Hemingway y un texto desde Canarias.

Rescato este texto sobre El viejo y el mar. Y digo lo rescato porque tanto se ha dicho sobre el y se sigue hablando que es importante tenerlo presente como modelo no solo literario sino también vital. El “pez de Hemingway” como llaman algunos sirve demasiadas veces para diversas analogías y el rol de Santiago se revaloriza con las vivencias que la misma existencia va signando a cada uno.
El texto que sigue es de un canario como Gregorio Fuentes (para cuantos el alter ego de Santiago!). El autor, Profesor Bruno Juan Álvarez Abréu logra una nota breve y emotiva sobre la obra casi insigne de Hemingway. Por si fuera poco, agrega de un paisano suyo que ya apareció en este blog, el Ingeniero Isidoro Sánchez García, una foto para mi memorable como es la que acompaña el texto. En la imagen aparece don Gregorio con Sánchez García cerca de Diciembre de 1998 en Cojimar en la casa del capitán del Pilar. Sánchez García visitaba con frecuencia Cuba y allí a su compatriota famoso por su relación con Ernest Hemingway.
Agradezco al Profesor Álvarez Abréu la autorización para reproducir el texto y la foto aparecidos en su blog www.efemeridestenerife.blogspot.com.

martes, 2 de agosto de 2016
EL VIEJO Y EL MAR

EL VIEJO Y EL MAR

Fotografía que remitió entonces el amigo desde mi infancia de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava; Isidoro Sánchez García, en unos de sus viajes que realizó a la isla caribeña Cuba se entrevistó con Gregorio Fuentes (personaje inspirador de esta gran novela caribeña) en su casa de Cojimar (La Habana)

 

Es una historia escrita por Ernest Hemingway en 1951 en Cuba y publicada en 1952. Fue su último trabajo de ficción importante publicado en vida y posiblemente su obra más famosa.
Aunque la novela ha sido objeto de numerosas críticas, es considerada como uno de los trabajos de ficción más destacados del siglo XX, reafirmando el valor literario de la obra de Hemingway. La novela ha sido llevada al cine en numerosas ocasiones siendo la adaptación de 1958 protagonizada por Spencer Tracy una de las más populares y conocidas.
En 1953 Hemingway recibió el Premio Pulitzer y el Nobel de Literatura al año siguiente por su obra completa.
El amigo y convecino de la calle El Calvario de la Villa de La Orotava Ingeniero de Montes Isidoro Sánchez García en unos de sus viajes que realizó a Cuba se entrevistó con Gregorio Fuentes en su casa de Cojimar (La Habana), personaje en el cual se inspiró el recordado dramaturgo norteamericano Hemingway, para realizar esta importante obra EL VIEJO Y EL MAR, cuyo argumento está basado en la vida de un pescador, ya anciano, que se encuentra en una época en la que recuerda su vida pasada con amargura ya que se encuentra falto de suerte y con las fuerzas muy reducidas para seguir con su labor. El joven que ha estado trabajando con él, hasta que sus padres se lo han retirado por su mala racha, sigue siempre dispuesto a ayudar, cuidar y aprender de la experiencia del viejo, a pesar de que con su nuevo patrón suele obtener abundante pesca.
Cuando los personajes están establecidos, nos adentramos en la aventura del viejo, que, tras 84 días sin lograr pescar nada, se adentra solo en el mar y finalmente encuentra un pez enorme, que solucionaría todos sus problemas, y que le devolvería la gloria de sus tiempos pasados. Tras mucho luchar y sufrir, consigue hacerse con el pez, que es incluso mayor que la propia barca. Durante toda su lucha, vemos como recuerda y echa de menos al joven que le ayudaba, y también recuerda sus épocas de joven.
Durante el camino de regreso a casa, el viejo se encuentra con multitud de tiburones, quienes poco a poco van devorando al pez, y lo van dejando sin carne.
Cuando el viejo regresa, el pez está totalmente irreconocible, los tiburones se han comido todas sus entrañas y ya no queda nada. A pesar del aparente fracaso, el viejo, gracias a su hazaña, recupera el respeto de sus compañeros y refuerza la admiración del joven que decide volver a pescar con él.

BRUNO JUAN ÁLVAREZ ABRÉU
PROFESOR MERCANTIL

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HEMINGWAY: A 55 AÑOS DE SU MUERTE.

A días de cumplir 62 años, el escritor y periodista Ernest Miller Hemingway puso fin a su vida en la madrugada del 2 de julio de 1961 en su casa de Ketchum, Idaho, Estados Unidos de Norteamérica. Se cumplen en este día 55 años de su muerte.

Fue  autor de novelas, cuentos, artículos, coautor del guión de una película y autor de una obra de teatro. Ganó el Premio Pulitzer en 1952 y el Nóbel de Literatura en 1954.  Muchas de sus obras reflejan su pensamiento y su acción desde distintos enfoques y actividades. La presencia de la muerte, aparece como una constante implícita o explícita en gran parte de su obra. Hemingway nació en Oak Park, Illinois, Estados Unidos de Norteamérica el 21 de julio de 1899.

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“Papa: Hemingway in Cuba”: Una película para comentar

Parece que no hay interés ni apuro para comentar o reflexionar sobre la película “Papa: Hemingway in Cuba” sobre la cual hicimos referencia en una nota del mes pasado. Salió de Cuba y pasó a los cines de Estados Unidos. No se como será su distribución si es que hay alguna. Personalmente, todavía no he podido verla y por lo tanto apreciarla de primera mano, pero los ojos críticos de los especialistas, que desde luego no son los míos, no son alentadores.
Mi idea personal es que no se trata de que el tema no sea interesante, o los directores no sean capaces o los guiones no sean adecuados. Creo que no basta eso. Me impresiona que Hemingway no es totalmente incorporado como persona y solo basta de el una mirada sesgada o concepción superficial que no alcanza a dimensionar como el “ser humano que fue”. Hemingway es uno de los grandes de la literatura norteamericana y sino les molesta a algunos, también de la literatura mundial. No lo es por el Pulitzer o el Nóbel. Ellos están por su valor artístico y su transcendencia incluso en el ámbito del periodismo, del estilo como tal.
Para el caso de la película he aguardado y leído comentarios de especialistas. Me quedé con uno para mi archivo personal y lo comparto. Diría que es severo. Si. Pero debemos ser también sinceros con nosotros mismos. Por ejemplo un lector del artículo escribió un comentario a propósito que vio el “trailer” de la película y observó (que puntual ¿No?) que el tradicional malecón de La Habana no se ajustaba a los tiempos históricos de la filmación ya que ni siquiera habían “borrado” los mástiles del Protestódromo que es actual (sic). ¿Es la única falla? Impresiona que no. Sigue leyendo

Hemingway en Cuba: Una película filmada en la isla durante el bloqueo.

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Cartel de la película en Estados Unidos

 

De una u otra manera el cine convoca a Ernest Hemingway y este solo se encogería de hombros ante la requisitoria del séptimo arte. Lo real, lo que está a la vista es que otra vez el nombre del escritor está involucrado en la cartelera cinematográfica quizás como nunca el mismo llegó a pensarlo.

Meses atrás hablábamos del proyecto de Andy García, en tanto solo días atrás lo hacíamos del ex 007 Pierce Brosnan  en una novela llevada al cine y ahora Bob Yari presenta su película “Papa: Hemingway in Cuba” la cual se estrena el 29 de abril en salas de Estados Unidos aunque ya fue dada a conocer en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba, en Diciembre de 2015.

Veamos los puntos sobresalientes de este acontecimiento que a la vez tiene algunos aspectos históricos para el cine,

-1-El guión de la película fue el último trabajo del guionista y periodista norteamericano Denne Bart Petitclerc (nacido en 1929 y fallecido en 2006) y está basado en un hecho real vivido por el mismo. En los años 50 el era periodista del diario The Miami Herald y le envió a Hemingway  una carta  en la que explicaba que el no estaba de acuerdo con un informe sobre el escritor en el que se expresaba que su única contribución a la literatura eran las frases breves. Para sorpresa del periodista, esta carta que tenía algo así como un carácter de adhesión, fue respondida: Días después el mismo Hemingway lo llamó a la redacción del diario y le invitó a pescar en Cuba. Sin pensarlo mucho el periodista viajó y allí hay dos detalles para la historia. El primero es que a bordo del Pilar en una excursión de pesca el escritor le mencionó que tenía en proceso de redacción un libro con el que se podía hacer una buena película y le contó el esquema del argumento. El segundo detalle es que nueve años después de la muerte del escritor el libro fue publicado con el título de “Islas en el golfo” (en realidad el original en inglés es “Islands in the Stream”). Trascurrieron muchos años, casi medio siglo, hasta que Peticlerc le dio la forma de un guión a esta historia que fue su último trabajo como expresamos al inicio de esta nota. Otro detalle: Los restos del periodista, se hallan en el cementerio de Ketchum, Idaho, en donde también se encuentran los de Hemingway.

-2-El norteamericano nacido en Teherán en 1961(año de la muerte de Hemingway) Bob Yary afirmó que conoció el guión hace mas o menos una decena de años estando aún vivo Peticlerc. Luego de la muerte de este parece que el filme iba a realizarse en Portugal. Yary que ha sido premiado por la producción de películas decidió tomar la dirección de esta con una idea “mágica”: ¡Hacerla en Cuba! Como según el mismo consideraba, el lugar correspondía ya que “Papa” vivió 21 años en esa isla. La dificultad, que no era minúscula, se trataba de que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba estaban rotas desde hacía… ¡Más de medio siglo! Entonces, ¿Cómo hacer posible un rodaje de Hollywood en territorio cubano?

-3-Las negociaciones fueron larguísimas y difíciles. Una parte de la solución fue clasificar la película como “documental”. El resto fue paciencia, diálogo e improvisación. Un detalle: El rodaje en territorio cubano llevó unas seis semanas durante 2014. Todo se produjo antes del comienzo del “deshielo” (como se le llama ahora) y el levantamiento del bloqueo.

-4-El guión se centra en la relación de un joven periodista que toma como padre a Hemingway en una cuba prerrevolucionaria. Adrian Sparks interpreta a Hemingway y Giovanni Ribisi al periodista, en tanto Joely Richardson es Mary Welsh Hemingway. Se filmó en lugares emblemáticos de La Habana y en Finca Vigía en donde Sparks fue filmado en el escritorio de Hemingway, un lugar inaccesible para cualquier persona que visita la casa museo y por lo tanto un hecho inédito.

-5-Detalle: Esta película ostenta una marca emblemática porque es la primera película de Hollywood que se filma en Cuba en 60 años de “bloqueo”. También lo es que se permitieran filmaciones dentro de la misma casa museo Finca Vigía.

-6- Detalle: Tuvo participación en la película Mariel Hemingway, nieta del Nóbel. No participó Patrick Hemingway que actualmente tiene 87 años y es el único hijo que sobrevive al escritor.

-7-Aunque se conocen algunos aspectos de la película hay que esperar y verla completa. Las fuentes que informan no siempre coinciden en el contexto y en el desarrollo así como tampoco en el “mensaje” de la misma.

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Cartel de la película en Cuba.

Cartel de la película en Cuba.

Hemingway regresa a Boston: Muestra en la Biblioteca John F. Kennedy

Tal como se había anunciado en enero, esta semana se abrió en Boston la exposición “Hemingway: Entre dos guerras” que permanecerá abierta hasta el 31 de diciembre del año en curso. La muestra ya está considerada como “la más extensa exhibición museística” orientada a mostrar aspectos significativos de la vida y obra del escritor norteamericano Ernest Miller Hemingway Premio Nobel de Literatura 1954.

Como lo apuntáramos en Octubre del año pasado (véase en este mismo blog “Ernest Hemingway ya está en Nueva York: Una muestra excepcional lo tiene como protagonista”) la exposición del material fue entre octubre de 2015 y enero de 2016 en la Biblioteca y Museo Morgan en Nueva York y fue producto de un gran esfuerzo cooperativo de esa Institución sede con la poseedora del material histórico la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy con sede en Boston. El espíritu de Hemingway conservado durante años en esta documentación única en el mundo ha regresado a su hogar que lo preservó y lo preserva como fuente de investigación y estudio para los especialistas.

En efecto la Biblioteca Kennedy contiene y conserva la mayor colección sistemática de objetos personales, manuscritos, borradores y fotografía del escritor. Esta colección está considerada como uno de los “grandes tesoros” de la Biblioteca según lo expresa enfáticamente la curadora de la muestra Stacey Bredhoff y se presentan pertenencias nunca expuestas al público en general.

Es sabido que allí se exhiben los finales de “Adiós a las armas” en sus casi cinco decenas de versiones. El espectador conocedor de la vida y obra del escritor se sorprende y ríe ante el primer cuento escrito por Ernest… ¡Publicado en 1917 en una revista de la escuela secundaria!  Y también hay sorpresa ante un borrador de la aparición de su personaje Nick Adams escrito en Italia en papel de la Cruz Roja. Claro allí conoció a Agnes von Kurowsky de quien se enamoró, a quien perdió y quien le dejó el material para la obra que acabamos de citar: “Adiós a las armas”. Y así la colección continúa hasta con los boletos para entrar a las corridas de toros que sin ninguna duda constituyen por si solos una atracción.

Todo este valioso material llegó donado por la viuda del escritor, Mary Welsh que según se comentó en su momento, lo donó a la Biblioteca Presidencial a través de su trato con Jacqueline Bouvier en ese momento esposa del armador griego Aristóteles Onassis. Cuando se creó la Biblioteca Kennedy en 1979 esta documentación y otras tan valiosas como ella pasaron a formar parte del patrimonio y del repertorio de la institución recién constituida.

Sobre el particular cabe puntualizar que Hemingway y Kennedy no llegaron a encontrarse aún cuando había una mutua admiración e incluso muy manifiesta del entonces presidente norteamericano. Tan es así que Kennedy invitó a Hemingway a su asunción como trigésimo quinto presidente de los Estados Unidos el 20 de enero de 1961. Pero para esa fecha, Hemingway ya estaba muy enfermo, demasiado enfermo para asistir a ese acto por lo que se disculpó por ello. Meses después, el 2 de julio, ponía fin a su vida.

Kennedy se reconoció un admirador y como lo han expresado algunos investigadores llegó a solicitar al escritor permiso para usar en un libro la frase relativa al “coraje como la gracia bajo presión”, frase que ha sido analizada desde distintos puntos de vista de su vida pues allí esta el nombre de la madre del escritor “Gracia” (Grace en inglés). En algunos textos se ha querido invertir la expresión como “… bajo la presión de gracia” algo significativo para la o las biografías de la infancia del escritor.

Por otro lado transcendió en su momento que Mary, a través de Kennedy, pudo hacer gestiones en Cuba (en momentos de altísima tensión política y también militar) y consiguió traer abundante material que se hallaba en Finca Vigía y también en un banco. Hay que recordar que ya estaba instalado el “bloqueo” (que por estos días empieza a querer ser un fantasma del pasado o solo parte de una historia) y que todas las propiedades norteamericanas eran expropiadas por el gobierno de la revolución. Como algunos lo expresaron, ya hace mucho tiempo, lo mejor que pudo hacer Mary (quizás por consejo) fue donar la propiedad Finca Vigía (incluido el famoso Pilar) para un futuro museo (de paso para conservar bienes de carácter histórico y la biblioteca de unos 8000 volúmenes) obteniendo permiso a cambio para llevarse material muy personal, material que fue y es valiosísimo como el que se expone ahora. También en su momento y como un trascendido, se expresó que todo ese material viajó de La Habana hasta un puerto en La Florida en la bodega de un barco pesquero. La lista completa de lo recuperado es larga y compleja porque también hay borradores de obras, manuscritos y objetos de valor afectivo y económico.

Quedaron en Finca Vigía materiales importantes como, no solo la biblioteca ya mencionada, sino también documentación y cartas que, mediante el tiempo por un lado y la cooperación bilateral por el otro, se dispone hoy como documentación digitalizada. En tierra norteamericana la gestión de conservación y cuidado fue permanente. La cuestión es que gracias a todos los que intervinieron se dispone hoy de la colección personal hemingwayana más completa.

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Hemingway y Obama en Cuba

El presidente Barack Obama pasó por Cuba y solo mencionó una vez a Hemingway. No fue a cenar al Floridita en donde acodada a la barra se halla la estatua del escritor. No importa. Lo trascendente es que tras más de medio siglo de disputas, la visita se produjo y hubo un ambiente de entendimiento presente y futuro. Hemingway es una ocurrencia. Nada más. Lo valioso sigue siendo acceder a las libertades y a las mejoras en la calidad de vida a futuro para todos los cubanos.

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Hemingway, Miró, “La masía” y un libro de referencia sobre el tema.

Un hombre alto, barbudo, con físico robusto aunque sin trabajo muscular (léase gimnasio) subió con soltura al cuadrilátero. Su peso daba para un pesado. Calzaba viejos guantes de box de 18 onzas. Su oponente también subió pero por el lado opuesto. Era más bien bajo, de cuerpo menudo un tanto encorvado y llevaba unos guantes de 14 onzas. En cuanto al peso rozaba al de un liviano. Su misión allí era hacer de “sparring” del pesado y por lo tanto la cita convenida era para “hacer guantes”, “fintear”  y luego beberse un par de tragos. Comenzada la acción, el que parecía un oso se movía con soltura en el centro del cuadrilátero y el petiso con las manos en alto evitaba que algún guantazo pudiera llegarle al rostro. Pero el grandote no quería golpear al más pequeño y este a su vez bailoteaba alrededor de él obligándole a moverse más de lo previsto. Por ahí lanzaba una mano desde la lejanía de su distancia como para dejar tranquila a su conciencia. Una campana imaginaría sonó y el oso que se llamaba Ernest Hemingway estiró ambos brazos en señal de saludo a su retador y chocó sus puños con los de su contrincante ocasional que se llamaba Joan Miró. Al margen de ello, uno iba a ser un gran escritor y el otro un gran pintor. Ambos se encontraban en París y confraternizaban aunque provenían de tierras muy diferentes. Sin embargo el afecto y la mutua admiración los unió a través del arte y del talento.

No hay precisión de como se encontraron o conocieron esto dos grandes hombres de la historia del arte y la cultura del siglo XX. Es probable que en ese París de los “años locos”, de la “generación perdida” y de la pos primera guerra mundial hubiese un ir y venir de artistas e intelectuales consonantes y disonantes entre ellos sin mediar algo estructurado. Existían grupos, mayores y menores. Había convocantes y convocados. También había ‘lobos esteparios’. De esta manera, en más o en menos, mal o bien, todos habían oído hablar del otro o de los otros, pero agregaría, con un detalle en común: Todos eran el presente, el momento, el “ya”, pero lo ocultaran o no todos miraban a la eternidad.

Para ese entonces Miró, un joven excepcional, nacido en esa España tan europea como es Barcelona, también iba y venía de París. Hasta que un día decidió instalarse en la Ciudad Luz. De Hemingway ya sabemos que para él París era una fiesta permanente. Era una fiesta de los sentidos, del arte y la cultura e incluso del arte de la vida.

A los fines de esta nota he aquí algunos detalles sobre el genio español. Joan Miró nació en Barcelona seis años antes que Hemingway. Muy joven y mientras estudiaba comercio a instancia de su padre, convenció a este que le permitiera estudiar dibujo y pintura. La aceptación paterna fue a partir de la convicción que era solo una distracción para el joven. No fue así. El arte se transformó en el centro de atención fundamental de la vida de Joan. El tiempo pasó con una verdadera formación en las técnicas de la pintura y un trabajo administrativo que llenaba escasa parte de su vida.

Todo fue más o menos igual hasta que una enfermedad le obligó a guardar reposo y lo hizo en una casa de la familia situada en Mont Roig (en catalán Mont-roig del Camp) un pueblito de la Cataluña que brindaba el aire de la sierra y el Mediterráneo. Estaba naciendo “La masía” porque a partir de esta experiencia rural el autor tomaría diferentes motivos y elementos del lugar. El joven pintor reflejó en sus obras escenas y objetos de la tierra que habitó y a la que amó. Por eso Montroig será siempre una fuente de inspiración para Joan quien entre idas y venidas a París concluyó en esta ciudad la obra que lo marcaría y le daría la fama por sobre todas las demás. Esta obra es “La masía”. La expresión proviene del catalán ‘masia’ y según la Real Academia Española significa o representa una casa de labor con finca agrícola y ganadera típica  “…del territorio que ocupaba el antiguo reino de Aragón”. Esta descripción es la que hace Miró en su obra a su estilo y con su particular mirada estética y concepción de la pintura en ese momento. Para él ese cuadro fue una síntesis de su sentimiento y pensamiento. Allí, para los especialistas y más allá de los periplos estilísticos de su obra, Miró funde su alma y su técnica. Con dimensiones que generosamente pasan el metro lineal (1.24 metros por 1.42 metros) el valor del cuadro desde el punto de vista pictórico se ha ido capitalizando a través del tiempo. Ni siquiera cabe hablar de su valor económico. Hoy sería considerado como irrespetuoso.

Ahora, ¿Cuál es la relación de todo esto con Hemingway? Es una historia fascinante. Parece una novela pero ocurrió en la realidad. Pero la realidad en el tema Hemingway ha generado no una fantasía sino varias en casi todos los aspectos de su vida. Estas leyendas o anécdotas del más variado tipo han sido tan diversas, tan emulsionadas y a veces tan exuberantes que todas estas peripecias están sometidas a tres clásicas bibliotecas de la historia: -1- que sea verdad -2-que sea falso -3-que no sea nada de ello.

Pero si hubieron algunas verdades innegables: -1- “Papá” fue dueño del cuadro. -2-Se lo regaló a su primera esposa Hadley. -3-Se lo pidió prestado a su primera esposa Hadley solo por un tiempo…-4- Y Hadley accedió conocedora del amor de su ex marido por el cuadro. -5- Hemingway nunca se lo devolvió a su primera esposa. -6- Pasaron dos esposas y la cuarta lo donó para quien lo quiera ver y admirar a la Galería Nacional de Arte de Washington D.C. en 1986 (año en que, por otra parte, ella falleció). De paso, Miró está presente también en el Jardín de las Esculturas de este excepcional centro de arte.

Hemingway expresó que no cambiaría este cuadro por ningún otro del mundo y esto estaba relacionado con sus sentimientos por España.

Toda esta apasionante historia la relata con lujo de detalles y tras cinco años de investigación confesos el Profesor Alex Fernández de Castro en su libro de título sugerente: “La masía: Un Miró para mrs. Hemingway” publicado por la Universidad de Valencia en 2015. Recientemente fue presentado en la Biblioteca Jacques Dupin de la Fundación Joan Miró.

Hay dos aspectos que quiero destacar aquí a propósito del libro mencionado.

El primero que es ameno y hasta divertido el periplo de esta obra de Miró no solo por el pasaje de manos (de los dueños se entiende) sino por las ambiciones o pretensiones de quienes quisieron poseerlo y de quienes lo poseyeron. Aunque sea temporalmente.

El segundo es también revelador pero desde el punto de vista de la historia de la literatura o la mirada focalizada sobre Hemingway. El punto es la relación de Hemingway, su escritura y la concepción de su arte en un todo en el que tiene cabida, la pintura, la escultura, la música y por supuesto la poesía. Este es un concepto o una idea personal del escritor expresado en más de una oportunidad. Véase por ejemplo, un análisis de esta temática en su entrevista con Plimpton  en 1958.  Allí fue claro al expresar “…porque aprendo a escribir de los pintores como de los escultores…” y “…uno también aprende de los compositores (de música) y del estudio de la armonía y el contrapunto”. Este es el Hemingway que defino como el más legítimo y personal. El sabe, siente y trasmite que Bosch, Mozart, Quevedo y sigue la lista, son y serán eternos. Allí está la eternidad… ¿Esa de cada día?…

Por último, otro aspecto no menor es su amor por España. Si Estados Unidos fue su patria, París fue su admirada, La Habana su residencia, España fue su amor confeso a una tierra que desde su juventud jamás le fue extraña. Tierra con amor, tierra con dolor, tierra de hombres que desafiaban a la muerte vestida de negro con afilados cuernos en un rito salvaje mezcla de delirio y coraje como es la vida misma. Toda España está salpicada de ese Hemingway jamás totalmente comprendido por el resto de los mortales. Por ejemplo el fue también amigo y admirador de la obra de Picasso [1], de Miró de quien hablamos ahora y a su vez estos pintores fueron también sus amigos: Todos hablaban un lenguaje común como es el arte.

Para concluir, cito un pensamiento de Saturnino Pesquero que supe apuntar años atrás cuando escribía unos reflexiones sobre el ‘Hemingway español’: “Personalmente, no tengo ninguna duda en afirmar que ‘La Masía’ representa para nuestra nación catalana lo mismo que ‘El Guernica’ representa para nuestra plural España, por la singularidad y riqueza de los valores espirituales que ambas obras poseen y transmiten a los miembros de sus comunidades de origen y a los de toda la humanidad”.

1 Cuando se recorre la casa de Hemingway en Key West, en el dormitorio llama la atención una cómoda mejicana decorada con lozas. Arriba de ella se halla un gato de cerámica, que no sabemos si tiene seis dedos como los que pasean por el jardín. Obra de Pablo Picasso, el gato es un regalo del pintor al escritor.

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Hemingway: “Al otro lado del río y entre los árboles” va al cine.

En Diciembre del año pasado me refería a las instancias fílmicas de la vida de Hemingway. Ahora una de las obras de este escritor es llevada a la pantalla grande, como solía decirse. Quizás la obra que más flancos ofreció a la crítica en su momento. Quizás la que mostró a un Hemingway muy diferente al que todos veían o creían ver. Quizás una obra sincera que muestra las etapas de la vida con y sin crueldad pero como es la realidad. Muestra también el amor. Ese amor que se sabe el último, que marca un final. El final dichoso más allá del final en si mismo. Es posible que  “Al otro lado del río y entre los árboles”  sea en parte todo eso. Es una novela del “final”. Si hubiera sido la última se ganaría un puesto diferente. Pero como Baker, el gran biógrafo del escritor, apuntó en su momento, la novela apareció después de “Por quien doblan las campanas” y esta no solo opacó la tarea del escritor sino el valor de la obra. La crítica no fue bondadosa ni con el libro, ni con el autor. Llegaron a decir “está acabado”. Luego vendría la superación sin dudas, sin quejas y como un broche de oro para el Nóbel: “El viejo y el mar”.Lo insuperable ganaría un espacio para la eternidad. Esa eternidad que, según dice el mismo Hemingway, el escritor enfrenta cada día en su tarea. Este año el cine intenta hacer suya esta controvertida obra de “El Viejo”.

Como se sabe, la novela publicada en 1950 trata del idilio entre  el  ya maduro Coronel Richard Cantwell y la juvenil Renata, una noble veneciana de diecinueve años. El está condenado a morir por una enfermedad terminal en un plazo que aparece como muy corto. Entonces trata de vivir estos últimos momentos gozando la plenitud de un amor, dadas las circunstancias, casi imposible. Ambos son conscientes de ello. Renata busca atenuar de cualquier manera el sufrimiento de este hombre. Todo lo demás es el marco referencial de una Venecia fría, invernal, pero con el calor que esta ciudad puede transmitir a dos personas unidas por mucho más que la tragedia en si misma.

El protagonista de la película es Pierce Brosnan y el director Martin Campbell. Ya trabajaron juntos en Golden Eye, Brosnan como 007  y actualmente lo hacen en The Foreigner con Jackie Chan como protagonista. Peter Flannery y Michael Radford adaptaron la novela. Hay que recordar que Radford estuvo nominado al Oscar por haber escrito y dirigido la película conocida con el título en español como “El cartero de Neruda”.

La gran incógnita es quien hará el papel de Renata. ¿Se apuesta a una desconocida? Es probable. Sin embargo como en otros casos los maquillajes y ciertos efectos pueden hacer maravillas y la protagonista tener algunos años más que 19 y a la vez una experiencia actoral más rica.

No se trata solo de adaptar el libro que por momentos es monocorde para el Hemingway clásico de la acción. Se trata de la personalidad del coronel metida en la picaresca personalidad de Brosnan que a mi juicio compite con Sean Connery en el perfil dado a 007. Esto es muy opuesto. Brosnan, sin desmerecer su elección, es un pícaro y elegante espía, amante o lo que sea en cada una de sus películas. El papel del coronel lo llevará a personificar a un hombre doblemente amargado pero que intenta ser feliz con esta criatura que llena su mundo sin desbordarlo. Que lo ama sabiendo que no tiene futuro. Y que lo sigue en sus periplos sintiéndose bien a su lado y quizás, solo quizás, deseando estar siempre con él.

Para Brosnan el papel es difícil y dramático. Es el papel de muchos seres humanos que de pronto se hallan condenados y sabedores de su ejecución. Si Brosnan está a la altura del mismo lo dirá la película. Es un gran desafío. No es poca cosa. El fin del coronel esta acompañado de una dulcinea que amortigua los dolores del alma más allá de la condena del cuerpo. Insisto en que no es poca cosa frente a lo que Hemingway quiso decir de él mismo.

Renata en la novela es Adriana en la realidad. Adriana Ivancich una joven bella y noble italiana que asistió con su adolescente mirada la postura de un hombre minado por sus enfermedades. Pero para los desmemoriados hay que recordar que esta Adriana ilustró la tapa de la primera edición de “Al otro lado del río y entre los árboles” y también, nada menos que la tapa de la primera edición de “El viejo y el mar”. Pero además la historia, los investigadores incansables en buscar el dato necesario, otorgan a Adriana un papel preponderante en la recuperación física y mental del escritor en ese momento. Ella es su musa, su alma sin dolor. Y sin ella ya no escribirá más como el quiere. Adriana no tiene madurez salvo sentir que ama a alguien, prácticamente un desconocido, a no ser por su fama en las letras y en sus vicios.

En el caso de la película se trata de un militar que solo sabe de guerras y de combates. Para el caso pareciera ser lo mismo. La vida es un permanente combate que debe ser enfrentado. Pero desde allí, ese drama tan humano, precede a una obra maestra como “El viejo y el mar”.

Atención a esto por que la realidad histórica también está metida en la obra. El coronel  es Hemingway. Renata es Adriana. Pero el contexto deja afuera a muchas personas involucradas en la historia real incluso a la principal de ella; Mary Welsh, cuarta y última esposa del escritor más allá y más acá de todos lo amores circunstanciales y no circunstanciales que poblaron la vida de este hombre en forma casi mítica, casi increíble y mas allá de todo lo que se podría suponer.

En la vida real Mary fue una adversaria de Adriana. Y Adriana, cuya vida en algún momento merecerá una nota, es una mujer que con su edad,-19 de aquellos años-, era culta y sabía lo que era “un escritor” y “escribir”. Ella venía de Venecia que no es solo el carpaccio o el Bellini, o el Harrys. Es una bellísima ciudad en donde hay toda una tradición artística y cultural en la que confluyeron los espíritus más finos y educados de la época.  Venecia nunca fue solo la ciudad de los canales. Es la ciudad del arte e incluso de la ciencia y más aún, de la tecnología hídrica. Venecia tiene todo, incluida la nobleza de sus patricios. Adriana era producto de ello. Hemingway pudo ser un torpe, un brusco, pero no lo ignora. Es más, ama todo ello. Y allí está Adriana como un regalo de la vida, en sus postrimerías, con toda la fuerza e incluso el valor para oír sin escuchar a Mary Welsh-Hemingway.

El libro final, está dedicado “A Mary, con amor”. Es una sutileza de la vida, lo diremos así, que es tan rica que lo permite todo. Pero esa misma vida dice también por ejemplo que Ernest prefirió a cualquier otro, el diseño de la tapa que hizo Adriana. Ella está allí más allá de cualquier especulación o historia. Estará más allá en muchos momentos no confesos del escritor

Habrá que ver la adaptación del libro y las exigencias y pretensiones del director. En tanto, le corresponde a Brosnan personificar un hombre común. No heroico. No cabe lo heroico. Tampoco la resignación. Como en un drama fáustico es posible que la película muestre que puede aparecer, en determinado momento, el amor como la fuerza seminal más potente en la sociedad humana que se sobreponga a las miserias de la vida y  del dolor y le de un toque de ternura a un final anunciado e irremediable.

Es posible que Ernest Hemingway lo sintiera así.

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