HEMINGWAY: EL CINE Y EL TEATRO LO DESAFIAN E INTENTAN ATRAPARLO

El Viejo leería este título y con palabras directas, muy a su estilo diría con un vozarrón el equivalente a una expresión popular……… ¡No me molesten! Pero la realidad es muy diferente. Este hombre, hace cincuenta y cuatro y va para cincuenta y cinco años que no está entre nosotros, siempre, obstinadamente, fue objeto y lo es de las críticas y las diatribas más violentas de todo tipo. No se salvó nada, ni su literatura, ni su vida privada y tampoco su familia. Pese a todo ello hay algo que lo mantiene vigente más allá de la literatura, actividad por la cual y para la cual vivió. Lo mantiene y esto es muy personal, el mito del vicio, la leyenda de su idiosincrasia, las falsedades de las ideologías y aún hoy la denostación por su final. Nadie tolera, incluido grandes escritores, que haya puesto fin a su vida por mano propia. Es algo que lo excede, no por desmesura, sino por la decisión. Muchísimos críticos olvidan o quieren hacer que olvidan, que cada ser humano, incluido ellos, tiene su desfiladero de las Termópilas. Cada uno elige o entregarse o eliminarse aún como una forma de morir combatiendo.

Digo en parte esto debido a la filmografía en la que El Viejo pasa casi por un extra o por un protagonista central. Lo vimos casi como un extra en la película de Allen que citaba el mes pasado: París a la medianoche. Luego escribí sobre un proyecto de Andy García sobre El Viejo y el canario cubano Gregorio Fuentes. No se por donde camina Andy o mejor dicho navega, ya que incluso hablaban de una copia de El Pilar. Apareció después  el dúo  Hemingway y Gellhorn con dudosa significación biográfica. Me parece que hay otras películas o documentales que por ahora dejo de lado. Sobre todo esto algo dije y está escrito por aquí, cerca de los dedos del lector para recuperar el archivo. No hay que olvidar que también aparecieron obras de teatro. Sigue leyendo

Siempre tendremos a París

El mundo nada puede contra un hombre
 que canta en la miseria.
 Ernesto Sabato (La resistencia,2000)

Las amenazas y el miedo provocan reacciones disímiles. Pero hay algo que trasmite libertad. Hay algo mas allá de las bombas, las balas y la gran tragedia humana de la guerra. Una guerra eterna sin paz. Hay elementos, hechos curiosos que pasaron con las torres gemelas, que pasaron con el ataque a Atocha, que ahora pasa con París. Pbusero ese  mundo de París reaccionó con algo que, como las armas que hemos fabricado, los humanos también hemos creado: La cultura.

Cuando en enero la revista satírica Charlie Hebdo fue atacada y hubo más de una docena de muertos, al horror siguió el pánico y el miedo generalizado. No se esperaba un ataque a una revista satírica que lejos de ser la única era una más de las tantas en la República de Francia. Pero sufrió la fatwa es decir el castigo para los que se consideraba que habían ofendido al Islam. Entonces muchos recordaron a Rushdie y sus Versos Satánicos y las consecuencias en diferentes países del mundo. Pero aquí se produjo un fenómeno diferente: La gente quedó conmovida por el hecho es cierto pero se dirigió a las librerías a comprar……Si, aunque parezca un engaño el tratado de Francois Marie Arouet más conocido como Voltaire, titulado “Tratado sobre la tolerancia” ¡Publicado en 1763! Nadie dijo, ¡Cuánto tiempo! Sino más bien ¡Que importante para nosotros lo que este hombre escribió hace casi cuatro siglos! Es que allí estaban las bases de una convivencia mas justa, más equilibrada. El análisis del fanatismo quizás tenga allí un discurso actual, considerando al fanatismo en cualquier ámbito, sea político, religioso o social. Pero el parisino sintió la necesidad de ser asesorado y aconsejado no por un cualquiera. Buscó el respaldo de su cultura centenaria, pues no era solamente el ataque a un medio de expresión lo que conmovía su espíritu, sino que era a la república que siempre veló por la tolerancia y la convivencia a la que en última instancia debía sentirse como agredida. Charlie Hebdo era parte de esa república. Voltaire había escrito mucho sobre ello y lo coronó con su tratado. ¡Había que recurrir a él, había que leerlo o releerlo como otra forma de mirar, comprender y entender este caos!

El mismo Voltaire dejó un pensamiento memorable, actual y terrible: “La civilización no suprime la barbarie, la perfecciona”.

Meses después y a días de una conmoción similar y también cruenta, con un rosario de atentados, amenazas, movilizaciones militares y con dolor, con mucho dolor y miedo, los parisinos quieren volver a vivir, a pasear, a soñar. Esta vez los objetivos fueron un teatro lleno, uno o dos bares atestados de gente y un estadio repleto en el que estaba el Presidente de la Republica Francesa Francois Hollande. Hubo centenas de personas entre muertos y  heridos. Desesperación, cólera y llanto. París parecía no ser el mismo.

Pero no fue así. París quiso ser el mismo. Entonces allí, en los lugares de los atentados en donde la gente ponía flores y encendía velas en homenaje, en recuerdo, por los muertos y heridos, muchos agregaron un libro. ¡Otra vez un libro en medio del caos, la sangre y la tragedia! Un libro que reflejaba que París era una fiesta, una fiesta movible que no se detenía nunca y que tú siempre recordarías a París aun cuando no lo hayas caminado por esas calles viejas, empedradas, o hayas admirado la Torre o cruzado un puente y mirado el Sena no como un extraño, sino como un compañero o como un amigo capaz de interrogarlo y hasta recibir una respuesta te halles donde te halles y en la margen que elijas. No importa sino probaste un fin à l’eau  en un cafetín cerca del mediodía y te regodeaste como si fueras James Bond. No importa nada. Allí está París. Metido dentro tuyo.

Por eso la gente compró y llevó el libro de Ernest Hemingway y lo dejó junto a las flores y a las candelas. “París era una fiesta” o el título original  “A moveable feast” se vendió por millares y los parisinos levantan el libro en el minuto de silencio en  los homenajes a las víctimas. París, más Francia que nunca, también cantó la Marsellesa mientras abandonaba el estadio    que había sido agredido por los extremistas. Como en la película Casablanca mientras los alemanes cantaban sus canciones en medio del silencio del público, Víctor Lazlo (Paul Henreid), el rebelde, le pide a la orquesta en Rick’s tocar la Marsellesa. El director mira al dueño (Humphrey Bogart)  y este asiente con la cabeza. El público entona el himno de pie con devoción, coraje y emoción. En el estadio pasó lo mismo, solo que la canción patria fue entonada a capella y sin que nadie lo pidiera. Fue entonada por convicción. En ese momento ya eran combatientes por la república agredida

Hemingway trabajaba en este libro como en otros al momento de morir. Eso lo atestigua la gran producción pos mortem por épocas distintas. Hay todo una movida desde el rescate del texto, si así se quiere llamar, por Mary Welsh, cuarta y última esposa del escritor hasta llevarlo a Scribner’s la editorial cuyos dueños eran grandes amigos y consejeros del escritor. Una selección del texto salió anticipadamente en la revista Life  en abril de 1964 y luego tomó la forma de libro definitivamente como se lo conoce hoy. En su momento tuvo una venta excepcional lo que significó una muy buena renta.

El libro recoge las experiencias del escritor en el momento más bello de ese París romántico, bohemio y revolucionario desde todo punto de vista. Es el París de los años veinte. Imposible “ser alguien” en el mundo de la cultura, del arte, de las letras, sin haber estado en París. Pero a la vez París era un desenfreno de sentimientos encontrados que se iban puliendo a si mismos. Y eso era lo importante. La ruptura de los moldes, la construcción de nuevos, en la pintura, en la literatura, en la música, en la escultura. Allí estaban todos. Allí estaba el secreto. Había que estar en París pero luego París jamás te abandonará. Lo llevarás contigo siempre. Ese es el mensaje.

El escritor argentino Ernesto Sabato dice de este libro: “Leí el inolvidable París era una fiesta varias veces, siempre con el mismo interés. Es un testimonio donde este genial escritor plasmó su fe inquebrantable en los hombres que tienen el valor para no claudicar. Los que, en medio de la pobreza y el frío de los inviernos sin calefacción, siguieron viviendo y escribiendo intensamente, dando un lugar a la creación por sobre todas las cosas. Un testimonio de aquel París que yo conocí como científico del Institut Curie, y que ya no conoceremos más”.

El talentoso director de cine Woody Allen se vale de ese momento excepcional de la vida del arte y la cultura y lo toma como un tema principal en su película “Medianoche en París”. Allí capta con su estilo personal, algo de lo que fue ese momento haciendo jugar a los actores, a veces por instantes muy breves, roles excepcionales. Pero le dedica a Hemingway un papel más central entre los redivivos personajes. No siempre ha sido entendida por algunos espectadores, la dimensión de esta fractura del tiempo en la película de Allen ya que no relacionan aquel momento o no han leído “París es una fiesta” o no saben con precisión lo que fue la “Generación perdida”.  No importa, allí está París.

Pero hay algo más importante en todo esto. No es la cultura frente a la barbarie como muchos expresan. Es una cultura contra otra cultura. Ambas con sus grietas e historias trágicas. La convivencia entre las naciones vacila. El entredicho también involucra  al concepto de nación-cultura. La historia de la humanidad muestra que las guerras solo han dejado como enseñanza fundamental su fracaso. Con cierta agudeza, que le era muy propia, Oscar Wilde supo decir: “Mientras la guerra sea considerada como mala, conservará su fascinación. Cuando sea tenida por  vulgar, cesará su popularidad”.

Es posible que leer a Voltaire o a Hemingway sea la búsqueda de una esperanza. Es también la concepción de una utopía. Como lo es por ejemplo la magistral idea  de Barenboim  y Said al crear la Orquesta del Diván de Oriente y Occidente donde jóvenes palestinos y judíos convergen con sus instrumentos en melodías sinfónicas de todas las épocas y naciones. Pero quizás todo ello solo demuestre que aún con todas las que existen faltan utopías. También se puede pensar que el mundo necesita de la utopía para vivir. Quizás la mayor de todas, la que debe ser universal, sea la de la convivencia en paz y equidad entre todas las naciones del orbe.

Si has leído esto y caminas por París no te resultará extraño que en una esquina de Montparnasse, escuches las campanas de medianoche,  quieras cruzar la calle y te lo impida un De Dion Bouton de la década del veinte atestado de gente bebiendo, fumando y riendo a carcajadas.

Mientras tanto, París seguirá viviendo. Y pasan muchos hechos. Algunos extraños. Cito uno solo. El caso del empleado que va caminando por la calle mascullando contra su jefe, sus compañeros y contra los asesinos de sus amigos. Va hablando del hastío que siente. Habla solo todos los días en el mismo recorrido. Otra vez le toca la zona de las vidrieras espejadas que reemplazan a las originales voladas por las ondas expansivas de las explosiones Odia mirar en ellas su aspecto de derrotado. Por eso su único objeto visible es el suelo. Pero en un momento, distraídamente, mira a la vidriera y en el espejo ve una mujer que camina a su ritmo y que cada tanto le observa. Es atractiva. Usa un conjunto de chaqueta y falda de Cocó y lleva un portapapeles como el suyo. Mira la calle y ella no está. Se vuelve a la vidriera espejada y ella se encuentra. Comienza a caminar y ella también lo hace. Se detiene y otra vez la imagen lo imita. Le llama la atención esto. Se acerca a la vidriera y ella camina hacia el y se detiene. Guiña un ojo picarescamente, se sonríe, hace un chasquido con los dedos y le hace un gesto con la mano pidiendo que se acerque. Cuando el lo hace, ella solo le susurra: Siempre tendremos a París.

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1 Nota del autor:
El título ha sido tomado de Casablanca . Creo que es  la segunda película más famosa del mundo. Es más preciso que decir “…siempre nos quedará París” muy empleado en español. A propósito: Un filósofo utiliza como título de un libro esta última expresión y un novelista titula su novela en inglés “As time goes by” pero su versión en español emplea la mentada frase.

Una esperanza y dos tragedias.

Aparentemente un “objeto sólido a la deriva” captado por fotos satelitales alimentan las esperanzas de los familiares y amigos de la tripulación del velero Tunante II perdido desde los últimos días del mes de agosto del año pasado. Según las fuentes, el factor de optimismo surge en que la detección se produce en zonas cercanas a una de las áreas de búsqueda de la embarcación pero además el tamaño del “objeto” detectado podría coincidir por la escala con la del velero extraviado. Se aguarda mejorar la resolución de las tomas.

Todo esto que se informó en Julio de este año que ya finaliza, no ha tenido confirmación de ningún tipo. Lamentablemente ha pasado más de un año y nunca se hallaron objetos del barco perdido salvo una balsa de emergencia sin el piso rígido. Se cree que este piso pudo haber sido quitado por los navegantes  para hacer señales de luz o ser captados por algún radar.

Hay que recordar que el Tunante II salió de San Fernando en Buenos Aires el 22 de agosto de 2014 y su destino era Río de Janeiro, un periplo bien conocido por los navegantes y bastante común para los regatistas. Estaba bien preparado para el viaje y sus tripulantes tenían experiencia náutica probada con este velero de 40 pies de eslora, esto es unos 12.40 metros de largo, un solo mástil con un juego de velas muy versátil, motor auxiliar, equipos electrónicos de navegación y teléfonos individuales con conexión satelital. Pero tras pasar La Paloma en Uruguay, encararon una tormenta con olas entre seis y ocho metros frente a tierras brasileras tal cual lo comunicaron ellos mismos. Allí se declararon en emergencia tras la pérdida del mástil y su velamen, el motor y de a poco se quedaron sin baterías ni radio. Todo ello no implicó que estuvieran desconectados ya que dos días después se activaron dos de los teléfonos satelitales que seguían enviando señales.

A partir de entonces los sistemas de pronta alerta fueron activados por las autoridades navales brasileñas y argentinas con intensas búsquedas, pero nunca más hubo rastros concretos del barco

De todos modos ante episodios como estos, mientras existe la esperanza los familiares han seguido luchando denodadamente mediante la solicitud de informaciones y acciones a las autoridades tanto argentinas como brasileñas dado que aparentemente el episodio mas grave tal como se presume ocurrió frente a las costas de Brasil a la altura de Río grande. Lamentablemente, repito, hasta ahora solo hay datos aislados y ninguno ayuda a conformar cuando menos una hipótesis de lo que sucedió.

Ha transcurrido mucho tiempo pero nunca se sabe hasta donde la certeza de las hipótesis pueden ser tomadas como referencias válidas. Solo queda la esperanza.

Muy diferentes son los casos que siguen. Dos trabajadores portuarios de la Empresa River Shipping en el puerto San Martín, situado al norte del Gran Rosario se consideraban como “desaparecidos” con la consiguiente consternación de los familiares y compañeros de trabajo. El lanchón en que viajaban junto a otros 6 trabajadores parece que zozobró debido a una tormenta casi sorpresiva que contenía ráfagas de viento que se calcularon como cercanas a los 90 o 100 kilómetros por hora. Prefectura Naval logró rescatar a 6 de los de los náufragos mientras los otros dos no fueron hallados y se especula que dado el temporal fueron arrastrados por la corriente del río Paraná, embravecida a su vez por la velocidad del viento. Ello no solo imposibilitó el posible rescate sino también la búsqueda.

El otro caso es tan significativo como lo relatado hasta ahora y sorprendió a toda la comunidad náutica. Un velero sin tripulante aparejado solo con un foque (vela de proa), motor principal, instrumentos de navegación e incluso eco sonda todos encendidos fue hallado en el Río de la Plata prácticamente frente al aeropuerto metropolitano. Estaba varado, según las fuentes y los denunciantes, entre la Plazoleta Puerto Argentino y el ingreso al amarradero.

Tras la denuncia dos embarcaciones de prefectura se dirigieron al lugar y abordaron la nave en la que todo se hallaba en perfecto orden tanto en su cabina como en su cubierta.

El velero fue identificado como el Norte II con una eslora (largo) de ocho metros propiedad de Martín Villafañe de cuarenta y dos años.

La noticia excedió el ámbito náutico y algunos títulos de notas periodísticas no vacilaron en denominar el caso como el de un “barco fantasma”. Aunque a muchos no les pareció bien la designación, tal denominación coincide con la definición que dan quienes se ocupan, trabajan o investigan estos hechos a los que rodea el misterio.

El tema como tal sorprendía a todos: El dueño del barco había salido a navegar en solitario justamente ese día que era el de su cumpleaños. Salió a navegar cerca de mediodía y alrededor de las cinco y media de la tarde se comunicó con su familia para decir que todo estaba bien. Luego pasó la tarde y llego la noche y el navegante no regresó a su casa. Su esposa y tres hijos lo esperaban para festejar su cumpleaños. Ante tal situación se dio parte a la policía. En el ínterin el barco fue hallado vacío y sin desorden alguno. Además no había ningún cuerpo a su alrededor.

Prefectura Naval destacó dos guardacostas un gomón semirrígido y patrullas terrestres. Se sumó más tarde un helicóptero.

El cuerpo, sin vida, fue hallado dos días después arrastrado por las aguas en zona de Berazategui. La justicia se hizo cargo de la investigación e incautó la embarcación. No hay noticias todavía sobre como pudo ocurrir el hecho aunque la versión más simple dice que el navegante pudo caerse de la embarcación y no haber tenido puesto el arnés de seguridad que lo conecta al barco y que incluye chaleco salvavidas. Esto como norma fundamental cuando se navega en solitario. Hay testigos que lo vieron navegando “tranquilo” en un día sin mucho viento y con un aparejo reducido.

El hecho es que se perdió una vida y en circunstancias que pueden o no ser extrañas. La observación más certera sigue siendo la que objeta que no tenía el arnés ad hoc que lleva la llamada “línea de vida” la que el protocolo considera que debe ser de corta longitud para evitar caer del barco al agua.

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La regata Pensacola-La Habana: Hemingway, Estados Unidos y Cuba.

Podría considerarse solo como una noticia deportiva. Pero lo real  es que la regata del título de esta nota y las competencias del futuro también, trasuntan un incremento de navegantes de Estados Unidos que ponen proa a Cuba tras los recientes acuerdos de los presidentes de ambas naciones. Allí, entre esa mar que separa a los países, se halla una figura de la literatura mundial que se encargó en su momento de recorrer esas aguas en busca de peces pero también en una búsqueda de si mismo en un barco llamado pilar. No es otro que Ernest Miller Hemingway.

Hoy los viajeros se encuentran en Cuba con una “Ruta Hemingway” que incluye desde luego lugares como el hotel Ambos Mundos, el Floridita y sus daiquiris, la Bodeguita del Medio y sus mojitos y luego Cojimar y Finca Vigía. Pero antes de  estos dos puntos el viajero se encuentra con una Habana renovada, con sus muros recuperados, sus yacimientos arqueológicos estudiados y entre otros un Museo de la Ciudad infaltable para pasar una tarde o una mañana. Todos lugares que Hemingway no conoció. La UNESCO participó activamente en la recuperación del patrimonio histórico(Patrimonio de la Humanidad) y Hemingway no reconocería esa Habana que el dejó allá por el final de la década del cincuenta y le encantaría la de hoy.

Los navegantes que cruzan de Pensacola en la Florida hasta la Marina Hemingway en La Habana se encuentran con un puerto equipado para recibirlos y poder a partir de allí disfrutar la estancia en Cuba. Que no es solo la bella capital sino que también hay decenas de lugares con atractivos autóctonos que convocan al turista, al interesado por la historia o por la naturaleza.

La cuestión es que los navegantes arriban al Club Internacional Hemingway situado al oeste de la capital y los recibe su Comodoro Don José Miguel Díaz Escrich una destacada figura de la náutica de Cuba. El club fue fundado hace unos 23 años y fue creciendo institucionalmente en la organización de eventos deportivos náuticos. El tema es que ahora superan con mucho todos lo programas anteriores.

De la regata actual Pensacola- La Habana (que abarcó del 31 de octubre al 8 de noviembre) hay otra prevista para antes de fin de año con la ruta Key West-La Habana(17 al 21 de noviembre) y nada menos que once más solo desde Estados Unidos a Cuba para el 2016 sin contar los concursos de pesca.

A todo esto, una docena de veleros procedentes de Estados Unidos compitieron en la regata denominada “Castillo del Morro” con una boya de viraje en una zona emblemática como es el conocido “Castillo de los Tres Reyes”. El balcón adecuado para este escenario no es otro que el litoral marítimo que bordea el Malecón habanero por ocho kilómetros y es un  símbolo ligado internacionalmente a la capital Cubana.

Hay que aguardar que iniciativas similares lleven a los cubanos a territorio norteamericano y visiten por ejemplo Key West que, de paso, también disfrutarán de una ruta Hemingway con anécdotas por doquier y la casa y estudio del escritor. Allí serán recibidos sin duda por los gatos con seis dedos que se familiarizan con todo el mundo que los visita.

No hay que olvidar que desde Key West Hemingway empezó a gozar del mar. Y esos periplos que transitaron al comienzo por los alrededores de ese lugar, luego se extendieron a Bimini en Bahamas y más tarde a La Habana, Cojimar y los cayos cubanos. También en esa zona el Pilar tuvo su bautismo de mar. Todo ello no es poca cosa frente a las historias que esconden estos bellos lugares.

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El “Princesa de Asturias” de letras 2015 para Leonardo Padura Fuentes

Uno de los premios más preciados de las letras es el “Princesa de Asturias” que cada año desde 1981 es otorgado según expresa su creación a «la persona, institución, grupo de personas o de instituciones cuya labor creadora o de investigación represente una contribución relevante a la cultura universal en los campos de la Literatura o de la Lingüística». Nombres destacados de las letras de todo el mundo figuran en el extenso listado de consagrados con su recepción. Todo ello sin olvidar que hay ocho categorías más de distinciones.

En este año 2015 el de las letras lo recibió un cubano, Leonardo Padura Fuentes, el padre espiritual e intelectual del detective Mario Conde un detective con algunos perfiles que nos recuerda al personaje cinematográfico de “Harry, el sucio” pero  con una riqueza de procederes más amplias y no tan repentistas.

Pero este cubano, no es solo el padre del detective Conde es además un escritor innovador cuya simpatía latina se percibe a través de sus textos y que por las dudas si alguien desea conocer su trayectoria hay novelas, cuentos, guiones cinematográficos y artículos periodísticos (confiesa que le debe mucho a su actividad periodística). En fin, un conjunto de obras que conforman una rica y diversa producción literaria. Por si ello fuera poco posee una veintena de premios nacionales e internacionales a los que suma ahora mismo, desde hace pocos días el “Princesa de Asturias” recibido en Oviedo, en el teatro Campoamor y como corresponde en la actualidad, de manos del rey de España Felipe VI. Esto es luego, según trascendió, de superar en una terna que lo llevó al premio, a otros dos grandes escritores: Al japonés Hiraki Murakami y al poeta y ensayista sirio Alí Ahmad Said Esber más conocido por su seudónimo Adonis. No es poca cosa si se tiene en cuenta que sus eventuales adversarios en esta terna están en los corrillos de propuestas para el Premio Nóbel de Literatura  desde hace bastante tiempo.

Pero, ¿Como es que figura aquí don Leonardo de la Caridad Padura Fuentes nacido en el barrio habanero de Mantilla en 1955? Este señor, escribió allá por el año 2000 y publicó a posteriori, una novela policial donde su inimitable detective teniente Mario Conde se entremezcla con un Hemingway fantasmal y…no cuento más. Merece leerse esta novela cuyo nivel de ficción está muy bien trabajado. Primero fue publicada en Brasil en 2001 por Editora Companhia das Letras y más tarde por Norma en 2003  y Tusquets en 2006.

Tengo a mano la versión de Norma. En ella el autor, en la Nota que precede a la novela, advierte: “Resuelto a dejar al Conde por un tiempo, comencé  a escribir una novela en la cual él no aparecía. En medio de esa otra historia, mis editores brasileños me pidieron que participara en la serie Literatura o Muerte y, si aceptaba, debía advertirles el nombre del escritor alrededor del cual se desarrollaría el relato. Después de pensarlo muy poco, el proyecto me entusiasmó, y el escritor que de inmediato vino a mi mente fue Ernest Hemingway, con quien he tenido por años una encarnizada relación de amor-odio. Pero, al buscar enfrentar mi dilema personal con el autor de Fiesta, no se me ocurrió nada mejor que pasarle mis obsesiones al Conde – como hice tantas otras veces-, y convertirlo en el protagonista de la historia”. El autor continúa expresando sus ideas pero queda en el lugar del lector leer la totalidad de la Nota introductoria y adentrarse en la trama de la novela que se titula “Adiós, Hemingway”.

No hay dudas que el premio se halla en esta edición en muy buenas manos de un representante  de las letras en español y que proviene de la América de habla hispana.

Para cerrar esta nota un detalle para recordar acerca de la denominación de los premios: Estas distinciones llevaron el nombre de “Príncipe de Asturias” hasta el año pasado y los entregaba el que es hoy Rey de España con el nombre de Felipe VI.  En octubre del mencionado año la “Fundación Príncipe de Asturias” y los premios en si mismo, pasaron a denominarse “Princesa de Asturias” en virtud de que tal rango lo ejerce hoy la heredera de la corona Leonor de Borbón quien se hará cargo de presidir la ceremonia y entregar los premios cuando los reyes así lo dispongan.

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Ernest Hemingway ya está en Nueva York: Una muestra excepcional lo tiene como protagonista.

Hace cincuenta y cuatros años yo buscaba a Ernest Hemingway por algunos sitios en Nueva York. Físicamente el ya no estaba y debí contentarme con testimonios, opiniones y algunas publicaciones. Hoy  una muestra de características únicas, por varios motivos, lo devuelve espiritualmente a la Gran Manzana. Siento particular alegría por ello.

La bellísima y magnífica Biblioteca y Museo Morgan de Nueva York  y la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy de Boston, que guarda el archivo más completo sobre el escritor, se han unido para organizar la muestra “Ernest Hemingway: Between two Wars”-“Ernest Hemingway: Entre dos guerras” que se desarrolla en el mencionado museo Morgan desde el 13 de octubre del año en curso hasta el 31 de enero de 2016.

No es una muestra más de la famosa institución neoyorkina que siempre tiene un intenso programa anual. En este caso es la primera muestra sobre Hemingway que se realiza en Nueva York desde su fallecimiento en 1961. Hay más de medio siglo de por medio. Por ello es tan significativa considerando además que el protagonista, Ernest Hemingway es cada vez más recuperado por los lectores. La vigencia del escritor parece renovada cada vez que se le menciona.

Los organizadores no vacilaron en recurrir al archivo más importante y completo sobre el escritor: La Biblioteca y Museo Kennedy en Boston guarda muchas de las perlas del collar  que fue la vida de Hemingway.

La coordinación entre estas dos grandes instituciones ha sido fundamental para poder mostrar al mundo borradores, cuadernos, manuscritos con tachones y también versiones dactilográficas con no menos correcciones. Todo ello si se tiene en cuenta que Hemingway fue un obsesivo del estilo que ha dejado lecciones para cualquier escritor en desarrollo. La exposición muestra listas de “posibles” títulos para relatos. Si bien se puede decir que no siempre estaba seguro de si mismo, como alguno puede opinar, considero personalmente que primaba en él el concepto flaubertiano de la palabra justa. Sin contar que confesaba que recortaba todo lo escrito hasta quedarse con un diez por ciento del total del texto. La exposición muestra a la vez detalles. Hace tres años se editaron los “47 finales “de “Adiós a las armas” y esta muestra exhibe por lo tanto material original relacionado con ello.

El material fotográfico es también original y a la vez hay fotos muy conocidas para los seguidores del escritor y otras no tanto. Allí aparece una foto de Hemingway a bordo de su barco Pilar con Carlos Gutiérrez, un pescador que podría ser una persona desconocida y pasada por alto de no ser que algunas fuentes lo identifican como un modelo que tomó el escritor para –nada mas ni nada menos- “El viejo y el mar”. Para otros son Martínez y Fuentes los modelos y no pocos lo dejan solo a Fuentes. Sin embargo la historia no lo dice así.

La muestra es riquísima y con mucho material para hablar sobre ella. Como información anexa, parece que la misma comenzó a forjarse como idea en 2010, tras la muerte en enero de ese año del escritor norteamericano J.D.Salinger y la poca factibilidad de una muestra sobre él.

Además de la exposición hay una nutrida agenda de actividades complementarias. Como proyección de películas, conferencias con debates, concierto de un conjunto musical  y otras que van de octubre a diciembre incluyendo visitas guiadas.

En resumen: Un acontecimiento académico-literario que pone a Hemingway como protagonista en La Gran Manzana.

Corresponde también expresar lo siguiente: La importancia de la muestra es que el material expuesto proviene de un Hemingway en un período de gran potencial de calidad literaria. Es el período de forja del escritor, su estilo, su obra, su orientación, su método y disciplina que mantuvo hasta el momento de decir no va más justamente porque no podía ejecutarlo. ¡Y vaya que disciplina y que método! Hasta hace muy poco se han publicado trabajos de él que quedaron inconclusos o en borrador o en ideas sueltas o con miles de palabras. Algo de todo eso se ve en esta muestra. Creo que el valor de la misma subyace en estos aspectos. Es, al fin, un homenaje a un escritor norteamericano sensu stricto, que fue ciudadano del mundo y cuyas lecciones a futuros escritores están vigentes más allá de todas las imperfecciones humanas que poseía.

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William Phips, el capitán Kid, Walter Kennedy y el mayor Stede Bonnet

Cuatro extrañas vidas de hombres de mar. Merecen relatarse brevemente acorde a lo que la historia dejó transcender.

Si se considera la del señor Phips se encuentra un sino contrario a cuanto deseaba.  William Phips fue hecho caballero por el rey y nombrado por el monarca Gran Sheriff de Boston en agradecimiento por los servicios brindados a la corona. Pero Sir Phips era un gran buscador de tesoros hundidos anticipándose con esto a una redituable tarea de los siglos por venir. Pero fue muy mal administrador de sus recursos por lo que su vida acabó miserablemente.

Un caso muy diferente lo constituye el capitán William Kid que, de paso, nadie sabe el porque de este apellido que en inglés significa cabritillo y que se contrapone a su bravura como pirata a las órdenes del rey de Inglaterra. Yo diría más bien era un corsario. De paso, hay que decirlo, llegado el momento se dio una que otra explicación de su apellido y nadie por temor se atrevió a discutirlo. Eso si, tuvo una trayectoria excelente de tropelías y asaltos, visto y considerando el concepto de la época y de su oficio. Todo anduvo bien hasta que la maldición del “hombre del balde”, un  tripulante por el asesinado, lo siguió hasta el mismo momento de su ejecución.

Más tarde, junto al capitán Kid apareció otro pirata con el grado de teniente. Se llamaba este hombre Walter Kennedy y no sabía ni leer, ni escribir. ¿Cómo llegó entonces al grado de teniente?, Se preguntaban algunos. Pues lo hizo por su talento para torturar. Era dueño absoluto del arte de ajustar una cuerda en la frente de un prisionero hasta hacerle saltar los ojos.  En algún momento de su vida traicionó a su capitán, se hizo de una nave y sumó una buena serie de fullerías hasta que le tocó el turno a la ley. Su último lujo fue alabar la vestimenta de Kid, antes de colgar a su lado.

El último caso y de no menor importancia fue el del mayor Stede Bonnet, todo un pirata de fantasía. En realidad Bonnet comenzó despreciando las fuerzas de la tierra y exaltaba las del mar. Poco a poco el delirio fue mayor hasta que ocurrieron dos hechos. El primero fue la idea de atacar una aldea y el segundo el de toparse con uno de los héroes de sus delirios: El capitán Teach, Barba Negra. Tras una serie de infortunios logró huir de este héroe y cansado de la fragorosa vida que había llevado se dejo apresar por la justicia sin oponer resistencia. Fue condenado y ejecutado luego de pasar un tiempo en prisión, sin contar que le endilgaron una cantidad de acciones que, de ser ciertas, habría pasado a la historia de la piratería.

Hay que reconocer que son cuatro historias, mas o menos conectadas entre si y todas trágicas. No hay registro de ellas y no puede haberlo. Son ficciones  que bajo la forma de relatos breves y con el nombre (no el texto) de los personajes que aquí se mencionan integran junto a otros cuentos una obra clásica titulada “Vidas imaginarias” 1 del escritor franco-judío André Marcel Mayer, mucho más conocido como Marcel Schwob. He aquí algunos apuntes sobre este hito de la literatura universal.

Marcel Schwob fue un hombre excepcional para su momento histórico y su breve vida. Nacido en Chaville, Francia, el 23 de agosto de 1867, fue escritor, traductor, crítico literario, poeta, ensayista y traductor. Esto último conviene destacarlo. El fue un políglota precoz. Parece que a los tres años de edad además del francés su idioma materno, hablaba muy bien el alemán y el inglés. Más tarde agregó a ellos el español y el italiano, sin dejar de lado un intensivo estudio del griego, del latín y del sánscrito. Desde niño su entorno familiar fue altamente favorable a sus gustos y preferencias. Provenía de una familia culta en la cual había profesionales y rabinos. Hay que puntualizar que su padre Isaac, un culto periodista de la época, escribió una obra con Julio Verne y escribía notas para un periódico de Baudelaire. Es decir el germen de las letras estaba en su casa. De allí mismo surgiría un escritor que emplearía las herramientas del lenguaje de un modo sutil, para transformar la literatura de su época.

Hay toda una trayectoria de gran perspectiva y sus obras trascienden por su estilo. Como ejemplo se halla el caso de la que escribe a los diez y nueve años, “El libro de Monelle” con una gran carga autobiográfica y vivencial pues Schwob se enamora de una joven prostituta que le hace vivir a él y el a ella, una vida de adolescentes enamorados. La joven en la vida real se llamó Louise y murió de tuberculosis a los veinticinco años. El escritor jamás la olvidó. Por eso “Monelle-Louise” es tan trascendente en su vida literaria y afectiva. Luego se casará con la actriz Marguerite Moreno quien, más tarde y a comienzos del siglo veinte sería algo así como una instructora de francés de la escritora argentina, creadora de Sur, Victoria Ocampo.

Pero, ¿Qué hace aquí Schwob en “El hombre y el mar”? Pues bien el escritor en primer término fue traductor-admirador de Robert Louis Balfour Stevenson el autor entre otras obras de “La isla del tesoro” con sus personajes de piratas y tesoros ocultos. Hay una intensa correspondencia entre Schwob y Stevenson. El escritor francés lo admira y admira a la vez la temática de la piratería y la vida en el mar. Stevenson que es llamado “tusitala” por los aborígenes del pacífico sur, que quiere decir “el que cuenta cuentos”, muere allí y es enterrado en un cerro con toda una ceremonia tradicional y ritual. Esto impresiona grandemente a Schwob que estando ya delicado de salud organiza un viaje a Samoa calificado como insensato por quienes lo conocían y en alguna manera compartían su vida. Para Schowb este viaje  es algo más que una visita a la tumba de su admirado contador de historias. Para el es como una peregrinación a las tierras que habitó Stevenson con amor y busca algo de la espiritualidad que caracteriza a estos lugares. También es cierto que casi deja su vida en este periplo que le inspiró obras literarias.

Pero “Vidas Imaginarias “ya estaba escrito en 1896 cuando el tenía 21 años. Este libro, el más conocido quizás o el que más lo hizo conocer a él ha tenido influencias en otros autores como por ejemplo en Jorges Luis Borges y su obra “Historia Universal de la Infamia”. Borges habla de “Vidas Imaginarias” y su influencia en él con singular precisión pero también con afecto. Por eso llega a decir: “En todas partes del mundo hay devotos de Marcel Schwob que constituyen pequeñas sociedades secretas”. De hecho en Paris hay una asociación civil denominada Société Marcel Schwob que desarrolla diferentes actividades académicas en torno al escritor.

La trayectoria y producción literaria de Schowb es extensa pese a la brevedad de su vida. Hay que contar más de una docena de obras de distintas estructuras literarias e incluso, tras su muerte, se publican más de media docena de textos de gran importancia. Entre ellos está la correspondencia con Stevenson y también sus observaciones sobre el viaje a Samoa. Con el tiempo, las traducciones se multiplicaron lo que contribuyó al conocimiento de este singular autor.

El escritor con su salud muy delicada a causa de su viaje a la Polinesia y a complicaciones pulmonares fallece en París el 26 de Febrero de 1905. El mentado Cementerio de Montparnasse, en el barrio homónimo de París, guarda sus restos. Marcel Schwob tenía treinta y siete años.

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1 Nota del autor: Para la elaboración de este texto se ha empleado un ejemplar de “Vidas Imaginarias” muy caro al afecto y a su historia. El libro proviene de la biblioteca familiar y tiene la siguiente referencia bibliográfica: Editado por Emecé S.A., Buenos Aires, se terminó de imprimir el 21 de junio de 1944. La traducción y nota preliminar es de Ricardo Baeza. Se destaca allí que es la primera obra del escritor francés que aparece en castellano. La foto que acompaña esta nota carece de crédito e integra la cuidada edición de tapas duras.

 

La casa de Hemingway en Ketchum fue declarada Sitio Histórico

En el pasado mes y a 54 años de la muerte de Ernest Hemingway en su casa en Ketchum, estado de Idaho, Estados Unidos de Norteamérica, esta residencia fue declarada Sitio Histórico.

La vivienda se halla en un lugar boscoso en las afueras de Ketchum y fue adquirida por Ernest Hemingway en 1959 atraído sin duda por la belleza del paisaje y las posibilidades cercanas de la caza y de la pesca.  Se trata de una construcción típica de la zona, con dos pisos y unos doscientos treinta metros cuadrados de superficie. No puedo decir cuanto pudo disfrutarla el escritor teniendo en cuenta su estado de salud. Ese fue su refugio final. La última vez que llegó allí fue tras su alta médica de la Clínica Mayo en Rochester. Antes de la visita a esa prestigiosa institución médica, que no fue nada fácil,  estuvo en España. Pero el pasaje por la Clínica no fue del todo positivo. Primero que Mary Welsh, su cuarta y última esposa no estuvo muy de acuerdo con que Ernest estuviera lejos de un control medico estricto. El alta médica según diversas fuentes “…la horrorizó…” porque ella que lo conocía lo veía muy mal síquicamente y también se daba cuenta que simulaba su real estado de salud. El estoicismo de Hemingway fue muy particular.

El segundo punto es más notorio todavía. Hemingway “sabía” que estaba mal. No era solamente el alcohol que jamás pudo controlar. Allí estaban las secuelas de los accidentes aéreos en tierras africanas y de sus accidentes en auto o domésticos. Y también lo más terrible: El efecto de los electroshock que minaron su potencia creativa. No existiendo esta, no valía la pena vivir. El “no va más” que le dice a su amigo Hotchner es significativo. “Si no puedo vivir como los animales que he cazado, prefiero no vivir”. En un hombre como el, esa frase lo dice todo. Hemingway sin la escritura prefirió no vivir. Así, diez y nueve días antes de cumplir sesenta y dos años, en esa casa ahora lugar histórico, se disparó una escopeta y puso fin a su vida.

Mary Welsh quedó a cargo de esa propiedad y mucho más. Fue la albacea del escritor y así como donó Finca Vigía en Cuba, tiempo después donó la casa en Ketchum.  Ella se fue a vivir a Nueva York en donde falleció a los 78 años, es decir en 1986 y por disposición testamentaria su cuerpo fue enterrado en Ketchum junto al de su esposo.

La esposa de Hemingway donó la casa que compartió con el escritor a una organización no gubernamental quien la conserva hasta hoy que es incluida en el Registro Nacional de Sitios Históricos de Estados Unidos de Norteamérica basándose tal decisión en que puede proporcionar un mayor conocimiento sobre el escritor dado que posee una gran cantidad de objetos personales.

Es probable, según se expresó en más de una oportunidad, que allí el escritor haya trabajado en varias de sus obras que más tarde se conocerían como “Paris era una fiesta”, “El verano peligroso” y quizás, nada más que quizás, “El jardín del edén”.  Los borradores de esas tres obras en distinto grado de desarrollo y otros textos menores fueron llevados por Mary Welsh al gran editor y amigo de Hemingway, Charles Scribner (hijo). Más tarde fueron publicadas.

La cuestión es que Hemingway, fiel a su estilo y con las limitaciones ya mencionadas, trató de trabajar. Pero el mismo reconoció la imposibilidad de seguir y dijo basta.

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Ernest Hemingway y Orson Welles se reencuentran en Ronda

En pocos días más Ernest Hemingway (1899-1961) y Orson Welles (1915-1985) volverán a reencontrarse.  Esta vez lo harán en Ronda, esa bella, misteriosa y taurina ciudad española. Para ninguno de los dos, grandes aficionados al arte y ciencia taurino la ciudad les es extraña o desconocida. Tampoco la ciudad los ha olvidado. Ambos poseen sus “Paseos”  como el “Pasaje Ernest Hemingway” identificado por una placa en la pared con el escudo de Ronda de un lado y en el opuesto la imagen del “Viejo” y la leyenda  “Paseo de E. Hemingway”.  Y mas o menos aledaño a el se halla el “Pasaje Orson Welles” situado a la espalda de la Plaza de Toros. Hay un detalle: La placa que identifica el pasaje vuelve a decir “Paseo” y no “Pasaje” como figura en los mapas y no lleva el escudo de Ronda como en el caso de la de Hemingway.

El encuentro de marras de los dos protagonistas de alguna pelea personal e inquina allá en su juventud, será ahora a través de dos esculturas del artista sevillano Paco Parra y según la alcaldesa María de la Paz Fernández serían inauguradas el 5 de septiembre con la celebración de la Corrida Goyesca. Para el caso del cineasta, director, productor de películas, considerado el mejor director de la historia del cine, este homenaje coincidirá y es motivo suficiente, con el centenario de su nacimiento. Lo interesante es que las esculturas llevarán el rostro de ambos esculpidos en relieve y una placa en la que estarán escritas sus citas sobre Ronda. De esta manera, con esta cercanía, ambos podrán dialogar cada tanto y quizás, vaya a saber, permitirse una escapada a algunos de los restoranes rondeños que ofrecen muy buena comida y muy buena bebida. Seguro que no desperdiciarán la oportunidad de una perdiz o de un chivo que son platos excelentes y también beber algún tinto suave con denominación de origen.

Volviendo a los dos protagonistas como no escapará a ningún lector atento, la trayectoria y personalidad de ambos dio y sigue dando mucho para decir. Ambos eran fuertes y combativos. Pero a su vez ambos profesaban una pasión: Los toros. Y a su vez admiraban a un maestro del arte y ciencia taurino como el rondeño Antonio Ordoñez.

Casi un fanatismo o una obsesión de ambos genios, hizo que uno escribiera obras inolvidables sobre las lides taurinas y el otro por aquella cosas del destino, decidió en vida que sus cenizas descansaran en esta Ronda que vuelvo a repetir es bella, misteriosa y taurina.

Pero algo puede cambiar y no todo ser almíbares. Fuentes especializadas en el cine y en su historia no descartan que con motivo del centenario se pudiera estrenar una película inédita de Welles titulada “El otro lado del viento” en la cual su protagonista tiene mucho que ver con la personalidad, conducta y carácter de Hemingway en el último período de su vida. Es decir el Hemingway menoscabado por su salud y lo más importante menoscabado en su capacidad creativa. Desconozco más detalles. Pero un material así en manos de Welles puede decir mucho y también puede no agregar nada. Por algo se halla inédito. Quizás faltó algo que nadie conoce.

Sea como sea, estos grandes de la historia del arte, a través de pétreas figuras modeladas por las manos de otro artista, se volverán a encontrar en un lugar muy caro para ambos.

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Alfredo Ballester: Felicitado por la UNESCO de Puerto Rico, propone a Hemingway “Ciudadano Cubano”

Para el “Mes Hemingwayano” Alfredo Ballester me envió una reseña sobre su libro “Hemingway y los muchachos del Barrio” que fue publicada el 18 de julio. Como lo expresara en su oportunidad, se trata de un libro sorprendente en donde su autor y coprotagonista, un ameno escritor cubano que reside en Miami, fue uno de aquellos niños que robaban mangos en la Casa de Hemingway  en Finca Vigía. La reseña es completa y sintetiza el espíritu del libro pero mucho más de quien lo escribió-como suele decirse- con el alma en la pluma. Cuando cerré mi texto presentando el de Ballester yo expresé que aguardaba a que este autor volviera a enviarnos algún texto suyo relacionado con Hemingway. Es y no es tan así. Me congratulo por ello. Porque hay dos hitos que Alfredo, a quien no conozco personalmente, pero a quien si aprecio desde la distancia, en primer lugar me hizo llegar la carta de reconocimiento de la Comisión UNESCO de Puerto Rico a su obra sobre Hemingway. Por gentileza del autor reproduzco el texto completo de la misma:

Sr. Alfredo A. Ballester

Miami 

Estimado amigo,

                            En nombre del Centro Unesco de Cultura, y en el mío propio le felicito por su libro sobre Ernest Hemingway, donde pone de manifiesto los valores de este escritor, y el amor  que le tenía a Cuba y a los cubanos. Creo que le conté que lo conocí personalmente, que me lo presentó el Dr. Raúl Versón en La Habana, y que cuando mi amigo le dijo a  él que yo trabajaba en favor de la cultura cubana Hemingway dijo:

“entonces éste es uno de los Pinos Nuevos de que hablaba  José Martí, señal inequívoca que conocía bien el prestigio de Martí.

                          Esta felicitación a usted se tomó en la pasada reunión del Centro  Unesco donde estaba presente el Dr. Rodulfo Gautier, director de la Academia de Artes y Ciencias de Puerto Rico, a quien le interesó el asunto también.  El Dr.Gautier es Conde De Santa Inés, bisnieto de un gran santiaguero. 

                                                   Cordialmente,

 

      Junio 26, 2015                                                           Lcdo. Antonio J. Molina

                                                                                                   Presidente

Por otro lado, Ballester me hace saber de su proyecto de nombrar a Ernest Miller Hemingway Ciudadano Cubano pos mortem por los méritos que el enuncia y que son de conocimiento público. En tal sentido el autor del proyecto me envió un correo que también con su autorización transcribo a continuación:

 Yo, Alfredo A. Ballester, ciudadano cubano, residente en el extranjero; atendiendo a la trayectoria de este gran escritor norteamericano, Ernest M. Hemingway: por vivir por más de 20 años en territorio cubano, haber escrito el libro «El viejo y el mar» inspirado en las aguas y pescadores de Cuba obteniendo el premio Nobel de Literatura por esta obra, por llevar su nombre el Torneo Internacional de la pesca de la aguja, por haber donado la Medalla del Premio Nobel a la Patrona de Cuba, la Vírgen de la Caridad, por donar al pueblo de Cuba sus bienes de la finca Vigía y por autodenominarse «un cubano sato » tengo la seguridad que merece, en honor a su memoria de que se le sea otorgada la Ciudadanía Cubana post mortem.

Por tanto: solicito esta petición a la instancia correspondiente.

Esperando hacerle honor a este gran hombre.

Queda de Ud. 

Alfredo A. Ballester

 Nota: Si fuera tan amable de informarme a donde dirigirme al respecto.

Esta demás decir que no solo apoyo el proyecto sino que humildemente me permití desde este blog adherir y que contase con mi apoyo. El reconocimiento a Hemingway es justo, sincero y merecido.

Es un cubano quien genera este proyecto y aunque no resida en su patria, como muchos otros ciudadanos que por una u otra razón no residen en su país de origen, la valía  de sus palabras pesan también con la distancia y los afectos. Todo ello sin contar que es autor de un libro que testimonia lo que llamo el “Hemingway redescubierto”. Si, se trata de ese Hemingway humano y generoso que muchos insistieron en ocultar o minimizar producto quizás de los celos o del egoísmo natural en determinadas personas.

La persona-personaje Ernest Miller Hemingway es, para muchos seguidores, ciudadano cubano. Hago votos porque el proyecto de Alfredo Ballester sea considerado y tenga la validez a través de los organismos específicos para que arribe al puerto propuesto. ¡Felicitaciones Alfredo Ballester por el proyecto!

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