Para cerrar el año elegí un bello texto sobre Gregorio Fuentes, aquel pescador patrón del Pilar el barco de Hemingway. Fuentes, según se dice, fue el inspirador del personaje de “El viejo y el mar” esa obra insignia de la literatura universal.
Leí el texto y me sedujo una vez más la persona-personaje, a quien no llegué a conocer pero cuando pasé por su casa, allá lejos en Cuba, tuve la sensación que aún estaba allí y hasta podía compartir un habano y hablar del “Viejo”. El artículo refleja diversos aspectos de la vida de este hombre mitad canario, mitad cubano, que son atractivos y por momentos paradójicos. El autor no escatima detalles y posee fotos con este “viejo” que tienen un valor histórico incalculable.
El autor del texto autorizó la publicación completa y yo descubrí un hombre del Renacimiento por sus antecedentes académicos, artísticos, literarios y políticos. Isidoro Sánchez García es Ingeniero de Montes graduado en Madrid, pero también autor y coautor de libros, productor de documentos audiovisuales y periodista y por si fuera poco tuvo una destacada actuación en la vida política de Canarias desde 1979. Sánchez García recibió en su trayectoria premios, distinciones y condecoraciones.
El artículo fue publicado en mayo de este año en el sitio universocanario.com que refleja la actividad de esa bella zona que ejerce poderosa atracción en más de un viajero que la visita. Tiene mucho pasado y mucho presente y futuro. Recomiendo el sitio en donde hallé la nota (que reservé especialmente para concluir el año) y también seguiré leyendo al autor de la misma. En una de esas vuelve a referirse a nuestro admirado Ernest Hemingway.
Gregorio Fuentes Betancourt
por UniversoCanario.com el 03/05/2013
Isidoro Sánchez García
La efeméride del 23 de abril, Día del Libro o del Idioma, como le gusta decir a los cubanos, me ha llevado a elegir una vez más el libro del año. En esta ocasión aposté por El Viejo y el Mar, de Ernest Hemingway. Y me acordé de un amigo singular, Gregorio Fuentes, aquél viejo lobo marino, mitad canario, mitad cubano, que inspiró a Hemingway cuando escribió su breve relato para la revista Life y consiguió el premio Pulitzer en 1953. Sirvió como contribución especial para que un año más tarde le concedieran el premio Nobel de Literatura.
Gregorio Fuentes nació en 1897 en Lanzarote (Canarias), cerca del Charco de San Ginés, en Arrecife, y tenía familia en Teguise. Con diez años se embarcó para Cuba junto con su padre, en el vapor Joven Antonio, que iba cargado de papas y cebollas, para luego regresar con tabaco y azúcar. Viajó a La Habana desde Las Palmas de Gran Canaria pero su padre falleció en el trayecto marítimo por culpa de un accidente a bordo. Dicen que a su llegada a la capital cubana se tiró al mar en la bahía de La Habana para que no le descubrieran, ya que viajó como polizón. Al principio se alojó en Casablanca, zona próxima al puerto habanero, junto con otros paisanos canarios, y más tarde se fue para el interior, para trabajar en el campo.
Luego se afincó en Cojimar, provincia Habana, no muy lejos de la capital cubana donde se dedicó a pescar y conoció a Hemingway, una vez que éste apostase por la Finca Vigía, hoy Museo, después de alojarse en el hotel habanero «Ambos Mundos» y de acercarse al bar restaurante Floridita para beber los daiquiris que tanto apreciaba. En 1938 Gregorio Fuentes, una vez afincado en la costa de Cojimar, reemplazó a Carlos Gutiérrez como oficial del yate Pilar, propiedad de Hemingway, y se quedó con el escritor norteamericano hasta la muerte. Gregorio sirvió de referencia y de inspiración a Ernesto Hemingway en 1952 para escribir el personaje del viejo Santiago, en el libro El Viejo y el Mar, que le sirvió al escritor norteamericano para recibir el premio Pulitzer, y en 1954 el premio Nobel de Literatura. En 1958 se rodó en Cuba una película sobre esta novela en la que participó Hemingway y Gregorio.
Años más tarde el periodista canario JJ Armas Marcelo escribió una novela cubana titulada Así en La Habana como en el cielo. Gregorio Fuentes se convirtió en uno de los personajes fundamentales de su obra literaria y quedó dibujado como Pedro Infinito (a) el Pescador. Razones tenía Juancho Armas para destacarlo.
Conocí a Gregorio en 1993 y a una de sus dos hijas, Elvira, que era delegada de la Asociación canaria «Leonor Pérez» en Cojímar. En algunas ocasiones llevé a algunos familiares y amigos de Cuba y Canarias para que conocieran a este famoso pescador canario. Casi todos los meses de diciembre me acercaba hasta Cojimar, cuando asistía a los actos culturales dedicados a Dulce María Loynaz, para llevarle a Gregorio y familia una cesta de Navidad y felicitarles. En 1998 le obsequié también el libro Cuba, Cien Años Después, editado por la firma comercial canaria Abora, así como algunos puros pero ya no podía fumar por recomendación médica. Creo recordar que en 1996 le invitaron desde el gobierno de Canarias a que visitara el archipiélago durante una temporada y se acercara a Lanzarote y Gran Canaria; asimismo le tramitaron el expediente de recuperación de la nacionalidad española. Tengo algunas fotos con él y Cari, la locutora de Azul Televisión, de Tenerife, que le hizo una entrevista en las Terrazas de Cojimar en 1996.
Como anécdota les comento que a Gregorio Fuentes le dieron por fallecido en el periódico ABC por parte de J.J. Armas Marcelo, a mitad de la década del año 1990. Fue una noticia que yo personalmente me encargué de rectificar más tarde, con el autor de una carta al director que luego me remitió la copia de la errónea editorial del ABC. La confusión se produjo por la muerte de un yerno de Gregorio. El comentarista de la noticia es madrileño y se llama Manuel Jiménez Arnanz, que vive afortunadamente. Curiosamente este señor, del que me hice amigo posteriormente, era hijo del dueño del restaurante Callejones de Madrid, donde era habitual la presencia de Ernest Hemingway cuando venía a la capital española a ver toros.
Hay un detalle que me comentó Xiomara Brito, una amiga cubana, cuando prepararé con ella un libro sobre la figura de Tomás Felipe Camacho, un abogado canario afincado en La Habana y promotor del Orquideario de Soroa, cerca de Pinar del Río. Se refiere al nombre PILAR que le puso al yate. Al parecer se debe a una española que se llamaba Pilar, de la que se enamoró, y era la dueña del hotel pinareño donde se alojaba Hemingway cuando venía por esta provincia cubana, ya que había descubierto un cayo espectacular donde le gustaba refugiarse (Cayo Mégano de Casigua). Estamos hablando de los primeros años de la década de 1950.
Sobre Gregorio y Hemingway hay un libro interesante de Jesús María Silveyra editado en 2000 por el Instituto Cubano del Libro. Nuestro paisano Gregorio se había nacionalizado cubano hasta que se jubiló, para luego convertirse en un icono y reclamo turístico en Cojimar, donde se ancló hasta su muerte en 2002. Presumía de haberle enseñado a beber mojitos y comer camarones a Hemingway. Era habitual cliente del restaurante Las Terrazas, donde frecuentaba las visitas con Hemingway y le hacían entrevistas y fotos, hasta que se enfermó de cáncer y se refugió en su casa. Su nieto Rafael Valdés Fuentes vivía con él en una casa cerca del restaurante y era el encargado de sus relaciones públicas, de manera particular con las cadenas extranjeras de televisión.
Gregorio Fuentes Betancourt falleció en 2002, por lo que no dudamos en calificarlo el canario que conoció tres siglos.
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