Raúl Villareal es el flamante primer Director Ejecutivo de Florida Hemingway Society (Sociedad Hemingway de Florida) organización académica creada en la ciudad de Gainesville en el Estado de Florida para promover , incentivar y conocer la vida y obra del escritor norteamericano Premio Nobel de Literatura 1954, Ernest Miller Hemingway. Del acto fundacional en el Santa Fe College, de los miembros directivos de la Sociedad y otros detalles los dimos a conocer en este blog en una nota publicada días atrás.
Ahora, en la presente, vamos a tratar directamente aspectos que ya están en la historia personal de Hemingway. Nuestro protagonista es precisamente Raúl Villareal.
Una Historia de Vida y de Afecto
Hay que hacer un poco de historia y explicitar para el lector no informado el porqué de Hemingway y Villareal.
Para ello hay que retrotraerse al final de los años 30 y saber que un niño llamado René Villareal fue elegido para trabajar en la casa del señor Ernest Hemingway en la llamada Finca La Vigía en San Francisco de Paula en el municipio San Miguel del Padrón en la provincia de La Habana, Cuba. La bella Habana, capital de la República de Cuba, dista entre 10 y 15 kilómetros, según el camino que se escoja para ir o volver de la Finca.
Al escritor le gustó el lugar y alquiló la propiedad. Más tarde la compraría. Luego, por 21 años sería su “lugar en el mundo”.
Era impensable e impredecible decir que ese niño cubano se trasformaría con el tiempo y por su permanente dedicación al trabajo, en una persona de confianza indispensable para el escritor
Se puede decir de “confianza” porque Hemingway le brindaría la posibilidad por 20 años de administrar la finca en los detalles más personales al gusto del escritor que además eran muy particulares. Ese niño, luego joven y más tarde adulto, pudo “discutir” con el “Viejo” aspectos y opiniones sobre el mantenimiento de distintos sectores de la propiedad que no era pequeña.
Es así como se creó una dependencia beneficiosa para ambos pues se formó como una sociedad en la que no hacía falta hablar ni discutir mucho porque existía un mutuo acuerdo en directivas y acciones que con el tiempo ya no necesitaron ser explicitadas.
Las ausencias de Hemingway, que no eran pocas y eran frecuentes, estaban marcadas por la rigurosidad de René, que había adquirido o había asimilado para si con el tiempo, una severidad y disciplina en su trabajo muy parecida a la del dueño de casa en su tarea que era escribir. Es por ello la relación fuerte entre ambos donde el acento del afecto primó a través de los años y permitió compartir una vida rodeada de amigos, familiares, jóvenes e incluso niños.
René Villareal conoció a Hemingway en 1939 cuando este fue por primera vez a reconocer la propiedad que sería su hogar por más de 20 años. La amistad y confraternidad de ambos fue, desde esa fecha hasta 1960, la última vez que ambos hombres se encontraron en la Finca.
René y esto es apreciación personal, influenciado también por el contacto con una fuerte personalidad como la del escritor, empezó tomando algunas notas de sus vivencias en la Finca por un lado y por otro las marcadas vivencias y experiencias con el ya llamado “Papá”, uno de los dos motes que marcaron a Hemingway.
Estas memorias comenzaron en los 60, signadas sin duda por la desaparición física de “Papá” (en 1961). Hoy me pregunto ¿Qué hubiera pasado si “Papá” hubiese intervenido en su facturación? Es para no imaginar demasiado si se considera que René Villareal merece con mucho el mote de “El hijo cubano de Hemingway”. Este sobrenombre no quedaría allí, no se perdería, quedaría para la historia, si pero no solo para la de René sino también para la de Raúl su hijo y sin ninguna duda para la del propio Hemingway pues a través de los Villareal se lograría un testimonio que afirma los aspectos humanos más genuinos de este gran escritor.
René tuvo 5 hijos. De ellos, Raúl, nació el 16 de julio de 1964. Es decir, Raúl no conoció al escritor quien puso fin a su vida en 1961 muy lejos de allí, en Ketchum, un pueblo en el estado de Idaho en Estados Unidos.
Años después René y su familia dejaron Cuba. Mary Welsh la viuda de Hemingway los llevó primero a Madrid en 1972 y luego a Nueva York en 1974.
René nunca dejó de lado la idea de sus memorias. Era como si el mismo “Viejo” se lo requiriera. Escuchó demasiado de quienes hablaban del escritor sin conocerlo. Lo hacían con torpeza y distorsiones buscadas a propósito acerca del Hemingway que él conoció de primera mano.
René había dejado apuntes y fotos en Cuba. Quería rescatarlos para armar con ellos sus recuerdos que al fin y al cabo eran los recuerdos con “Papá”, de aquellos años mozos, jóvenes y felices conllevando ello también un acto de justicia hacia el verdadero Hemingway.
El regresa en 1996 a Cuba para buscar y recuperar sus notas y las fotos. Pero las notas no están. Han desaparecido. De las fotos solo rescata unas pocas. Allí se da cuenta que solo su memoria podrá recuperar hechos, anécdotas e historias. También presume que quizás podrá recuperar algunas. La totalidad o por lo menos aquellas apuntadas en un papel y que ahora no se hallan físicamente quizás sean inalcanzables.
En esta lucha mano a mano con la memoria, con los recuerdos e incluso con los fantasmas del pasado, aparece Raúl para brindar un apoyo fundamental. Entonces se forma una nueva sociedad. Esta vez es entre René el padre y Raúl el hijo. Raúl es artista plástico y por lo tanto tiene una sensibilidad afín a la expresión por lo que es particularmente útil a René para este caso en especial. La decisión está tomada, René relatará a Raúl anécdotas, recuerdos, historias, el devenir del tiempo con aquel Hemingway de hace 20 años y luego el Hemingway con el transcurso del tiempo. Allí aparecen los esbozos de ese escritor a través del relato de René y los ahora apuntes de Raúl quien va compilando poco a poco, sesión por sesión, lo que su padre dice pero a la vez va incorporando cada vez más, día a día, a su patrimonio personal a ese señor llamado Ernest Hemingway.
El trabajo de esta sociedad dio sus frutos. Pues a la frustración de 1996, una docena de años más tarde, esto es 2009, se publica un libro que contiene las memorias de René
recopiladas en un incansable trabajo de su hijo Raúl. Así aparece “Hemingway’s Cuban Son” (El hijo cubano de Hemingway) editado por Kent State University Press. No concluye allí la historia. Hay que agregar que el mismo año y en la categoría Memoria, el libro es nominado como Finalista del prestigioso premio Independent Book Award de Estados Unidos.
Hasta aquí este relato que muestra como los Villareal amaron, entendieron y comprendieron a Ernest Hemingway. Todo un mensaje. Por eso René fue el único que podía entrar al lugar mientras “Papá” trabajaba. ¡Qué signo para toda una época!
Entrevista a Raúl Villareal
Generosamente Raúl Villareal accedió a responder algunas preguntas. He aquí una entrevista para este sitio dedicado a Hemingway.
-1-Usted tiene una comunicación familiar con Hemingway a través de su padre y hoy Usted es el Director Ejecutivo de Florida Hemingway Society, ¿Cómo ha vivido a través de tantos años esta afinidad con ese gran escritor?
Villareal:
Yo nací en San Francisco de Paula, La Habana, Cuba en julio 16, 1964, tres años después de la muerte de Hemingway. Crecí escuchando cuentos y anécdotas sobre el escritor. No solo mi padre contaba los cuentos, pero también vecinos que conocieron a Papa, y así era como le llamaban cariñosamente. En mi casa había fotografías de Papa en las paredes y libros que él le regaló a mi padre. Cuando muy niño pensé que quizás era un abuelo que nunca conocí. Cuando niño también pasé mucho tiempo en la Finca Vigía cuando era museo y mi padre trabajó en ella. Me encantaba el lugar, pues sentía una gran energía en la propiedad. Ahora me doy cuenta que era una energía muy creativa. Fue en el 1996 cuando de verdad empecé a estudiar más la vida y la obra de Hemingway. Ese mismo año también empecé a entrevistar a mi padre sobre Hemingway. Mi padre lo conoció por 20 años y trabajó como mayordomo desde el 1946 hasta su muerte en el 1961.
Hemingway y su obra forman gran parte de la familia Villarreal. Pues fue la viuda Mary Welsh Hemingway quien nos lleva a Madrid, España en el 1972 y después a Nueva York en el 1974.
-2-¿Puede Usted brindar detalles de la historia, como se genera la idea de esta institución que recuerda y en buena manera homenajea a este escritor y periodista norteamericano?
Vilarreal:
La decisión se tomó en el 2018 de formar la Florida Hemingway Society. Pues se nos hizo muy interesante que existen otras sociedades en otros estados del país y alrededor del mundo y no había una en la Florida. Hemingway vivió en Cayo Hueso por unos años y viajó por la Florida. Santa Fe College, la institución donde trabajo tiene mucha afinidad con Hemingway. En cuanto se mencionó el interés de formar esta sociedad tuvimos mucho interés de otros académicos y aficionados del escritor que residen en este estado. Yo había organizado una conferencia de Hemingway aquí en Santa Fe College en julio del 2017 y creo que eso tuvo mucho que ver con la decisión de crear la sociedad de la Florida y también de darme el puesto de Director Ejecutivo.
-3-¿Considera Usted que esta Sociedad puede ser un centro de difusión del estilo, la dinámica y los secretos de la literatura de Ernest Miller Hemingway en América Latina y el Caribe?
Villareal:
Yo creo que sí, pues nuestra sociedad tiene mucho interés sobre la vida y la obra de Hemingway en la Florida y Cuba y sus intereses en América Latina. En estos momentos muchos académicos están estudiando la obra de Hemingway con una perspectiva diferente. No la del escritor norte americano viviendo y escribiendo en un país extranjero, sino de un escritor que se interesó mucho en la cultura y vida de Cuba y pudo apreciar y estudiar esa cultura desde adentro como un cubano sato.
-4-Este es un año especial para Cuba. Festeja los 500 años de la fundación de La Habana y en ese ambiente se halla el espíritu de un señor que dijo ser un “cubano sato” y vivió 2 décadas en Finca Vigía, ¿Prevé algún acto que describa a este Hemingway habanero que va por ejemplo desde el hotel “Ambos Mundos” hasta Finca Vigía pasando por El Floridita y la Bodeguita del medio?
Villareal:
En mi opinión La Finca Vigía fue el paraíso cubano de Hemingway. En la finca es donde el encontró esa tranquilidad que todo creativo necesita para poder trabajar en paz. La Habana le ofrecía sus distracciones cuando él las necesitaba, pero el Pilar, la Finca, sus gatos, sus perros y los empleados que eran su “familia cubana” lo hicieron feliz. Hemingway viajó a otros países y regresaba a su paraíso cubano donde pudo trabajar por muchos años por la mañana con tranquilidad.
-5-Hay también un canario- cubano, don Gregorio Fuentes que estuvo muy cerca de este maestro de la escritura pero también de La Habana, del mar y todos los componentes que se hallan en Hemingway. ¿Qué recuerdo puntual lo relaciona a esta persona?
Villareal:
Una de mis memorias favoritas fue un día que yo era muy chico y mi padre me llevó a la Finca para el almuerzo. Mi cumpleaños el 16 de julio había pasado unos días antes. Mi padre todavía trabajaba en el museo, y yo era tan chico que no había empezado la escuela todavía. Pero ese día se me quedó grabado en la memoria por muchas razones. Presente esta Gregorio Fuentes y Pichilio (Jose Herrera), el que cuidaba las vacas, tenía gallos de pelea y hacía varios trabajos en la Finca. Mi padre, Pichilo y Gregorio prepararon una mesa cerca de la piscina, y se sirvió el almuerzo. Gregorio había cocinado un tiburón que el había pescado y también arroz blando. Había tomates y lechuga y los hombres bebían un líquido rosadito que se podía ver que estaba frío. Yo le pregunte a mi padre si podía probar y el me dio un poco en una tacita pequeña de metal. Gregorio me preguntó si me gustaba el tiburón y yo le dije que si aunque yo nunca había probado tiburón. Me acuerdo que también fue una de las primeras veces que comí con tenedor. Yo probé el líquido rosadito y frio y me ardió la lengua un poco, pero me gustó. En un momento los tres hombres alzaron sus copas y dijeron “Por Papa.”
Comentario final
Por lo expuesto y para concluir esta nota corresponde expresar:
-1- El agradecimiento a Raúl Villareal no solo por la gentileza de responder las preguntas formuladas sino también por la espontaneidad y sencillez de las respuestas. También por la vitalidad que conserva de los recuerdos.
-2-Está claro el rol de René Villareal en la vida de Hemingway y viceversa. Aparece una imagen de la familia Villareal como parte de la vida familiar y afectiva del escritor y su ‘lugar en el mundo’ como fue Finca Vigía. Ello mismo implica un fenómeno revelador de las facetas que se ocultaron de Hemingway ya por ignorancia cuando no por denigración de su vida cotidiana más allá y más acá de su universo literario.
-3-Hay dos cuestiones que me identifican personalmente con René Villareal: La primera su aseveración acerca de los permanente gestos humanos y generosos del escritor así como su disciplina en el trabajo diario. Esto lo supe en Nueva York en 1961 a través de los cubanos que conocí allí. Y los segundo y más doloroso es la pérdida de sus notas y fotos situación que yo también viví y de la cual no es fácil recuperarse. En los más simples papeles con sus anotaciones están las huellas de una forma de la memoria. No son solo palabras. Hay afectos y sentimientos, que allí se hallan ocultos. Por lo tanto su falta, repito, es una pérdida significativa sobre todo cuando el contenido resume hechos irrepetibles, personas o personajes que ya no están, testimonios irrecuperables y la certeza del medio y circunstancias históricas en que los hechos se desarrollaron.
-4-En esta entrevista Villareal describe ese mundo de su familia y el escritor. Aporta información importante más allá que yo me permita citar y recomendar la lectura de la entrevista a padre e hijo- René y Raúl- efectuada por Grace Piney para Martinoticias en 2015 y la más reciente y bien enfocada en la mirada desde el arte, efectuada por Gantt Meredith en 2018 para la página de Florida Hemingway Society que se concentra desde la perspectiva plástica como una herramienta de comunicación del artista.
-5- Por último hay que rescatar la fortaleza y la vigencia digna. así como el trabajo encomiable en la tarea realizada por los Villareal. También hay que decir que la tradición, el afecto, la admiración y el seguimiento académico para Ernest Miller Hemingway está presente y se manifiesta de una u otra manera en un contexto cada vez más amplio para su valoración y su respeto.
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Posdata:
La foto del Profesor Raúl Villareal ha sido gentilmente cedida y con autorización para su reproducción en este blog por Florida Hemingway Society. Por lo tanto va mi agradecimiento a las autoridades de la Sociedad, a Raúl Villareal y a Rebecca Johnston por su gestión para que esta nota fuera posible.