y no se puede prescindir del Floridita en ninguna biografía del Escritor.

Por docenas se cuentan los “famosos” que pasaron por allí desde la época del escritor hasta el presente. Todos beben la especialidad de la casa, el “Daiquirí Floridita” observados discretamente por la estatua de Hemingway obra del escultor cubano José Villa Soberón.

Hay Floridita en otros ciudades del mundo como en Madrid, Los Angeles/ Hollywood, Londres y ahora ya cerrado en Dublin. Todos intentan conservar un ambiente de magia y elegancia como el original. Falta solo el fantasma de “Papá Hemingway”.

¡A la salud del Floridita que por muchos años siga brindado alegría!

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“COMER CON HEMINGWAY”: PREMIO EUSKADI 2017 Y 3ro. EN LOS GOURMAND WORLD COOKBOOK

En cuestión de días el libro “Comer con Hemingway” se llevó dos palmas trascendentales. La primera fue a fines de este Mayo. Recibió un premio que lo acredita como el tercer mejor libro del mundo en la categoría “Cooking Schools”(escuelas de cocina) otorgado en el contexto de los premios Gourmand World Cookbook, algo así como los Oscar en el rubro publicaciones gastronómicas.

Todo un acontecimiento es cierto. Pero ahora  recibió el 12 de junio próximo pasado, el Premio Euskadi 2017 a la mejor publicación gastronómica. Este galardón lo concede el Gobierno Vasco a la mejor publicación gastronómica y lo hace a instancias de la Academia Vasca de Gastronomía.

Acompaña este texto dos fotos originales del acto. En una de ellas se lo ve al autor agradeciendo el galardón y en la otra al conjunto de los premiados.

Estos reconocimientos constituyen todo un mérito al autor, el talentoso periodista pamplonés Javier Muñoz y a su asesor el maestro cocinero doniostiarra don Luis Irízar con su escuela de cocina.

Cabe recordar aquí que en este blog se dedicaron varias notas a este singular libro en tres idiomas que se constituye en si mismo como una entretenida y apetitosa excursión cultural y gastronómica por lugares que el “amigo Hemingway”, pasó, visitó, frecuentó y todo ello con un enorme y gentil afecto por la tierra que lo recibió. Así, este paseo que propone Muñoz y su equipo, transita por Navarra, Euskadi, La Rioja, Aragón y País Vasco Francés. Es único. Único en su tipo y en su estilo y merece otros reconocimientos como los históricos por ejemplo.

En tal sentido quiero abrir un paréntesis y puntualizar otra vez que Hemingway amó a España. Lo dijo el mismo más de una vez. Era un español más junto a las comidas, a las bebidas, a los toros, a la cultura, a la música, a la pintura, pero algo más: Era un admirador de sus letras sobretodo. Yo me atrevería a decir que estaba embelesado con el idioma y con los autores y con los textos. El grandote, el tosco Hemingway, como le endilgaban los detractores, era una enciclopedia literaria, incluso pictórica, incluso musical. De allí el singular afecto por lo hispánico. Ciudadano del mundo, ciudadano de la guerra, nunca supo hallar la paz a su propia contienda interna, pero era un apasionado por todo lo vital. Es posible que ese sea uno de sus secretos.

Volviendo al texto que nos ocupa, quizás sea “una cabeza de playa”, expresión que le gustaría  al “Viejo”, para otras incursiones españolas que tengan como protagonista o coprotagonista a este escritor norteamericano enamorado de lo hispánico.

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LA MUERTE DE LUIS GOYTISOLO: UN VACÍO EN LA LITERATURA UNIVERSAL

A comienzos de este mes, más precisamente el domingo 4 de junio de este año, falleció en Marrakech, Marruecos, el escritor barcelonés don Luis Goytisolo, un narrador excepcional, crítico y agudo que llegó a ser considerado como el mejor novelista español en lo que va de este siglo.

Galardonado hace pocos años, en el 2014, con el máximo premio de las letras españolas, el Premio Cervantes, Goytisolo fue motivo en este blog de una nota en el mes de mayo de 2015 titulada, “Hemingway y Goytisolo en Málaga” con motivo de un reporte periodístico que se reprodujo íntegro. Allí se informaba con buena dosis de humor el encuentro del catalán con unos 28 años y el “Viejo” Hemingway con un aura de fama insoslayable. Desde entonces, año 1959, el tema Hemingway no perdería nunca más vigencia y actualidad para el escritor español.

Poco tiempo antes de morir brindó una entrevista, foto incluida, en Noticias de Navarra el sábado 20 de mayo de este año y lo hizo desde Pamplona, en el hotel La Perla y en la habitación que en algún momento ocupó Hemingway en sus visitas con motivo de los Sanfermines. Atención a esto porque es una nota que muestra a Goytisolo en estado puro y hace referencia a su cuasi novela “Coincidencias” y por lo tanto a España. El título de la entrevista, “España cansa”, no es en vano.

La desaparición física de Goytisolo deja un gran vacío para los cultores y lectores de las letras que forman parte de la historia universal de la literatura.

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CULMINO EL XVI COLOQUIO INTERNACIONAL ERNEST HEMINGWAY

Entre el 15 y el 18 de este mes sesionó el XVI Coloquio Internacional Ernest Hemingway, encuentro académico que se realiza cada dos años en La Habana, Cuba. Esta vez, que tuvo como sede el famoso y querido Hotel Ambos Mundos, el Coloquio reunió a más de medio centenar de asistentes provenientes de países como Japón, Italia, Argentina, Estados Unidos y desde luego el país anfitrión, Cuba. Unos 26  asistentes eran extranjeros, la mayoría de ellos de Estados Unidos de Norteamérica y el resto universitarios e investigadores cubanos. De España lo representó un talaverano que incluso posee una página web www.hemingway.es dedicada al escritor. Se trata de Arturo Sánchez, investigador español que ya estuvo en la edición anterior del Coloquio, en 2015, invitado directamente por Ada Rosa Alonso, directora del Museo Ernest Hemingway.

En esta ocasión se conmemoraron los 80 años de la novela “Tener y no tener”, los 65 años de “El viejo y el mar”, incluyendo también los 55 años del magnífico Museo en Finca La Vigía. Una presentación importante  es el tercer volumen de las “Cartas de Ernest Hemingway” que recopila la correspondencia recuperada del período 1926-1929.

Una agenda nutrida y convocante constituyó el programa del encuentro más el debate consiguiente. Desde la primera jornada esto se hizo notar con la intervención especial de Valerie Hemingway que fue la última secretaria del escritor y luego su nuera.

No se puede dejar de mencionar el homenaje al escritor Enrique Cirules y el muy particular a Blas Hernández. A este último y en su niñez, el mismo Hemingway le bautizó con el sobrenombre de “Cayuco Jonronero” haciendo alusión a la práctica del béisbol.

La recorrida por el “circuito heminguayano”, del cual el mismo hotel Ambos Mundos participa, fue un tema simpático y distendido en este Coloquio que se despide hasta 2019.

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