La Goleta Santa María de los Buenos Ayres(II): Estado actual de construcción y bases del diseño y prestaciones

En la nota anterior hicimos referencia al proyecto de construcción de la escuela goleta “Santa María de los Buenos Ayres”. En tal sentido se brindaron las bases humanísticas orientativas en las que dicho proyecto se asienta fundamentalmente.

A continuación se brindan las bases técnicas y prestaciones de la nave tal cual se expresan en el sitio de la Fundación Escuela Goleta del Bicentenario: www.EscuelaGoleta.org.ar

“De acuerdo a un proceso de intercambio y aproximaciones sucesivas, el diseño de la Escuela Goleta “Santa María de los Buenos Ayres” da respuesta a una serie de premisas que surgen de los objetivos y de los programas previstos por la organización. En pocas palabras, se buscó un diseño que responda a la función para la cual el buque estaba siendo concebido. Entre otras cosas, dentro de algunas de las premisas de diseño iniciales para el buque, pueden citarse:

Aparejo simple, pero que requiera de la labor manual como vehículo de transmisión de contenidos y valores. Aquí contó la experiencia de Nigel Rowe y Ron Dadswell, de Sail Training International quienes aconsejaron tener al menos un palo con velas cuadras a fin de proveer la experiencia de subir a los palos para tener que aferrar el paño («going aloft»).

. Capacidad de operar en condiciones hidrometeorológicas rigurosas, lo cual dio lugar a un aparejo altamente flexible.

. Capacidad de maniobrar y amarrarse en puertos del Litoral Patagónico, lo cual dio origen a la necesidad de incorporar un propulsor de proa (bow thruster).

Poco calado, para poder navegar sin limitaciones en el Río de la Plata y ríos interiores.

Autonomía para poder cruzar el Océano Atlántico u operar por 3000 millas náuticas o 30 días.

Operación con entre 20 y 30 jóvenes y/o adultos, tanto hombres como mujeres. Este número es el resultado de un análisis de costos de operación, logística, capacidades consecuentes de los auxiliares y funcionalidad.

Seguridad: debía estar garantizada, no sólo desde el punto de vista náutico marinero en cuanto a navegabilidad o equipos sino también desde la óptica de la llamada “seguridad industrial”. Se deben prevenir accidentes en toda circunstancia y actividad, desde una quemadura a una caída al agua pasando por un golpe en la cabeza producido por un armario o un traspié. La ingeniería de detalle, orientó las soluciones bajo esta óptica.

. Sustentabilidad: la Goleta Santa María es un buque en el que se han considerado muchísimos aspectos relativos al cuidado del medio ambiente, el aprovechamiento de la energía y el reciclado de desechos.

Y finalmente, como todo buque que enarbole el pabellón nacional, la Fundación pretende que la Goleta Santa María se convierta en una verdadera embajadora de su país.  De esta manera, y gracias al trabajo de diseño del estudio de Germán Frers (www.germanfrers.com) se ha desarrollado un diseño equilibrado de líneas clásicas que combina belleza y funcionalidad cumpliendo acabadamente con todas las premisas mencionadas. “

Además se agrega a dicha descripción  lo siguiente:

“El casco de la Santa María, concluido prácticamente en un 100%, se construyó en acero naval grado A, la estructura y el enchapado en acero F24 y sus escantillones calculados según las reglas de la organización de certificación R.I.N.A. (www.rina.it), proporcionando una estructura fuerte y relativamente liviana. La cubierta de acero irá revestida de teca y actualmente se están desarrollando los casillajes mediante laminación de materiales compuestos.  El lastre fijo del barco será de plomo, pero además tendrá tanques de lastre, depósitos integrales de agua, aguas servidas, y combustible previsto para una autonomía de unas 3000 millas.  La Goleta tendrá un motor de 1000 HP, dos generadores, hélices de proa «bow thruster» y un sistema de control de timones hidráulico mecánico.”

“La construcción actualmente se lleva a cabo en el Astillero TANDANOR SACYN ubicado en Dársena Sur en la Ciudad de Buenos Aires. (www.tandanor.com.ar).”

Todo el texto entrecomillado proviene del sitio ya mencionado de la Fundación y se ha extraído de el lo esencial.

Recientemente el Presidente del Consejo de Administración de la Fundación, Calte. (RE) Diego Enrique Leivas  informó a través del Boletín N° 65 que

La construcción de nuestra Goleta presenta dos hitos significativos a corto plazo, la fundición del plomo para completar el lastrado final del casco y la colocación de sus casillajes una vez que completemos el de mayor tamaño que comprende el Salón de Usos Múltiples que tendrá la Santa María”

                  Como un obsequio para la vista, he aquí una concepción artística de la goleta con el pabellón argentino flameando en su vela mayor.

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Un hombre y su barco: Hemingway y el Pilar

Tiempo atrás hablé del Pilar con motivo de una película sobre Hemingway y Fuentes. Puse una foto del barco en la que aparezco. Es de la época en que el Pilar estaba siendo reparado y puesto a punto para salir a navegar inmediatamente. Mi mensaje al director de la película era la vital importancia del Pilar como tercer protagonista de esa dupla de marinos que constituían Ernest Hemingway  y Gregorio Fuentes.

Un barco es un mundo único e increíble de pensar como tal si no se navega o se ama el mar o se conoce la intimidad de las personas y los objetos náuticos. Me faltaba una nota que ligara ese pensamiento relacionando al escritor con su barco, el único que tuvo y al que amó profundamente.

Encontré la nota revisando mis propios y a veces inescrutables archivos que me acompañan en mi gabinete de trabajo. Se trata de un artículo que apareció hace más de un año escrito por Julio Batista Rodríguez con excelente ritmo literario y dando el trato afectivo imprescindible a un tema como al que hago referencia, es decir, la historia de la relación de un hombre y su barco. El artículo se reproduce con autorización del sitio en el que apareció  www.cubacontemporanea.com, quien tiene a su vez otras notas relacionadas con Hemingway que, llegado el momento, citaremos o reproduciremos aquí.

Pilar, la amante “cubana” de Hemingway

Por Julio Batista Rodríguez

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“Hudson subió temprano al barco y ahora sabía que había buscado en él un refugio frente a la ciudad, donde había temido encontrarse con gente que le hablara de lo que había pasado (…)” Ernest Hemingway, Islas en el Golfo (1970)

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Un inexplicable agravio de académicos a Ernest Hemingway

Era lo último que esperaba para el fin del Mes Heminguayano. En realidad aguardaba otras notas que lo enriquecieran. Pero me equivoqué. Un centro de estudios superiores como es una universidad, en este caso de Estado Unidos de Norteamérica, es decir la patria del agraviado, se encargó bajo su tutela y con el nombre de “investigación” (se supone que científica) de agraviar a Hemingway y luego esto se difundió internacionalmente. No hubo reparos en aspectos que son discriminatorios, ofensivos e injustificables. Por todo ello me pareció que debía exponer una opinión a manera de desagravio y luego darla a  conocer.

La información que llegó proviene de distintas fuentes aunque todas con textos parecidos.  Varias Alertas de Google, reproducían una clasificación nacida en una universidad. El mundo, este mundo globalizado, se enteró de las conclusiones de la Universidad de Missouri. Apareció la misma expresión con respecto al escritor, que yo escuché hace 50 años, solo que ahora respaldada por la ciencia.

El texto común a que hago referencia es el siguiente y todos dicen más o menos lo mismo:

Hemingway, el Profesor Chiflado, Mary Poppins y Myster Hide: cuántos tipos de borrachos hay, según la ciencia

Un equipo de psicólogos ha clasificado los tipos de bebedores en función de la manera en asimilar el alcohol y en cómo cambia el comportamiento, y para ello los han dividido en cuatro grupos: el de Ernest Hemingway, el Profesor Chiflado, Mary Poppins y Myster Hide.

El grupo de investigadores de la Universidad de Missouri en Columbia (EEUU) utilizó un estudio publicado en Addiction Rearch & Theory en el que participaron 374 estudiantes estadounidenses y gracias al cual determinaron la existencia de cuatro grupos de borrachos. Con este informe, los investigadores pretenden que esta categorización sirva para personalizar los problemas de alcoholismo en la sociedad.

El primer grupo y el más numeroso de los cuatro (un 40% de los encuestados) es el de los Ernest Hemingway. En honor al famoso escritor, quien alardeaba que podría «beber cualquier mierda de whisky sin emborracharse», hace referencia a aquellas personas que no experimentan ningún cambio de personalidad cuando se emborrachan.

El segundo grupo es de Mary Poppins. Este tipo de personas ebrias adoptan una personalidad similar al de la famosa niñera de Disney en el filme de 1964: se trata de personas extrovertidas a las que el alcohol las vuelve más dulces y divertidas.

Los profesor chiflado adoptan esta tercera clasificación en honor al científico que sufre una segunda personalidad adulterada, interpretado por Eddie Murphy. El estudio concreta que este tipo de embriagados tiene que ver con personas introvertidas que en el momento de beber se libran de sus inhibiciones y muestran su lado más amigable y sociable.

En cuarto y último lugar están los Míster Hyde, quienes bajo los efectos del alcohol se muestran menos responsables y menos intelectuales además de adoptar una actitud más hostil de lo normal.

Quiero expresar lo siguiente:

  1. Entiendo el objetivo del estudio perfectamente. Lo que no entiendo es como sacaron conclusiones a partir de un grupo estadístico tan reducido y además de estudiantes y como lo contrastaron. Porque 374 casos no creo que constituyan, en un tipo de estudio como este, un universo lo suficientemente importante desde el punto de vista estadístico.
  2.  No conozco el nivel de impacto de la publicación Addiction Research &Theory pero me sorprende que los evaluadores del “paper”(texto que se presenta a la revista para ser publicado) hayan aceptado lo limitado de la muestra y la barbaridad de emplear personas y personajes socialmente identificados con nombre propio. En el caso de Hemingway el grupo es el más numeroso con 40% es decir son cerca de 150 sujetos.
  3. En el caso de Hemingway es más grave: Es una persona que vivió y que además de su obra literaria, hay hijos y  nietos, es decir familiares directos a los que se ofenden inescrupulosamente
  4. Algo más: Hay un agravio directo y sin sentido hacia el escritor al emplear su nombre para identificar una “clase de borrachos”, para “tipificar” en nombre de la ciencia a un grupo de dipsómanos. No hay justificativo alguno. Se ha discriminado brutalmente a una persona pública que no solo no puede defenderse sino que  además era un enfermo.
  5. Y quiero aclarar lo de “enfermo”. Borracho, dipsómano, alcohólico son distintas manera de llamar a una persona que sufre de una adicción, en este caso al alcohol. No es una virtud. Es una enfermedad. Que no siempre como otras enfermedades es posible tratar o atenuar con éxito. Esta no es una virtud de Hemingway. Es un terrible y doloroso defecto adquirido quizás en su juventud y que jamás pudo manejar. Es el lado más triste del escritor. Es el lado recordado por los impotentes y destacado por los mediocres desde que yo escuché hablar de él. Y por eso lo expreso en el texto que se puede leer en este blog “Recuerdos de Ernest Hemingway. Apuntes autobiográficos”.
  6. Observo también, si existe, el “rigor académico” que puede tener la Universidad y el “journal” (publicación periódica científica) que publicó la llamada “investigación” con el empleo de personajes del cine y la literatura. Creo que no hacía falta recurrir a esas analogías para clasificar, es decir hacer una taxonomía rigurosa, de los dipsómanos. Reconozco la libertad de expresión, pero también les recuerdo a todos, autores y funcionarios, que hay una ética de la investigación. Hay un límite moral y social que respetar. No se como lo verán su “pares” de la National Science Foundation (Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Máximo organismo de política científica de la nación). Desde mi limitada mirada marginal del sistema científico, del cual algo conozco, no entiendo o no acepto como justo y académico el proceso que ha transcurrido desde la presentación y aprobación de este proyecto de investigación por los pares “ad hoc”(es decir especialistas en el tema) hasta la aceptación por lo “evaluadores” de la publicación que cuestiono, en la que  imagino habrán actuado como tal. Se suma a ello la publicación y difusión y el silencio de los académicos y funcionarios de la universidad promotora.

Realmente es un final del Mes Hemingwayano triste y decepcionante. Las universidades no son dirigentes de la sociedad pero son referentes ineludibles de la misma. No es bueno lo que ha pasado, ni para las universidades, ni para las sociedades a las que pertenecen y a las que, de una u otra manera, se deben.

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Un recuerdo para “El viejo del mar”: Gregorio Fuentes Betancourt

Llegó la fecha. Luego Pasó. No me atreví a escribir esperando una buena nota. No llegó y no leí sobre él en este mes. El también había nacido en Julio, el Mes Heminguayano. En su momento fue portador de una parte de la  historia marina del escritor. Era más. Fue el timonel y navegador de su barco, el Pilar. También fue más que eso y no porque si. Yo diría ahora, fue mucho más significativo. El escritor tomó de el, en buena medida, hasta sus rasgos físicos para llevarlos a su obra más literaria, más afectiva y mas humana que iba a escribir. Lejos de toda guerra, lejos de toda sangre. El personaje al que le daba forma tomando a este individuo como referencia, aparecería luego como un arquetipo o un modelo que más tarde veríamos en tantas playas, puertos, riachos y muelles. Era un hombre que ni siquiera había nacido en Cuba sino en Canarias. Era como Hemingway, cubano por adopción, un cubano sato. Transitó por tres siglos y muerto Hemingway heredó su barco al que dejó en dique seco en Finca Vigía y no volvió a navegar en el. Cada aniversario de la muerte de Hemingway bebía un güisqui en su honor, ahí cerca, cerca de la que fuera su casa. Esto es en Cojimar, un lugar desde donde muchas veces partieron con el Pilar. Allí los pobladores fabricaron un busto del escritor. En fin, pasé por su casa cuando el ya no la habitaba. Había viajado para no volver. Se iba a encontrar con el capitán del Pilar y vaya a saber si en una de esas volvían a navegar juntos. La Corriente del Golfo los esperaba. El Pilar ya estaba dispuesto a salir luego que lo arreglara un experto. Un director de cine está haciendo una película y yo le advertí desde aquí que un personaje infaltable es el Pilar. ¡Cuidado! Los fantasmas que lo vigilan y protegen se harán  palpables si en la cinta no se hace justicia con este personaje con nombre de mujer.

He escrito unos cientos de palabras para decir todo esto que tenía ganas de vociferar. Es cierto que las debí escribir varios días antes para estar en el tiempo adecuado. Esperé demasiado. De todos modos un párrafo actual quizás reemplaza a miles de palabras no escritas.

El hombre que motiva estas expresiones se llama GREGORIO FUENTES BETANCOURT. Hace 118 años nació en Canarias el 11 de julio de 1897,  Para mi, afectivamente, ha sido, es y seguirá siendo “El viejo del mar”. ¡Feliz Cumpleaños Gregorio!

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Para el Mes hemingwayano una reseña de un libro increíble: “Hemingway y los muchachos del barrio”

Cada vez me sorprendo más. Ha pasado algo más de medio siglo y aparecen obras como esta que  recupera para el mundo, para la historia y para los investigadores la figura de un Ernest Miller Hemingway con una dimensión humana sospechada pero no conocida.

Me siento parte de este pensamiento cuando inserté en este blog “Recuerdos de Ernest Hemingway. Apuntes autobiográficos” un documento que en algún momento roza el tema del Hemingway sensible. Son los cubanos radicados, algunos en Nueva York otros en Florida, quienes me comentan en aquel momento y me hablan de un Hemingway diferente, muy diferente al que muchos quisieron imponer.

En esta oportunidad un señor desconocido hasta ese momento, escribe a mi correo electrónico y me comenta de su libro. Ahora con motivo del Mes Hemingwayano le pido unas líneas y me envía algo más que ellas. Se trata de una reseña de su libro “Hemingway y los muchachos del barrio”, texto por el que estoy muy agradecido. El autor, Alfredo A. Ballester es cubano y se encuentra radicado en Miami. Ha publicado siete obras y ha sido reconocido por la Asociación Cultural UNESCO y la Academia de Artes y Ciencias, ambas de Puerto Rico. Asimismo es Mención de Honor en el concurso de narrativa ‘Importancia de la palabra’ organizado por el Instituto Cultural Latinoamericano con sede en Argentina. Con su autorización brindo su correo para todos aquellos que quieran comunicarse con él: andrestorro@aol.com.      Aguardo a que este ameno autor vuelva a enviarnos  algún texto suyo relacionado con la vida y obra de Hemingway. He aquí la reseña acompañada de la tapa del libro en la que aparece Finca Vigía y el rostro de un niño que hoy, ya adulto, escribe y publica libros.

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HEMINGWAY, NUESTRO VIEJO AMIGO

El niño de la portada soy yo en aquella época

 

He escrito un libro titulado «Ernest Hemingway y los muchachos del barrio» que narra mis experiencias vividas con Hemingway cuando apenas yo tenía 10 años de edad, que junto a otros muchachos más entrábamos a robar mangos a la finca Vigía y que con el tiempo nos hicimos amigos del célebre escritor.

Que mejor para este “mes Hemingwayano” exponer al mundo que soy uno de los pocos  protagonista sobreviviente de quienes conocimos a Hemingway en persona. Que estrechamos su mano, que puso sobre nuestras cabezas esas manos que tanto dieron al mundo de la literatura.

Ha pasado más de medio siglo, y basándome en varios pensamientos de Ernest Hemingway, por fin los tomo muy en serio, llegando a la siguiente conclusión:
Primero, “he vivido la vida como para poder escribirla”. Segundo, “como escritor no debo seguir diciendo lo que he dicho y debo escribir lo que tengo que decir”. Y tercero, “me inspiro porque creo que ese alguien que debe tener las suficientes agallas de pensar para contar esta historia y seguir escribiendo, ese soy yo”.
Lo que he escrito, en este libro, primeramente es una novela en la cual atestiguo la realidad de algunos de mis años infantiles. También incluyo algunos testimonios de personas con la suficiente credibilidad, donde se respeta la veracidad de los hechos ocurridos en aquellos años, por lo que éstos, componen parte del contexto de la novela. Así como una segunda parte del libro, resumiendo temas relacionados a Ernest Hemingway, testimonios y curiosidades de la época, entrevista al escritor, errores y mentiras sobre Hemingway, sus temores, pensamientos y obras del mismo.
Los personajes son reales, con sus nombres verdaderos, incluyéndome a mí.
Mi experiencia de aquellos años 1956-1961, me dio la lección de que todos los seres humanos somos iguales, que la humanidad a veces da categoría de excepcionales a algunos, que se destacan por sus habilidades en la vida, y no estoy en contra de clasificaciones merecidas o no, pero sí aprendí, que conocer a una persona en su forma empírica, sin saber su pasado o presente, sea bueno o malo, nos da la medida de poder evaluar individualmente a cada uno, por
cada uno de nosotros. Y es el caso de este “señor alto, corpulento, canoso de cabellos y barba”.
Tuve la experiencia de conocer sin saberlo, a un célebre hombre de las letras, también de los deportes de la pesca y la caza. En el momento de conocerlo no era más que lo que era en realidad para mí: “un simple viejo barbudo y canoso”.
No pretendo relatar la vida de Ernest Hemingway, se ha escrito suficiente sobre este escritor Premio Nobel de Literatura del año 1954, pero es imposible, para quien escriba algo relacionado con este sobresaliente escritor, pasar por alto su vida, su obra, su personalidad, desenvueltas en la lucha entre la vida y la muerte, el triunfo de la victoria sobre la derrota.
Mi objetivo es dar a conocer como persona, algunas experiencias vividas de mi parte, y de otros muchachos, con este señor, que también fuimos parte de la vida de él y, por qué no, que los demás puedan conocerla o ser recordada por aquellos que hace más de medio siglo disfrutaron, como yo, esas aventuras, travesuras y experimentar que un hombre ya cerca de los 60 años de edad, pudiera mantener un alma de niño como la tuvo Hemingway.
Lo recuerdo más como cazador, independientemente como al hombre al que le robé sus mangos.
Si de algo nos hablaba era de sus cacerías, es posible que él supiera, que si nos hablaba de sus escritos como corresponsal de guerra o de sus libros ya publicados para entonces, incluyendo El viejo y el mar, el cual le proporcionó dicho premio Nobel, claro, ya había acumulado libros estrellas como Adiós a las armas, Por quién doblan las campanas, Las nieves del Kilimanjaro, y otros más, dentro de los cuales de una forma u otra el mismo autor manifiesta su personalidad, si nos hubiera hablado de eso, a nuestra edad, no le
hubiésemos prestado atención; en esos momentos, no comprenderíamos de guerras, periodismo, romances, etc.
Quizás deba significar algunas etapas relevantes de su vida, incluyendo alguna sinopsis de sus obras, porque existe la posibilidad que alguna nueva generación no conozca de ellas y sería muy bueno que este libro, que escribí, inspire, abra el deseo de algún joven, a conocer excelentes obras y saber de la vida de un hombre, que su final no fue natural, propiamente: “se la quitó”.
En mi primer libro Memorias de Abecedario, en el capitulo XI: ¿qué compartí con Hemingway? (pág. 261-268), narro algunas de las experiencias vividas de las cuales doy lujo de detalle en este presente libro que podrán disfrutar amenamente.
“Conocer a un hombre y conocer lo que tiene dentro de su cabeza, son asuntos diferentes” expresó Ernest Hemingway y ciertamente cuando lo “conocí” personalmente, siendo aún un niño, entre los 7 y 11 años de edad, no conocí “lo que tenía en su cabeza” llegando a la conclusión, después de pasado los años, que él tenía razón, cuando expresó, al pronunciar su discurso de aceptación al Premio Nobel de Literatura en 1954, que:
“Como escritor he hablado demasiado .Un escritor debe escribir lo que tiene que decir y no decirlo.” Digo esto, porque llevo unos 55 años contando por ahí mis experiencias vividas, con este ilustre escritor norteamericano; claro, cuando yo lo conocí, junto a otros muchachos más, era él como ya destaqué, un “ señor mayor de edad con barba y cabellos blancos”, tal como hoy en día los tengo yo, con la diferencia que ya cabellos casi apenas tengo. Mi edad sobrepasa algo a la de Hemingway al morir.

Se ha hablado y escrito mucho de Hemingway: que si era un borracho, mujeriego, deprimido, bipolar, machista, belicoso, aventurero, que sirvió al FBI en la ubicación de submarinos alemanes en el mar Caribe, para disfrutar de ciertos privilegios que no podían tener otros pescadores en sus barcos, pero como en la vida hay contra y pro , también se ha dicho que fue un buen amigo, llegando a poner tan en alto la literatura norteamericana en el mundo de las letras, que además de los Premios Pulitzer y Nobel de Literatura, fue nombrado “El Dios de Bronce de la Literatura Norteamericana”.
Y yo puedo ratificar lo que han dicho otros: El “americano” que vivió en la casa donde robábamos mangos, llegó a ser un amigo de nosotros, de aquellos niños que apenas llegábamos a los 10 o 15 años de edad, siendo cierto lo que dijo siempre: “su finca sería el hogar de todos los muchachos del barrio”.

ALFREDO A. BALLESTER

Un Texto para el Mes Hemingwayano: Desde Canarias un recuerdo para Hemingway

Es un invitado de lujo y con un  enfoque multidisciplinario. Así como publica textos técnicos, Isidoro Sánchez García, hoy nos obsequia en el Mes Hemingwayano un escrito que habla de su viaje a Estados Unidos y la casa del escritor allí en Key West-Cayo Hueso. En mi rincón Hemingway tengo una acuarela de esa casa que tanto agradó al escritor pero cuyo diseño y detalles llevan el espíritu delicado de Pauline Pfeiffer la segunda esposa de Ernest. Los gatos de seis dedos, la moneda enterrada cerca de la pileta y ese estudio que envidio, cerca pero alejado de la casa, son solo anécdotas del lugar.

Agradezco a Isidoro autor de la nota que sigue haberla enviado con tanto afecto y motivación.

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De La Habana a Cayo Hueso
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Gracias a Gregorio Fuentes, por el papel desempeñado en Cojimar, con “El Viejo y el mar”, y a las vivencias que me contaron de Tomás Felipe Camacho en Pinar del Río, pude conocer en profundidad algunos detalles de la vida en Cuba del Nobel americano de literatura, Ernesto Hemingway, confiesa Isidoro Sánchez en este artículo.

Ernest Hemingway, premio Nobel de Literatura en 1954, tenía la costumbre de coleccionar documentos y buenos amigos. Uno de ellos fue, sin duda, el canario Gregorio Fuentes, el capitán del yate El Pilar y amigo inseparable del novelista en sus pesquerías por las aguas del Caribe. Gracias a la obsesión del escritor de atesorar piezas, hoy pueden verse más 9 mil libros y objetos personales de su época de reportero de guerra que se atesoran en su Finca Vigía, una granja a unos ocho kilómetros al este de La Habana, convertida en museo como el que también existe en su antigua vivienda de Cayo Hueso (EEUU), donde se conservan retratos, trofeos de caza, libros y la máquina de escribir donde Hemingway escribió gran parte de su obra. De todo ello nos habla en este artículo el incansable viajero Isidoro Sánchez, tras su reciente visita a Key West, cuna desde el siglo XIX del exilio revolucionario cubano, donde también José Martí pronunciara sus encendidos discursos en la teatro San Carlos de esta ciudad.
Por Isidoro Sánchez García (*)

La primera vez que estuve en La Habana fue en enero de 1985 y viajé  acompañando a mi madre, Herminia,  que tenía mucho interés en conocer la isla de Cuba adonde habían emigrado años antes sus parientes. Primero Mateo Grillo y luego el Tío Pancho, ambos nacidos en la Villa de Arriba donde El Farrobo, en La Orotava.

A partir de entonces inicié una retahíla de viajes a la Perla de las Antillas que se mantuvo, por diversas razones, hasta 2010. Me sirvió para escribir más tarde el libro “Cuba desde mi ventana”, en el que conté mis vivencias en tierras cubanas y escribí de los muchos personajes que conocí, entre ellos Gregorio Fuentes y Fidel Castro.

De mi etapa como viceconsejero de relaciones institucionales del gobierno canario recuerdo también el esfuerzo de un grupo de cubanos y canarios empeñados en la recuperación de la Casa de Canarias que lleva el nombre de Leonor Pérez Cabrera, la madre canaria de José Martí. Más tarde, el `Orquidario de Soroa´, que fundó en los años de 1940 un canario muy especial, el palmero Tomás Felipe Camacho, a quien califiqué como un ilustrado del siglo XX cuando el trio María Victoria Hernández, palmera, Xiomara Brito, cubana,  e Isidoro Sánchez, tinerfeño, le dedicamos un libro muy particular en 2008.

Gracias a Ghem2regorio Fuentes, por el papel desempeñado en Cojimar, con “El Viejo y el mar”,  y a las vivencias que me contaron de Tomás Felipe Camacho en Pinar del Río, pude conocer en profundidad algunos detalles de la vida en Cuba del Nobel americano de literatura, Ernesto Hemingway. Parte de la culpa la tuvo también la amiga logopeda cubana, Xiomara Brito de Armas, que era la responsable de la biblioteca de la Casa de Canarias en La Habana presidida por el amigo Carmelo González Acosta.

Lo cierto es que Hemingway se incorporó a mis preocupaciones literarias y después de platicar en Cojimar con el paisano conejero Gregorio Fuentes en las visitas que le hacía, me entusiasmé en conocer la vida y obra del escritor norteamericano.

Durante décadas residió en la finca Vigía, desde donde contemplaba la capital cubana, y tenía un barco llamado Pilar, con el que salía a pescar con Gregorio Fuentes.

A Hemingway  le gustaba Cuba y España, y por supuesto las tierras de Florida y Key West, en particular, la ciudad más al sur del continente americano, a solo 90 millas de La Habana.

Por ello decidí en 2015 conocer esta ciudad tan especial del sur de la Florida donde los recuerdos de José Martí y de Hemingway en Cayo Hueso resultan iluminados cada atardecer en el muelle de Mallory Square.

(*) Ingeniero de montes y escritor.

JULIO: EL “MES HEMINGWAYANO”

Se podría denominar de distintas maneras. Se podría mencionar al destino. O mejor, simplemente, hablar de coincidencias exageradas. Pero lo cierto que mas allá de toda insinuación o de toda reflexión para mi y esto desde un punto de vista estrictamente personal, el mes de julio es el mes de Ernest Hemingway o “Mes hemingwayano”. Así lo denomino  e ignoro si figura en otro lugar o si alguien lo bautizara de esta manera antes que yo. En cualquiera de los casos  pido disculpas y me rectifico. De lo contrario a partir de ahora le llamaré como lo he expresado.

Francamente no importa el origen, destino, coincidencia, sino, fatalidad  y podemos seguir con las palabrejas que albergan toda una carga de sentido frente a los hechos concretos y vitales. Un 21 de julio de 1899 nació en Oak Park, una ciudad del Estado de Illinois, Estados Unidos de Norteamérica un niño que se llamó Ernest Miller Hemingway.

Casi 62 años después, el domingo 2 de julio de 1961 en su casa en Ketchum, Estado de Idaho, murió por su propia decisión, un adulto consagrado como escritor y como hombre de trayectoria legendaria en vida. Le faltaban 19 días para cumplir un año más pero el dijo basta, no importando fechas sino más bien circunstancias. Ese basta del cual no se regresa, en el mismo mes de su nacimiento, puede decir muchas cosas y dar lugar a muchas reflexiones.

Después de años de haberlo seguido, después de haber intentando un encuentro que fue fallido, claro, con la sorpresa de ese basta esperado e inesperado por algunos, mi afecto por “El Viejo” sigue intacto.

Puedo brindar con una copa como solía hacerlo Gregorio Fuentes, pero por el día en que nació no por el que se fue, aunque también es importante. Por eso es que yo llamo al mes de julio el “Mes hemingwayano”. Por esas curiosidades de la vida, en el caso de “El Viejo” lo comenzamos con su muerte y lo concluimos con su nacimiento como una paradoja para quien no le esquivó a la muerte y la vio desde muy temprano en el frente de batalla y la siguió de una forma u otra en su literatura y en su vida.

El “Mes hemingwayano“ es un mes de festejos, recuerdos y también olvidos. Como es la vida misma, un complejo de tiempos en el que ninguno de ellos supera a otros y se esparcen bajo distintas formas a lo largo de lo que denominamos de otra manera, más filosófica quizás, como existencia.

Por lo tanto ahora en julio, brindo con algunos martinis y daiquiris que yo mismo preparo, leo algunos textos como Fiesta o Muerte en la Tarde y El Viejo y el Mar. Con este último, como siempre lo hago, leo la página que corresponde abriendo el libro al azar.

Aguardo poder conseguir algunas líneas de gente que gentilmente se ha comunicado conmigo y me han hablado de “Papá” a través de sus correos electrónicos.

Por estos tiempos, esas personas me han escrito y me han contado hechos que involucran no solo al ser humano sino al personaje que encarnaba “El Viejo”. Debo decir que les he escrito agradeciendo la atención. Pero voy a reiterar un pedido. Solo quiero un par de líneas o un par de páginas. Un saludo o un texto. Son pocas, muy pocas las personas, pero son importantes para que sus palabras figuren en este mes especial, el “Mes hemingwayano” como he dado en llamarle, y que es de todos, absolutamente de todos los que de una manera u otra, extensa o brevemente, pueden contar algo acerca de este señor llamado Ernest Miller Hemingway, alias “Papá”, alias “El Viejo”. Es el mejor homenaje. Es el mejor regalo para su cumpleaños.

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El peruano Pedro Novoa finalista del Premio Hemingway 2015.

El Premio Hemingway o Prix International Hemingway fue creado en 2004 para distinguir a las mejores obras sobre tauromaquia. No hace falta aclarar a quien está dedicado y porqué. El premio es promovido e impulsado por la asociación francesa Les avocats du diable Vauvert una residencia de escritores  y en esta edición 2015 también por Simón Casas Production. El certamen se dio cita en Nimes Francia y las obras galardonadas serán editadas en un volumen en francés. Este volumen se presentara en ocasión de la tradicional Feria de la Vendimia en Nimes.

El ganador de este año fue el francés Pillipe Aubert de Molay. Hubo veintitrés finalistas con un total de ciento ochenta y cuatro participantes provenientes de quince países.

El joven escritor peruano Pedro Félix Novoa Castillo fue uno de los finalistas seleccionados por su obra, un cuento titulado “Double  charge” que según el mismo, recuerda a la película “Matador” de Pedro Almodóvar.

Novoa Castillo es profesor en la Universidad César Vallejo. Con una destacable producción  literaria, ha ganado el Premio Horacio de Novela Breve en 2010, el Premio Internacional Mario Vargas Llosa 2012 y ha sido finalista en el 2014 del Premio Herralde 2014.

Con la distinción obtenida el escritor peruano aguarda que su obra  se difunda con mayor facilidad en Europa y sea traducida a otros idiomas, como ya pasó con uno de sus cuentos traducidos al italiano para una antología.

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HEMINGWRITE: La máquina de escribir en homenaje a Hemingway

Aparece un poco tarde. Alguna publicación dice que “…no ha muerto”, el concepto básico es que distrae menos que los medios electrónicos, pero se parece bastante a ellos… En fin se trata de una máquina de escribir en homenaje a Ernest Hemingway y por eso se llama “Hemingwrite”.  No sé como lo hubiera visto el “Viejo”, pero según los creadores llega para los nostálgicos por las máquinas de escribir, su ruido al teclear, su rodillo etc. etc. etc. El tema es a cual máquina y de cual época hacen referencia.

Para los que tenemos algunos años, el tránsito de la máquina de escribir manual a la computadora, recorriendo una fila bastante precisa y rica de máquinas eléctricas incluida la inolvidable y veloz “bolita” (se le llamaba “monoelemento”) prácticamente imbatible de IBM ha ayudado en algunos aspectos al sufriente dactilógrafo y en otros ha generado una reacción a favor de las viejas y amadas máquinas que, si bien son de museo, funcionan perfectamente. También hay acuerdo en que la falta de servicios de mantenimiento especializados se nota. Pero las cintas no han dejado de ser provistas por lo que un aparato de comienzos del siglo XX e incluso antes, hoy con cinta nueva y una buena limpieza, cumple su cometido bastante bien o muy bien según el caso.

Pero la nueva máquina es ante todo digital y es solo para escribir por aquello de las distracciones que decíamos al comienzo. No sabemos tampoco cuan legítimo es este argumento. Cuando uno se sienta a escribir, escribe y punto. En realidad Hemingway podía escribir en un altillo en cuyo piso de abajo funcionaba un aserradero. Stephen King lo hacía al lado de una caldera. Y Duras dice que se escribe en cualquier parte. Las distracciones son relativas.

La nueva máquina posee un teclado integrado (no sabemos todavía si hace o no  ruido tipo tipeo) y una pantalla de tinta digital de seis pulgadas (algunas máquinas eléctricas de ultima generación incorporaron algo parecido hace bastante tiempo). Se puede conectar a wifi, guardar un millón de páginas en su memoria y la batería llega a durar hasta 6 semanas.

Parece ser que está dedicada al grupo de escritores más puristas en el sentido de la palabra en lo que hace a una máquina de escribir. Pero también piensan los diseñadores y su equipo que puede llegar a otros sectores. ¡Incluso puede ser una moda! Para quienes se inclinen por lo “retro”, pero actualizado. Ya pasó con varios productos. También hay otros avances que pueden aparecer emulando las sensaciones de estar empleando una máquina de escribir sensu stricto.

No hay información sobre cuando se lanza al mercado. Cuando lo haga estará alrededor de 450 dólares norteamericanos.

Para mayor información el proyecto es muy reciente y se completó su financiamiento en Kickstarter que si no es el primero está entre ellos en lo que hace al llamado “crowfunding”. Por algo lo están desarrollando. Mientras tanto habrá que esperar.

La pregunta que me inquieta es: ¿Por qué eligieron a Hemingway para poner el nombre? Me pregunto si es como un arquetipo. He visto usar el nombre de “Papá” con fines comerciales en más de una oportunidad. ¿Es un arquetipo de lo que se llama escritor o solamente ese apellido estimula el negocio? En algún momento quizás se pueda saber más sobre ello.

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